viernes, 26 de junio de 2015

UNA HARLEY EN LA FARMACIA…


En 1921, Irving Morse, un ex aprendiz y emigrante judío ruso que había estudiado farmacología en la Universidad de Columbia, adquirió la tienda Kiehl's creada por  John Kiehl en 1851 como una famacia homeopática en la esquina de la Tercera Avenida con la Calle Trece, en el barrio East Village de Nueva York. El hijo de Irving, Aaron Morse, quien también estudió farmacología en Columbia, se hizo cargo de la tienda en los años sesenta.



Según reza el rotulo que tiene colgado el sugerente maniquí, expuesto en el Corte Inglés de Palma de Mallorca, al igual que la motocicleta Harley Davidson WLC, las Harley fueron una de las grandes pasiones de Aaron Morse.

Mr Morse era un coleccionista de motocicletas, que exponía orgulloso en la farmacia Kiell´s del East Village de Nueva York junto a su flota 
de aviones y de Lamborghinis para el disfrute de sus clientes. 





Hoy sus motos siguen expuestas en la farmacia original de Nueva York y en cada una de las boutiques Kiehl´s del mundo se puede encontrar una Harley Davidson original en homenaje a Aaron Morse  como este modelo (expuesto en el Corte Ingles) que se conoce como “forty-five” con un motor versátil, robusto y fiable que mantuvo su producción durante tres décadas.




viernes, 19 de junio de 2015

PERSONAS CON CEGUERA EXPERIMENTAN SENSACIONES NUEVAS A LOS MANDOS DE UN AUTOMÓVIL




Al volante a ciegas: un grupo de invidentes aprenderá a conducir mañana en Cádiz
Fuente: www. ecomotor.es
Un grupo de cuarenta afiliados a la ONCE, ciegos totales y deficientes visuales graves, van a estrenarse mañana al volante cumpliendo así su sueño de experimentar en primera persona la sensación de conducir.
Por primera en sus vidas van a saber lo que es pisar el acelerador o cambiar una marcha. La ONCE de Cádiz, en colaboración con seis autoescuelas de Cádiz, Puerto Real y San Fernando, ha puesto en marcha esta iniciativa que ha despertado gran expectación entre los afiliados de la ONCE ya que se han inscrito cuarenta personas casi todas ellas de Cádiz y su provincia, pero también procedentes de Málaga, Sevilla o Madrid.
La actividad se va a realizar en la explanada de la zona franca de Cádiz, dentro del programa de actividades que la ONCE desarrolla en la provincia de Cádiz en materia de animación sociocultural y deportiva, y gracias a la colaboración desinteresada de seis autoescuelas gaditanas.
La jornada comenzará a las 10.30 h. y se prolongará hasta las 13.30 h. Constará de tres circuitos, el primero de iniciación en arranque y salida, un segundo circuito cerrado con curvas, y otro de aceleración donde los participantes podrán cambiar varias marchas.
La actividad ha contado con la colaboración del delegado especial del Estado Consorcio de la Zona Franca de Cádiz, de la autoridad portuaria Bahía de Cádiz, y las seis autoescuelas implicadas, encabezadas por Manuel Rodríguez, que han hecho posible que este sueño para este grupo de afiliados se haga realidad.
Esta es la primera vez en España que personas ciegas podrán conducir un vehículo, bajo el control de los profesores de autoescuela, tras una primera experiencia piloto, de menor dimensión, desarrollada en el Campo de Gibraltar hace cinco años.


lunes, 8 de junio de 2015

EL AUTOMÓVIL Y LA AUTOESCUELA (V)

Pioneros del automóvil: El coche con motor de explosión

A pesar del éxito conseguido con el vapor y la electricidad, el desarrollo del automóvil tomó otra dirección en busca de otra fuente motriz de mayor rendimiento: el motor de combustión interna o motor de explosión.

El suizo Isaac de Rivaz, en el 1807 construyó un motor de explosión y lo montó en un primitivo carretón. Este experimento significó una notable innovación en el elemento de propulsión de los vehículos. Consistió en la utilización de una mezcla de hidrocarburo con aire. Esta mezcla se encendía eléctricamente en el interior de un cilindro, consiguiendo así el movimiento del pistón.

El siguiente acontecimiento se debe, en esta ocasión, a un  belga, el ingeniero Jean Joseph Etienne Lenoir. Creó el primer motor de combustión interna de dos tiempos en 1860 y el de cuatro tiempos en 1863. Como sus motores dejaban bastante que desear, sólo  se construyeron algunos para maquinaria automotriz.

