Con vuestro beneplácito vamos
a emprender un paseo, en varias etapas, por la historia de ese ingenio humano
que es el automóvil, y que tantos enemigos y detractores tuvo en sus inicios,
pero es obvio que sin este artefacto la autoescuela no hubiera tenido razón de
ser.
La palabra automóvil tiene origen
francés; en 1875 ya se utilizaba en el país vecino el término “voiture
automobile” (vehículo que se mueve por si mismo) para distinguir a los
primeros vehículos que se movían por si mismos sin necesidad de un soporte en
el suelo (una vía férrea por ejemplo).
El vocablo “automobile”, a su vez, se deriva de otro muy parecido
en 1808 como era “locomobile” compuesto de dos partículas de origen latino “locus”
(lugar) y otra de origen latino medieval
“motivus” relativo a movimiento. La
traducción más correcta del vocablo “locomobile” es pues la de ser libre de
moverse de un lugar a otro y sin necesidad de un soporte fijo en el suelo.
La sustantivación del vocablo “automobile” se inicia en Francia
hacia 1890 y poco a poco se va extendiendo por el resto de países europeos. No
tarda mucho en cruzar el Atlántico para
establecerse también EEUU. Algunos han
afirmado que fue el New York Times el que la utilizó por primera vez
en una editorial el 3 de enero de 1899. Sin embargo parece ser que fue la
revista “Scientific American” la primera en utilizarlo, concreÉamente el 14 de
mayo de 1898. Como el término había aparecido en una revista especializada, no
tuvo la proyección que le dio el New
York Times. Este fue el primer medio que popularizó el término “ automobile”
(automóvil) aunque al principio no fuera un defensor de aquellos artilugios con ruedas, con alimentación propia que eructaba humo
y hacían a un lado a los caballos.
Hacia finales del siglo XIX
en España ya denominaban como automóviles a aquellos vehículos de Bonet,
De la Cuadra y de otros que funcionaban con motor.
El Diccionario de la Real Academia Española lo define así:
automóvil. (De auto- y móvil).
1. adj. Que se mueve por sí mismo. Se dice principalmente de los
vehículos que pueden ser guiados para marchar por una vía ordinaria sin
necesidad de carriles y llevan un motor, generalmente de explosión, que los
pone en movimiento.
Y finalmente
como todos sabéis, el Reglamento de Circulación lo define como “vehículo de motor que sirve, normalmente, para el transporte
de personas o cosas, o de ambas a la vez, o para la tracción de otros vehículos
con aquel fin”.