domingo, 14 de diciembre de 2014

LA RESPONSABILIDAD DE UN EXAMINADOR

 Curiosa demanda: La fundan en que el accidente durante la prueba era imputable  al examinador.


En Francia, en los años veinte, examinaban a los aspirantes al permiso de conducir unos ingenieros. Los exámenes eran dos, uno teórico y otro práctico y estaban a cargo de los citados ingenieros de la Prefectura de Policía. Estos exámenes, según los cronistas,  eran concienzudos y sin atender a ningún favoritismo. El ingeniero que examinaba contraía una responsabilidad, como asimismo el dueño del coche por la ineptitud del aspirante que se presentaba a examen sin estar debidamente preparado.


Allá por el año 1928, un día del frio invierno parisino, don M.P. se presentó en la Prefectura para ser examinado. El ingeniero examinador don M.X.  subió al automóvil con él. Se inició la prueba de capacitación y, durante la misma, el aspirante a conductor atropelló a un peatón, al que hirió gravemente, falleciendo poco después a consecuencia de las heridas sufridas.



La viuda del fallecido reclamó ante los tribunales y éstos condena­ron al aspirante a conductor al pago de una indemnización de 20.000 fran­cos.

El sentenciado pagó tal cantidad, pero luego se dirigió  contra el Estado solicitando del mismo el abono de aquella suma. Su letrado argumentaba que el accidente era imputable al ingeniero que lo exami­naba, acusándole de haberle obligado a circular por una calle muy concurrida y de no haber exigido de él que llevara el auto por su de­recha. 






El Consejo de  Estado francés desestimó la demanda, sin embargo,  en el texto de su resolución,  dejó sentada  la  doctrina de que, si bien en este caso no aparece probada la responsabilidad del inge­niero, ya que el accidente fue debido a la falta de preparación del  que se examinaba, en otras circunstancias cabría exigir tal respon­sabilidad.

Es  indudable, se decía,  que el aspirante a conductor no debe pre­sentarse a examen  sin hallarse debidamente preparado, pero no lo es menos que mientras realiza las pruebas se coloca bajo la protec­ción de quien ha de juzgarla. No es el caso de hoy, que queda bajo la protección del sufrido profesor o profesora.