DGT, en su día, propuso para el
nuevo Reglamento de Conductores, entre otros cambios, la obligación de impartir ocho horas de clases presenciales sobre
concienciación para poder sacarse el carnet de conducir.
Los contenidos de esas ocho horas no entrarían en el examen. Debían ser horas
dedicadas a sensibilizar y concienciar sobre los factores de riesgo en la
conducción y las medidas preventivas. Charlas con víctimas de accidentes, análisis
entre iguales de determinados comportamientos, etc. Pero, lamentablemente, la DGT recula y retira la propuesta y yo me
pregunto: ¿Quién ha ganado? ¿Quién ha perdido?
Ante esto, la
Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dictó en su día un
informe desfavorable a la idea de obligar a los aspirantes a conductores a
pasar por una autoescuela de forma presencial.
Los accidentes
de tráfico no se producen por desconocimiento de las normas y señales de
tráfico, que dicho sea de paso, como contenidos de aprendizajes cognitivos o conceptuales
son los que realmente se pueden enseñar online.
Son otras las causas de los accidentes.
El conductor o la conductora sabe lo que es un STOP y lo que ha de hacer, pero,
por los motivos que fueren, no lo respeta. Lo mismo podríamos decir sobre el
exceso de velocidad, la ingesta de alcohol, las distracciones, el móvil, etc.,
etc.
Es obvio que los contenidos
procedimentales para el manejo del vehículo, no se pueden enseñar online, excepto en la fase cognitiva o
declarativa del aprendizaje de la destreza, es decir en esa fase en la que los
alumnos concentran
sus esfuerzos en adquirir la información necesaria sobre la ejecución de la
destreza, bien recibiendo instrucciones verbales, o mediante la observación de
un modelo. El alumno ha de aprender en esta fase dónde están situados los
diferentes mandos y su especifica utilidad, así como la manera en que han de ser manejados y cuándo han de
utilizarse. Y en cuanto a los contenidos actitudinales (valores,
normas, comportamientos, creencias, etc.) no creo que nadie se atreva a defender
que el sistema online sea el más adecuado y aconsejable para hacerlos llegar a
los futuros conductores o conductoras.
La Plataforma de Autoescuelas Digitales puso
el grito en el cielo diciendo que eso
les perjudicaba mucho porque ellos ofrecían una formación exclusivamente online y si les
obligaban a dar ocho horas teóricas presenciales estaban en desventaja.
base al dictamen de la CNMC,
la DGT recula y decide retirar el polémico
contenido del borrador del Real Decreto para
la modificación del Reglamento de Conductores. A pesar de ello,
el director de Tráfico, Pere Navarro, sigue defendiendo que todo
contenido relacionado con el Reglamento de Circulación y Seguridad Vial puede
aprenderse de manera online, pero aquellos contenidos
relacionados con «los valores,
la concienciación y sensibilización no es fácil hacerlo por Internet,
hay que hacerlo presencialmente».
«Los accidentes de tráfico son reales, no
son virtuales«, ha afirmado
el máximo responsable de la DGT, que considera que la CNMC con su informe «no
entendió el tema» al realizar una «banalización
de la formación vial». Totalmente
de acuerdo, Sr. Director.
Sí o sí se debería
acudir a una autoescuela o a cualquier
otro centro especializado para realizar in situ esas sesiones
en materia de concienciación y sensibilización vial que tantas vidas po-drían
salvar. El coste de una buena preparación nunca es un gasto
sino una inversión. ¿Hay algo más valioso en lo que se pueda invertir que la
propia vida y la de los demás?
Desde la
Plataformas de Autoescuelas Digitales han celebrado la marcha atrás de la DGT, aunque «no estamos contentos con lo
que ha expuesto el director de Tráfico. Llevamos
defendiendo la educación online mucho tiempo y el informe de CNMC confirmó que
teníamos razón. Ahora Pere Navarro nos ha comparado con autoescuelas low cost. Esto
es como decir que la UNED es low cost. Nosotros somos
exactamente igual que una formación convencional pero más barata», asegura
Miguel González Gallarza, presidente de la Plataforma de Autoscuelas Online y Ceo de Onroad.
