Ayer,
Profesor de Autoescuela, hoy, Profesor de Formación Vial y mañana, Técnico Superior en Formación
para la movilidad segura y sostenible.
En
tiempos pretéritos, eran más conocidos como “instructores” o “monitores”. Así era cuando
a la autoescuela se la conocía como “escuela de chauffeurs”. El Código de la
Circulación de 1934 en su artículo 281 a
los encargados de la enseñanza de la conducción da la denominación de profesores.
“La enseñanza se
regulará en cada caso por un Reglamento que
será sometido a la aprobación de la
Dirección general de Industria, previo informe de la Jefatura de Industria de
la demarcación en que se desee ejercer aquella y en él se especificará todo lo
referente a profesores, método y
material destinado a ella.” (Gaceta de Madrid.- Núm.269 26 Septiembre
1934).
Mucho
ha llovido desde entonces y la preparación de los actuales profesores no se
parece en nada a la de aquellos de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo.
Para ejercer la profesión bastaba con tener el permiso
de conducir de la clase D y obtener una certificación de aptitud del Instituto de Psicología Aplicada y Psicotécnica.
Había quien decía que era más largo el nombre de organismo que las pruebas a
superar.
El primer Reglamento de Autoescuelas surge con la orden de 29 de marzo de 1969 del entonces llamado
Ministerio de la Gobernación. Mediante esta Orden se aprueban las normas por
las que ha de regirse en lo sucesivo la autorización y el funcionamiento de las escuelas particulares de conductores
de vehículos de tracción mecánica así como los requisitos para ejercer como
profesor. Entre estos requisitos estaban: la edad mínima (21 años); el permiso
de conducir correspondiente a la clase de enseñanza que hubiera de impartir con
una antigüedad mínima de 3 años; certificado de estudios o título de bachiller
elemental o equivalente (los que no disponían de tales estudios tenían que
hacer un examen de cultura general); por último, superar las pruebas que estableciera
la Jefatura Central de Tráfico.
Debido
a que, cuando entró en vigor esta Orden había profesores ejerciendo la
actividad debidamente autorizados por Industria, se les concedió un plazo de 2
años para seguir un curso de Información Pedagógica para profesores de escuelas
de conductores en el Centro de Formación de Monitores de la organización
Sindical.
La
superación de este curso eximia de realizar las pruebas establecidas exigidas a los que iban a ejercer la profesión por primera vez.
Pasan los años y en octubre de 1984 se publica un nuevo
Reglamento para las autoescuelas. En su artículo 6 decía: Son profesores las personas
dedicadas a impartir enseñanzas teóricas y prácticas necesarias para la obtención
de un permiso de conducción.
El primer requisito exigido para
serlo era obtener el certificado de aptitud de Profesor de Formación Vial. En
verano de 1985 se publica la Orden por la que se establecen las
normas básicas y generales para la obtención del susodicho
certificado.
·
Para
acceder a la condición de Profesor de Formación Vial es necesario, entre otros requisitos, obtener el pertinente
Certificado Oficial de aptitud que se obtiene superando los cursos convocados
al efecto por la Dirección General de Tráfico.
·
Los
cursos fueron de dos clases, unos destinados a los que ya eran profesores de
Autoescuela, pero deseaban obtener el nuevo certificado de Profesor de
Formación Vial y otros para aquellos que
querían entrar en la profesión.
·
Hubo
profesores que no quisieron hacer el citado curso y siguieron trabajando con el
que ya tenían hasta que dejaron la profesión; otros, por el contrario, lo hicieron, lo superaron y la DGT les expidió
su correspondiente certificado de Profesor de Formación Vial.
Han
pasado poco más de tres décadas y ya
tenemos, en este caso, no un certificado
más sino un título académico que da valor a esta noble profesión que nos ha
ocupado y preocupado durante muchos años.
Tenemos
noticias de la existencia de un proyecto de real decreto por el que se
establece el título (ya está bien de certificados) de Técnico Superior en Formación para la movilidad segura y
sostenible. Pero, ojo, que solo es un proyecto. Pinta bien este proyecto y espero
y deseo que pronto sea una realidad, aunque ya hay algún representante
provincial de autoescuelas que dice estar “muy preocupado” porque piensa que no
va a existir “el suficiente relevo generacional”.
(Nota: Comentaremos el proyecto en una próxima entrada)