Pioneras al volante de un automóvil en la provincia de Jaén y las marcas
de los coches que utilizaron para realizar el examen.
Nota preliminar:
Quiero hacerme eco desde este blog del interesante trabajo de la archivera Doña Elena López Pérez.
El Archivo Histórico Provincial de Jaén,
a través de su página, lo ha publicado en el marco del programa “El Documento
del Mes”, correspondiente a Marzo del 2014 con el título de “Las primeras mujeres que condujeron
automóviles en Jaén”. Buena parte del contenido del citado trabajo de Elena
López ha servido de base para este artículo.
El automóvil, en aquellos años de la primera mitad del siglo pasado era
un producto muy exclusivo destinado a unos consumidores con un alto poder
adquisitivo. Sus potenciales compradores pertenecían a las capas más adineradas de la población. En las dos
primeras décadas del siglo pasado era noticia el hecho de que una mujer
obtuviera el permiso de conducir. Un ejemplo de ello es la siguiente noticia
publicada en 1921 en un diario de la época:
Los
automóviles inscritos en esta provincia son 295 y los chófers aprobados 305,
habiendo hoy el ingeniero inspector don Juan de la Cuadrada expedido título a una
señora de esta ciudad.
La ciudad era Tarragona, pero podría ser cualquier otra de
España. En Jaén en ese mismo año
había inscritos 584 vehículos y, posiblemente no había ninguna mujer con título
expedido.
Como datos curiosos y significativos hemos de apuntar que al finalizar
el año 1930, Jaén había llegado a la
matricula J-4863. Había transcurrido casi un cuarto de siglo desde que
apareció, en 1906, la placa J-1 correspondiente a un automóvil Darracq propiedad de Ángel Gea Ruiz, vecino de
Linares (Jaén). No fueron muchos los vehículos matriculados en treinta años;
escasamente cinco mil. Sólo en el año 2012 se matricularon casi seis mil
vehículos en esta misma provincia. ¡Notable diferencia!
En el citado archivo, procedente
de la Jefatura Provincial de Tráfico de Jaén, se conserva la serie documental relativa a la
concesión de permisos de conducir. Según Elena López, de los
4.974 permisos de conducir concedidos en la provincia de Jaén entre 1913 y
1930, sólo diez corresponden a mujeres. Diez mujeres que fueron pioneras en
ponerse a los mandos de un automóvil en la primera mitad del siglo pasado, en los llamados felices años. En dos décadas
accedieron al permiso de conducir solamente diez mujeres de toda la
provincia mientras que en sólo un año, el
2012 , ya lo consiguieron 7.583 mujeres.
Aquellas pioneras afincadas en Jaén o en su provincia tenían en común,
además de su afición al automóvil, capacidad económica personal o familiar para
disponer de alguno de aquellos bellos y costosos medios de transporte que hacían las delicias de
hombres y mujeres de los “felices años veinte”. Éste era un lujo que sólo estaba
al alcance de una clase social acomodada.
Hubo de transcurrir un cuarto de siglo desde que la duquesa de Uzés
obtuviera la primera licencia de conducir concedida a una mujer en Francia hasta que la consiguió la primera mujer en Jaén.
Se llamaba Elena de Bonilla y Mollá y
tuvo el honor de ser la primera de las mujeres jienenses que en 1921 consigue
un permiso de conducir de 3ª categoría cuando contaba 21 años de edad. Lo obtiene
al amparo del Reglamento para la circulación de vehículos de motor mecánico por
las vías públicas de España de 23 de Julio de 1918.
Obtener un permiso de conducir al amparo del aquel Reglamento suponía que
la mujer debía tener autorización paterna o marital. Elena como era
huérfana de padre, tuvo que ser su madre quien le diera la autorización para
obtenerlo.
A esta mujer, Elena, le siguieron Ángeles Iglesias-Arias Pardiñas y Linarejos Anguís Cuadra, la primera vecina de Bailén (Jaén) y la segunda de Úbeda (Jaén).
Ángeles lo obtiene en 1925 a la edad de 30 años y Linarejos, en 1926, a los 27. Ambas mujeres, al igual que Elena de
Bonilla, obtienen sus respectivos permisos, con lo que ello implicaba, al amparo
del Reglamento de 1918. Las siete jienenses restantes ya lo obtuvieron con otro
Reglamento, el de 1926, más novedoso,
pero igual de reaccionario que el
anterior con respecto a la mujer. Las no emancipadas siguen necesitando la autorización
paterna o, si están casadas, la marital. Con este nuevo Reglamento los automóviles
quedaban reducidos a tres categorías y el permiso de conducir a dos clases: el
de la primera autorizaba para conducir toda clase de vehículos y el de la
segunda para conducir vehículos de servicio particular. El conducir vehículos
destinados al servicio público seguía
estando vedado para la mujer española.