«Para sacarse
el teórico de conducir no es necesario acudir presencialmente a ninguna clase.
Para el práctico evidentemente sí. Para mi esto es más un
chiringuito montado entre las grandes autoescuelas. Menos
mal que ha venido la CNMC a decirles que no que la formación online es posible»,
explica González- Gallarza.
«Internet y
las redes son hoy las principales vías de concienciación de los jóvenes, y el
confinamiento ha echado por tierra todos los argumentos de las autoescuelas
tradicionales contra la formación online»
ha asegurado también el portavoz de la PAD.
De hecho, siguen obligando a sus alumnos a pasar por la autoescuela para
trámites, papeleos y consultas, a pesar de ser operaciones que podrían
realizarse desde un teléfono móvil. ¿Tiene esto algo que ver con la educación
de la que hablamos?
de estas
sesudas declaraciones, y teniendo en cuenta que este modesto jubilado no haya sido nunca “CEO” de una empresa, sino un humilde
director de autoescuela y un profesor de Formación Vial, espero que a mí me admitan
pulpo como animal de compañía. Gracias.
Llegado a este punto quisiera, amables
lectores y lectoras, hacer algunas acotaciones a las declaraciones de este CEO
(Chief Executive Officer) partiendo de la base de aquel refrán: más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Tengo la impresión de que el presidente de la Plataforma de Autoescuelas
Online, aparte de entender que esas 8
horas presenciales pudieran perjudicar a su negocio, no ha entendido mucho más
sobre el fin y el objetivo de las mismas.
No creo que, en términos generales, las autoescuelas
tradicionales estén en contra de la enseñanza online, yo nunca lo estuve. He hecho más de un curso por la UNED.
Las autoescuelas, de hecho y en cierto modo, han utilizado desde hace tiempo herramientas y
recursos docentes para llevar a cabo el proceso enseñanza/aprendizaje a distancia, aunque ahora no hablemos de eso,
sino Educación y concienciación sobre factores de riesgo y medidas preventivas
en la circulación vial. No es lo mismo educar que formar. La educación es mucho
más que la formación.
Permítanme seguir
haciendo algunas observaciones más sobre
el particular:
El
conseller de Educación, Universidad e Investigación, Martí
March, doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona.
Catedrático de Sociología de la Educación y Pedagogía Social de la Universidad de
las Illes Balears, ha reconocido, en el pleno del Parlament, que «la
presencialidad es un elemento clave para hacer una educación de calidad».
Y muy recientemente, en una entrevista
que le ha hecho un diario mallorquín, el periodista le ha planteado si
están sobrevalorados las clases online.
El conceller ha respondido siguiente: « No diría eso. Para el próximo curso planteamos la posibilidad de que, en
Bachilleraro y FP, cuatro días a la semana sean presenciales, y el quinto online. No hay que renunciar a las
herramientas telemáticas. La digitalización es necesaria. (…) La digitalización
no debe ir contra la presencialidad, sino complementarla».
La ministra de Educación y Formación
Profesional, Isabel Celaá ha defendido en la Conferencia Sectorial de Formación
la actividad presencial en las aulas y ha venido a decir (cito de memoria):
La educación a distancia no
sustituye el aprendizaje presencial, ni la interacción entre los alumnos y
alumnas entre sí, ni la interacción de los alumnos y los docentes...
Por último quiero traer aquí unas reflexiones de José Félix Pons de Villanueva, Director
de Desarrollo IESE Business School en Alemania, Austria y Suiza sobre la
formación online:
« (…) El guión de las lecciones tiene que ser
ensayado con mucho más detalle. Aun así, los resultados no son malos. A veces
son incluso paradójicamente mejores, pero eso depende mucho de la asignatura.
Algunas materias son aptas, otras difícilmente. Hay profesores con experiencia
en el aula virtual que la han abandonado diciendo que enseñar es mucho más que
transmitir conocimientos. Enseñar es formar y eso requiere el trato humano,
mirarse a los ojos, desarrollar aptitudes, algo difícil o casi imposible de
alcanzar de una manera virtual. Es difícil transportar valores de manera
virtual, casi tan difícil como educar a los propios hijos de un modo virtual».