lunes, 11 de enero de 2016

AQUELLAS AUTOESCUELAS DEL SIGLO PASADO (VI)

Así se publicitaban aquellas autoescuelas en la década de los años treinta del siglo pasado…

-     La compra de un  automóvil durante la Gran Depresión.

Como es bien conocido, en Octubre de 1929 tuvo lugar una catastrófica caída de los valores negociados en la bolsa de Nueva York. La reducción del consumo y de la inversión generó una espiral deflacionista acompañada de un descenso imparable de la producción industrial, del comercio exterior, de la renta y del empleo.

Los años treinta del siglo pasado vieron cómo la economía mundial se sumía en una Gran Depresión que se prolongó durante diez años. Aquello repercutió en todos los países industrializados de Europa. España no fue una excepción y también  sufrió de alguna manera aquella crisis, aunque con menor intensidad que  otras  economías europeas más desarrolladas. España estaba más atrasada económicamente y su economía dependía más  de un sector agrario, orientado al mercado interior,  y menos del sector industrial y del  comercio internacional. Por eso, la recesión de los años treinta fue mucho menos virulenta que en Francia y Alemania; no obstante también tuvo sus consecuencias.


Aquella crisis económica  interrumpe la carrera imparable del automóvil que se había iniciado en los años precedentes. En Estados Unidos, la fabricación de automóviles había sido elevadísima y se había llegado  a tal número de vehículos almacenados que muchos automóviles nuevos, según cuentan, fueron desguazados. 


En un informe sobre la industria automovilista presentado en 1931 en la Universidad de Columbia se dijo que en siete años se habían fabricado en el mundo 35.600.000 automóviles, de los cuales cuatro millones fueron  fabricados por la industria europea. En algunos momentos se registraba una producción de 20.000 automóviles por día.

Pero aquella crisis hace que la industria mundial del automóvil pase, en cuestión de dos años, de un progreso que parecía no acabar a un retroceso alarmante. La producción de automóviles en Alemania, por ejemplo, durante el primer semestre de 1932 fue de 22.116 vehículos, lo que supuso una disminución del  40% en comparación al semestre correspondiente del año anterior.

El precio de los automóviles bajó de manera ostensible. Estas eran las rebajas de la firma Renault en sus vehículos industriales en 1931.


Pero la relación que existía entre los salarios de los obreros y el  precio de los coches era desorbitada. En EEUU se necesitaban 60 jornadas de trabajo de un obrero para adquirir un automóvil; en Francia entre 300 y 400 para comprar el mismo vehículo; en España, en 1932, para comprar este “Ford” de 2 puertas,  un albañil necesitaba entre 549 y 824 jornales, dependiendo de la ciudad donde ejerciera su oficio.


Aquí vemos los precios  que ofrecía la firma Ford con su nuevo modelo de 8 HP en 1934 y 1935


Aunque con el paso de los años, el descenso de los precios de algunos automóviles fue evidente, en España sin embargo, éstos, en la década de los treinta, seguían siendo objetos de lujo sólo al alcance de unos pocos bolsillos privilegiados.



-     La publicidad de las “escuelas de chofers”

A las Escuelas de Chofers de la época, tan ligadas siempre a la compra de automóviles, también les llega la crisis, aunque con un poco más de retraso que a las fábricas de automóviles. Sus anuncios publicitarios seguían en la misma línea de los años anteriores, pero pronto empezarían a poner énfasis en los precios.


En los primeros años de la década de los treinta, las “escuelas de chofers” empezaron a notar una merma de alumnos en sus centros y quizá se preguntaron que si los fabricantes de automóviles hacían sustanciosas rebajas, ¿por qué no podían hacer ellos lo mismo? 

Pronto pusieron manos a la obra para ver de conseguir más alumnos para sus centros. Hoy catalogarían a muchas de aquellas como autoescuelas “low cost”. La perniciosa solución de “reventar” precios no es de ahora, es del siglo pasado. Trabajar por debajo de los costes de producción siempre fue y siempre será ruinoso para las autoescuelas, para fabricantes de automóviles (salvando las diferencias) y para cualquier empresa que pretenda mantenerse viva en el tiempo. Muchos fabricantes de automóviles de esta década dejaron de existir en la siguiente. Lo mismo sucedió con algunas autoescuelas.


Algún titular decide traspasar su autoescuela, cuando todavía parecía rentable  e inserta en la prensa este curioso anuncio.


A pesar de caer los precios, o quizá como consecuencia de ello, algunas de aquellas Escuelas de Chofers publican anuncios más grandes y, en consecuencia y paradójicamente, más costosos. En ellos aparece, por vez primera, algún dibujo figurativo de la actividad y los textos son más extensos y dan más  explicaciones de sus servicios.




En los primeros años de la década que nos ocupa, el sector más numeroso de trabajadores era el del campo. En 1930, el jornal medio de un asalariado agrícola era de 2.80 pesetas y trabajaba alrededor de 250 jornadas al año. En casos excepcionales, como era la siega y la recolección de la aceituna, se llegaba a pagar hasta 5.50 pesetas de jornal, que era de sol a sol. Ni siquiera el permiso de conducir estaba al alcance para estos y otros muchos jornaleros españoles. 

El permiso de conducir empezaba a ser asequible para obreros asalariados que trabajaban en la ciudad y sus jornales eran más elevados.


La autoescuela NAVARRO, que fue de las más antiguas de la Ciudad Condal, cerró sus puertas definitivamente en los inicios de 1984.

Muchas autoescuelas de aquella época estaban asociadas a gestorías.


Una de las primeras que empezó a utilizar el término AUTO-ESCUELA fue la “Norteamericana”  de Barcelona. En su publicidad decía aplicar las tarifas más económicas y ventajosas. Fuera por eso o por otros motivos, en Febrero de 1936 cerró dejando “colgados” a un buen número alumnos. No era la primera ni sería la última en acabar así.

La ACADEMIA AMERICANA fue una de las más antiguas que funcionaron en Barcelona y su actividad se prolongó hasta la década de los sesenta.



La “ESCUELA DE CHOFERS BARCELONA”, con motivo del cierre de la susodicha escuela “NORTEAMERICA”,  inserta el siguiente anuncio en el mes de febrero de 1936. Esta autoescuela, una de las más antiguas de la ciudad de Barcelona, sigue con su actividad en la segunda década del siglo XXI.



Casi coincidiendo en el tiempo con la aparición del nuevo “Código de la Circulación” aparecen estas autoescuelas en la prensa de Madrid.



En los meses precedentes al estallido de la guerra civil española disminuye considerablemente la publicidad de las autoescuelas.



Algunas, durante la guerra civil, siguieron  insertando publicad en los pocos periódicos que se editaban.