Sería un ingeniero francés, Alphonse Beau de Rochas quien influiría decisivamente en el desarrollo de este tipo de motores. En 1862 registró una patente sobre la compresión del gas antes de la combustión y del sistema de alimentación de cuatro tiempos. No llegó a construir un motor de experimentación y dejó caducar su patente por motivos económicos. Sin embargo, años más tarde,  este invento  llegaría a tener su importancia. 

El ingeniero alemán Nicolaus August Otto perfeccionó aquel modelo  aplicando el ciclo de cuatro tiempos y lo  convirtió en algo práctico. Desde entonces se llama ciclo de Otto al ciclo de cuatro tiempos (admisión, compresión, explosión y escape) que desarrollan los cilindros de estos motores. 

Fue Otto el primero en ponerlo en práctica construyendo un motor de cuatro tiempos como los que constituyen la base de los motores de los automóviles modernos.

A Otto se asoció Rudolf Diesel en los años noventa del siglo XIX y fue éste quien implantó un nuevo sistema para el motor de combustión que también lleva el nombre de su creador.


Durante muchos años, el coche eléctrico fue un excelente competidor del coche de combustión interna, pero en los años siguientes y por diferentes circunstancias sucumbió ante el automóvil con motor de gasolina. La carrera para la fabricación de los automóviles con motor de explosión se había iniciado.




Corría el año 1894 cuando el periódico francés “le Petit Journal organiza una carrera en la que podía tomar parte cualquier automóvil con independencia de la fuente de energía de su motor. El recorrido sería de Paris a Rouen, ida y vuelta con un recorrido total de  126km. En esta prueba los ganadores fueron automóviles De Dion-Bouton y Peugeot. Al año siguiente De Dion organiza otra de Paris a Burdeos y regreso a Paris con un recorrido, nada menos que  de 1.175 km. La gana un automóvil de Peugeot. A partir de  esta prueba se generaliza la idea de que el futuro del automóvil está en el motor de explosión. 

Estas y otras carreras que se fueron sucediendo sirven para promocionar la aparición de nuevos fabricantes; la producción de automóviles aumentó considerablemente. Al iniciarse el siglo XX había ya en Francia casi 3000 vehículos y 24 marcas  registradas.

Pronto empezaron a ser conocidas marcas como las francesas Peugeot, Berliet, Reanault y Darracq; la italiana, Fiat; las alemanas, Benz, Opel y Audi; las británicas, Panhard- Levassor, Riley y Humber; la española, Hispano-Suiza.



Había mucha competencia entre los diseñadores e ingenieros  franceses y alemanes; pronto se incorporaron los británicos. Se puede decir que la revolución del automóvil comienza en torno a 1890, cuando la producción de vehículos se incrementa y los inventores tanto de Europa como de América del Norte empiezan a invertir en tecnologías para la fabricación de vehículos. En EEUU se diseñan y se fabrican automóviles de las marcas Rambler, Winton, Oldsmobile (la más antigua), Humber, Knox, Buik, Doge, Pierce-Arrow, Cadillac, Studebaker, Flanklin, Ford, REO y algunas más, tanto de Europa como de EEUU, cuya lista sería muy extensa.


No se nos puede olvidar que, al principio el centro principal de desarrollo del automóvil fue Europa y del taller artesanal se pasó en pocos años a la línea de montaje. Mientras se fabricaban los primeros vehículos en talleres artesanales, cada vez más empresas se dedicaban a la producción de automóviles, sobre todo aquellas cuyas maquinarias y plantilla las capacitan para producir las piezas necesarias en la construcción de vehículos con la precisión requerida. La empresa francesa Peugeot comenzó con la construcción automóviles para los cuales compró, al principio motores de otros fabricantes.  Años más tarde, incorporó también la fabricación de estos componentes.

En vísperas de pasar al siglo XX, (finalizar el siglo XIX) el mundo del automóvil en EEUU estaba dominado por los coches eléctricos y ya en 1903 era Oldsmobile la que encabezaba la estadística  de producción con coches de gasolina. En 1907, Ford se colocó en primera posición y la mantuvo hasta 1926, debido principalmente al Ford T. 



Estos automóviles sólo estaban al alcance de los económicamente poderos y pronto se hizo imprescindible emplear un chófer a partir de un determinado tamaño de vehículo del cual también se podía deducir el nivel social de su propietario. Esta surgida necesidad hizo que, de manera inmediata, se crearan escuelas especiales — autoescuelas — para la formación de aquellos chóferes, proporcionándoles los conocimientos imprescindibles sobre conducción, así como la mecánica del automóvil para capacitarles en la realización de las reparaciones necesarias en caso de avería.