lunes, 15 de febrero de 2016

LA MATRICULA B-1

Hace de esto mucho tiempo. Se van a cumplir 109 años desde que se concedió la matrícula B-1. Era el 3 de Agosto de 1907 cuando se asignó esta matricula a un automóvil de la marca francesa Berliet con numero de motor 1292.




El Reglamento de 1900 para servicio de coches automóviles por las carreteras del Estado obliga a crear un registro provincial de automóviles en el Gobierno Civil de cada provincia, sin embargo muchos automóviles de aquella época circulaban sólo con permisos de los Ayuntamientos por las carreteras del Estado. Hubo durante un tiempo una doble inscripción: en el Ayuntamiento y en Gobierno Civil. Aquella situación daba lugar a un buen lio porque había automóviles que circulaban con autorización y placas del Ayuntamiento correspondiente y otros con las correspondientes al registro del Gobierno Civil. Era necesario uniformar el criterio sobre el particular para que no pudieran  surgir dudas respecto al modo, forma y lugar en que los automóviles han de mostrar las numeraciones y las siglas de su placa de matrícula.

Aquella situación se normalizó con la Real Orden de 24/05/1907. En su apartado 1º se disponía:

Que para circular un coche automóvil por un término municipal, no es suficiente la licencia del Ayuntamiento si dicho coche automóvil ha de utilizar también carreteras del Estado, provinciales y travesías de las poblaciones por dichas vías, aunque las citadas travesías hayan sido construidas y se conserven por los Municipios, y entrar en los patios de las estaciones de ferrocarriles, sino que se precisa además la autorización del Gobernador civil de la provincia.

La susodicha Orden regula todo lo concerniente a las placas de matrícula: número, colocación, color, visibilidad, inscripciones, contraseña de la provincia, etc. A partir de aquí quedaron anuladas las matriculas municipales.




Pero volvamos a nuestra matrícula B-1, la primera oficial de la Ciudad Condal. Perteneció a dos automóviles diferentes. El que siempre ha salido fotografiado con esta placa ha sido un Hispano-Suiza, pero esta matricula había pertenecido con anterioridad a otro automóvil que, como ya hemos referido, era un Berliet con numero de motor 1292 y fabricado en Francia. Este automóvil fue adquirido por uno de los fundadores de la “Banca Garriga Nogués”, Ruperto Garriga Nogués, que además de banquero era un gran aficionado al automóvil. Vivía en la calle Diputación, nº 250 de Barcelona El edificio, que fue construido por  el arquitecto Enric Sagnier por encargo del banquero, está catalogado como Bien de Interés Cultural  desde 1980.

El susodicho Berliet fue dado de baja por inutilizado en julio de 1913 y la matrícula B-1 fue asignada en esa misma fecha a otro vehículo, también propiedad del banquero, un Hispano-Suiza con número de motor 1.318.






Aquel excelente automóvil Hispano-Suiza, fabricado en Barcelona, fue transferido en varias ocasiones según los archivos de Tráfico. En junio de 1919 se transfirió a Justo Marlei; pocos meses después, en noviembre del mismo año, a J. Roig Mallofré que vivía en el Paseo de Gracia; en agosto de 1920 pasó a manos de un vecino de la calle Bruc que, después de tenerlo destinado un tiempo a su uso particular, contrató a un chofer y lo dedico al servicio de taxi en la Ciudad. En septiembre de 1928 fue trasferido a la firma Hispano-Suiza que lo recompró con la idea de exponerlo en el museo que pensaban crear. La idea no cristalizó y de nuevo fue transferido, ésta la última vez, a un industrial barcelonés, Albert Buxeda Martorell, afincado en la Avenida Marqués del Duero (hoy Avinguda del Paral-lel).