Las “turbo rotondas”
llegan a España. Ya hay una construido en
la Villa de Grado, Astúrias. Estas innovadoras rotondas surgieron
en Holanda. Otros países europeos,
como Alemania, han venido construyendo
algunas en estos últimos años. Allá donde se han puesto en funcionamiento han generado un intenso debate entre
defensores y detractores de estas nuevas glorietas.
¿En qué han basado los
expertos sus ventajas? En un concepto sencillo, pero novedoso. En las “turbo
rotondas” ya no hay carril exterior, con lo cual se elimina la preferencia de
dicho carril. Mediante señalización horizontal y marcas viales (líneas continuas y discontinuas), la
circulación por la "turbo rotonda" se guía desde antes de entrar en ella, de forma que
el conductor debe tomar un carril u otro con antelación, en función de su
destino. La implantación de una “turbo rotonda” exige necesariamente una mejora
en la señalización debido a que el tráfico requiere del conductor conocer con
antelación la salida por la que pretenda abandonarla.
Todos los carriles
tienen utilidad, siendo el propio carril, previamente seleccionado a la
entrada, el que guía al conductor hacia su salida. Así es posible evitar la
posibilidad de golpe lateral y dado el radio de curvatura el conductor se ve
obligado a reducir la velocidad.
Las
“turbo rotondas” no tienen dos carriles a lo largo de toda la rotonda, aunque existen
zonas en las que se requieren de dos. El tamaño de estas “turbo rotondas”
viene a ser equivalente al tamaño de una
rotonda estándar de dos carriles. Los vehículos que se encuentran circulando
por la “turbo rotonda” siguen teniendo preferencia y pueden salir de ella sin
verse implicados en alguna de esas situaciones de riesgo de todos conocidas si
sufrir una colisión fronto-lateral por el hecho de invadir el carril adyacente.
El conductor una vez elegido el carril de circulación no podrá cambiarse. Si ha
elegido el carril derecho se ve obligado a salir y si circula por el carril
interior tiene la opción de salir o de continuar circulando por la rotonda. Circular
por este tipo de rotonda no es difícil, pero sí es diferente a lo que estamos
acostumbrados.
Parece ser que con
este sistema la fluidez de la circulación
es superior al que se da en las rotondas
de todos conocidas. Aseguran los expertos que la capacidad de una “turbo
rotonda” puede llegar a ser un 35% mayor que la de una rotonda convencional de
dos carriles y se espera que los accidentes con heridos graves se reduzcan
hasta un 70% en estos puntos. ¡Hale
pues, a reconvertir las “desfasadas” rotondas
en modernas “turbo rotondas”! Buen motivo para crear empleo en obra pública.
Espero que no se le ocurra a político alguno reconvertir alguna de
nuestras rotondas en una “rotonda mágica” como esta de Swindon en Inglaterra.