viernes, 16 de septiembre de 2016

DEMOLEDOR REPORTAJE SOBRE LOS CURSOS DE “SENSIBILIZACIÓN Y REEDUCACIÓN VIAL”


Seguro que los perpetuos, perdurables  y casi fijos miembros de la cúpula dirigente de CNAE, desde hace un “porrón” de años, consideran la segunda semana del presente mes de  septiembre una de aquellas que desearían borrar cuanto antes de los registros de su memoria.

De un tiempo acá es constante el chorreo continuo  de malas noticias sobre la entidad y que, de paso, dejan en mal lugar a la profesión porque van mermando poco a poco su credibilidad dada la propensión  que tenemos los españoles a generalizar.

Hace pocos meses fue el presunto amaño de la concesión de los cursos. Ahora, ha sido una noticia generada en Hellín (Albacete): La Asociación Nacional de Empresas de Transportes, Transportave, con sede en Hellín, ha denunciado ante la DGT y el Ministerio del Interior un presunto fraude en relación con los cobros en los cursos de recuperación de puntos del carnet de conducir para transportistas.

Y últimamente  y por aquello de que  “éramos pocos y parió la abuela” aparece en el número 515 de la Revista Auto Bild un demoledor reportaje sobre la manera de impartir un curso   de “Sensibilización y Reeducación Vial”.


El pasado sábado, día 10,  pasé a ver a mi quiosquera, y antes de comprarme el periódico  eché un vistazo a la zona de las revistas. En el barrido visual que hice detuve la mirada en la portada de Auto Bild y vi el sugerente subtitulo: ¿El chiringuito de la DGT y de la Confederación de Autoescuelas?


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Mi amable quiosquera, como cada día,  al verme llegar cogió un ejemplar del montón del periódico que compro a diario, pero yo opté por cambiarlo por la revista y vi que arrugó el entrecejo cuando sólo le entregué el importe de la misma. La paga de jubilado no da para el diario y la revista, le dije a modo de excusa. La verdad es que la mayoría de jubilados tenemos que ceñirnos a un estricto presupuesto  mensual.Esa mañana me tocaría ojear  mi diario favorito  en mi cafetería habitual delante de una taza de un aromático café. La compra de la revista no me iba a impedir la lectura del diario. 

En el reportaje del semanario AUTO BILD se hacen afirmaciones bastantes graves (gravísismas a mi entender) que no dejan en buen lugar a la autoescuelas, bueno a una en concreto de las que imparten estos cursos, pero ya se sabe, la gente, cuando pasan cosas así,  acostumbra a poner a todas de  manera  injusta en la misma cesta.

El reportaje, en sus páginas interiores, lo titulan: LA
“GUERRA SUCIA” DE LAS AUTOESCUELAS. Ya es llamativo que los asociados levanten una guerra contra aquellos que los tienen que representar o los representados contra sus representantes. 

La CNAE, se supone que es el Organismo que debería y debe representar los intereses de todos sus asociados. Pero parece  que no es así, que sólo defiende sus propios intereses y los de unos pocos asociados. Como bien se dice en una carta abierta de la Asociación de Madrid, la Confederación Nacional lleva, desde hace unos años, gestionándose como si de una Entidad mercantil se tratara, anteponiendo un afán recaudatorio a la labor gestora en defensa y mejora de los Centros de Formación (autoescuelas) para lo que fue creada allá por los años sesenta.

Al parecer, un miembro del equipo de AUTO BILD se coló, bueno, al parecer participó  (supongo que a modo de espía) en uno de estos cursos en una autoescuela de Madrid. Tomó  buena nota de todo lo que allí se dijo y se hizo y luego lo ha publicado en la susodicha revista.

En el reportaje se cuestiona la utilidad de los cursos:

¿SIRVEN DE ALGO LOS CURSOS?

Aunque en las encuestas oficiales que maneja CNAE el grado de satisfacción se acerca al 100%, según la encuesta publicada por la revista “‘Tráfico” de la DGT, el 84% de quienes dicen haber asistido a un curso de recuperación de puntos manifiesta que estos no sirven para nada [...].

La profesora  — sigue diciendo —dejó que más del 50% del tiempo se pasara en charlas frívolas con afirmaciones tan poco reeducadoras como “el [radar] Pegasus está haciendo mucho daño”, arremetiera contra las bicicletas alentada por los chascarrillos de los alumnos o debatiera sobre semáforos y radares que están situados solo “para pillar” [...]

Cuenta que durante uno de los descansos, la propia profesora llegó a cuestionar el sistema de inspección técnica de vehículos y las revisiones de los centros médicos. Según la revista, la profesora llegó a afirmar que su padre, a pesar de padecer Alzheimer, pasó las consabidas pruebas para renovar el permiso y sigue conduciendo.

“El curso continua me ha parecido una tomadura de pelo, frívolo e insuficiente. Más del 50% del tiempo se ha dedicados debates estériles, chascarrillos y conversaciones ‘de tasca’ entre la profesora y los alumnos, sobre temas triviales y fuera del objetivo que se presupone -la sensibilización en el cumplimiento de las normas de tráfico para evitar accidentes […].

Pero no para ahí la cosa y sigue diciendo que el temario no se impartió al cien por cien; el material de apoyo son diapositivas y videos  de campañas  de la DGT, muchas de hace veinte años.
Cuenta el sagaz reportero que la profesora llegó a decir que los libros debían estar sobre la mesa, aunque no se utilizaran. Y junto a ellos el DNI, por si había inspección. Había que cuidar las formas, aunque no importara mucho el fondo...



El autor del reportaje aprovecha lo manifestado por la profesora sobre la renovación del permiso de conducir de su padre para poner en solfa  la preparación de los profesores  que imparten estos cursos:

El hecho de que ella no solo no lo denuncie sino que presuma de ello en este foro, llama la atención, sise tiene en cuenta que quienes imparten estos cursos no son profesores de autoescuela “normales”, sino que han tenido que recibir una formación específica que imparte el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia en la sede de CNAE.

Y yo digo: es una vergüenza el comportamiento de esta profesora; es una vergüenza que el director de la misma lo permita; y es una vergüenza que no lo impidan ni la CNAE, ni la DGT. Todos son culpable “in vigilando”. Pero no es menos verdad que no se puede generalizar porque hacerlo siempre es injusto. Conozco, y seguro que todos conocemos, excelentes profesores y profesoras que están muy lejos del comportamiento de la profesora aludida en el reportaje, otra cosa es el sistema.

Ante tan lamentable coyuntura me viene a las mientes lo de cada pueblo tiene el gobierno que se merece, o… cada asociación tiene la junta directiva que ha elegido.