lunes, 20 de febrero de 2017

A CUENTO DE UNA PROPOSICIÓN NO DE LEY A FAVOR DE LA SEGURIDAD VIAL

Fue presentada el pasado 24 de enero por el Grupo Popular en el Congreso para su debate en la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible.

Proposición no de Ley

«El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a difundir una campaña de información, en colaboración con todos los agentes implicados, que permita a los usuarios conocer aquellos errores más comunes que pueden dar lugar a un siniestro en la vía pública.»

En la exposición de motivos se dice algo de sobra conocido: Los accidentes de tráfico en las carreteras o ciudades españolas son una de las principales causas de muerte no natural en nuestro país”.
Durante el 2016, según el último balance de siniestralidad vial, se produjeron el pasado año 1.038 accidentes mortales en vías interurbanas en los que fallecieron 1.160 personas y otras 5.067 necesitaron hospitalización como consecuencia de las heridas sufridas.

Estas cifras suponen aumentos del 1,4%  en accidentes mortales; 2,6% en el número de fallecidos y 4,3 %  en heridos hospitalizados respecto del Balance el año 2015.Son incrementos muy considerables.
Todos sabemos que no todos los factores de riesgo  inciden con la misma intensidad en la siniestralidad. También se sabe y se acepta que es el factor humano el responsable de más del 70% de los accidentes de tráfico.



Y no es menos cierto que se ha avanzado mucho en materia de innovaciones técnicas aplicadas al campo de la seguridad del vehículo y que ha mejorado mucho la red de carreteras, autopistas y autovías. Sin embargo, los errores humanos que determinan una alta tasa de siniestralidad, en numerosas ocasiones, son los grandes desconocidos.
Se sigue diciendo que  uno de los principales problemas al que nos enfrentamos a la hora de abordar este tipo de accidentes es la idea de inevitabilidad que los rodea.  Ha imperado la falsa idea  de asociar los accidentes a lo imprevisible, a lo inevitable con la carga de resignación que esto conlleva, siendo éste un concepto de fatalidad que dificulta mucho la mejora en su prevención.
Aquellos que se dedican a formar conductores saben que la tarea de conducir es una tarea compleja puesto que el conductor ha de ir, constantemente, haciendo ajustes a la trayectoria que recorre su vehículo. Para ello necesita captar, identificar e interpretar informaciones, analizarlas y, en base a ello, prevenir y tomar decisiones para llevarlas a la practica en un conjunto de acciones ejecutadas correctamente. Queda patente que la tarea de la conducción no es una tarea simple, sino una tarea bastante compleja. Del  factor humano dependen  todas las decisiones que se toman antes y durante la conducción.




El Grupo Parlamentario Popular en el Congreso cree que es necesario analizar, estar al día y dar a conocer cuáles son los principales despistes o errores y por qué se cometen.

Las autoridades tienen la responsabilidad de evaluar, con los datos de las reconstrucciones de accidentes, la enorme cantidad de accidentes que se saldan con que el responsable del mismo es el conductor de alguno de los vehículos implicados.

Siendo el error humano un factor importante en la siniestralidad, conviene hacer cuantos esfuerzos sean posibles para concienciar a los conductores, de forma preventiva, de las consecuencias que un error humano puede tener en el origen de un accidente en carretera.

Estos son algunos de los motivos por los que han decidido presentar esta Proposición no de Ley. Esperemos en pro de la seguridad vial que tenga buena acogida aunque no  estaría mal, pero que nada mal,  que se presentara una Proposición no de Ley para mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje en la fase inicial de de la formación del conductor.

Siempre hemos entendido que educar en la autoescuela es analizar las normas de circulación para comprenderlas mejor y poder aplicarlas con la intención de erradicar la inseguridad vial; educar en la autoescuela es formar un estado de conciencia en el futuro conductor para que asuma el aspecto social de la conducción y aprenda a compartir espacios. Aprender a conducir, no lo olvidemos, es también una forma de aprender a vivir en sociedad.

En la exposición de motivos de la Ley en la que se regula el permiso de conducir por puntos se dice:

(…)En primer lugar, su carácter eminentemente reeducador al configurar el cauce adecuado para modificar aquellos comportamientos, mediante la realización de cursos de sensibilización y reeducación vial de los conductores multirreincidentes, con el objetivo esencial de modificar los comportamientos infractores, (…)

 Esta voluntad reeducadora se va a llevar a cabo, esencialmente, con un claro objetivo de sensibilización y permanente llamada de atención sobre las gravísimas consecuencias que, para la seguridad vial y para la vida de las personas, tienen los comportamientos reincidentes en la inobservancia de las normas que regulan (…).

Si es obligatorio un curso presencial de reeducación para recuperar puntos para el permiso de conducir, no entendemos como no lo es también para la formación inicial, es decir,  cuando se trata de obtener el permiso por primera vez. Si se educara primero, siendo obligatorio un curso presencial como lo es para recuperar puntos, quizá no sería necesario reeducar a más de 50.000 conductores que cada año vienen asistiendo a estos curos.

Por cierto, nunca hemos entendido bien por qué se han utilizado términos como  “reeducar”, “reeducadora”, “reeducador” o “reeducación”, si con anterioridad no ha existido de manera obligatoria una acción educadora.


Muchos han sido, y puedo dar fe de ello, que han negado que en la autoescuela se pudiera educar. Algunos lo han negado ocupando puestos en la Administración de cierta importancia y relacionados con la formación del conductor y otros lo  han hecho ocupando puestos como representantes de las propias autoescuelas. Sin embargo cuando llegó el permiso de conducir por puntos, estos mismos representantes  no dudaron en aceptar que muchos conductores debían de acudir a la autoescuela para ser “reeducados” y ofrecieron (por supuesto con todo el derecho del mundo) su propias autoescuelas para gestionarlas como centros de medidas reeducadoras para conductores infractores.  Donde no se podía educar, ahora se puede “reeducar”. Paradojas del factor humano… ¿verdad?