(II)
En defensa de nosotros, los conductores
mayores de 65 años.
Es una obviedad que, por imperativo de vida, si no morimos envejecemos.
Y el nivel de envejecimiento de una sociedad depende, en gran medida, de los
indicadores con los que se calcule.
Tradicionalmente se ha venido utilizando la
edad de jubilación, los 65 años, aunque ahora, como ya se sabe está en proceso de retraso.
A este criterio de medir se le pueden
poner algunos reparos, ya que no tiene en cuenta los progresos que se viene produciendo en las condiciones
de salud y en la esperanza de vida de las personas mayores. Cada día hay más
diferencia entre la edad cronológica y la edad fisiológica.
Si en lugar de utilizar los 65 años como
umbral fijo de la vejez, se establece un umbral móvil usando la esperanza de
vida, y no la edad cronológica, el umbral de la vejez se retrasaría. Es lo que
se conoce, según los expertos, como
“edad prospectiva”.
Según los reconocidos demógrafos Scherbov y Sanderson, una persona
alcanza la vejez a la edad en la que su esperanza de vida restante es de 15
años o menos, independientemente de la edad cronológica que
tenga en ese momento.
Conforme a este criterio, la vejez
empezaría cuando la gente tuviese una edad en la que su esperanza de vida, o
vida restante, fuese de 15 años. Los investigadores del
Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC ya están en ello.
De llegar a estos cálculos, la mujer cuya esperanza de
vida es de 85.6 años, se consideraría anciana en torno a los setenta años. El
umbral de la vejez sería variable. Si se redefine el umbral de la vejez estaríamos lejos de ser considerados oficialmente ancianos a los 65 años. Después
que cada uno se considere como le dé la gana.
¡Cuánta felicidad, saber
que aún no he alcanzado el umbral de la
vejez! Hagan sus cálculos los lectores que han rebasado el susodicho umbral y
pasarán un día feliz. Descubrirán que
son más jóvenes. Pero si envejecer es duro, yo creo que no darse cuenta de
ellos es peor.
Recuerdo una anécdota
del día que cumplió 16 años un adolescente, próximo al entorno familiar. Al
mismo asistía una tía abuela del joven, que a la vez era su madrina. Como
gozaba de una buena situación económica quiso quedar bien con su ahijado, y de
paso presumir de su excelente saldo bancario, le dijo al agasajado: “Si apruebas
todo el curso en junio, te compro un vespino”. El chaval se la quedó mirando
con cara de “pasmao” y le preguntó: “¿Qué es eso, madrina?
Siguiendo con nuestro tema creo que muchos de los titulares que se publican relacionados con los
accidentes de tráfico y los mayores no reflejan bien la realidad de las situaciones.
Los periodistas pueden interpretar bien, mal o regular los datos y encabezar la
publicación con un titular poco riguroso y nada acertado. Y no es que determinados
datos estén falseados, sino que como decía el famoso poeta madrileño Ramón de
Campoamor: En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el
color / del cristal con que se mira.
Los datos, generalmente,
no se los inventan los periodistas. Los datos salen de estudios e
informes elaborados por organismos como institutos, fundaciones, etc., casi
todos ellos privados. Algunos ilustres gurús de la seguridad vial pueden llegar a decir una cosa y la
contraria, según convenga en el foro en el que actúen. Nada mejor que decir
aquello que gusta oír a los organizadores para quedar bien y ser
invitado en el próximo evento.
He leído estudios que se contradicen. Mientras uno dice que “los mayores de 65 años son
un colectivo de alto riesgo en el tráfico”, otro estudio mantiene lo
contrario, los conductores mayores de 65 años son "los que menos accidentes tienen
al volante", con una incidencia que puede ser hasta cuatro veces menos
que en los conductores menores de 25 años.
Las afirmaciones que se vienen haciendo
sobre el particular son, cuanto menos, arriesgadas. Más si los datos dependen
principalmente de encuestas.
Es bien
cierto que si analizamos los datos de los anuarios de la DGT sobre accidentes y
tomáramos como referente, por ejemplo, la tasa de fallecidos por millón de población
veremos que el grupo de edad con la tasa más elevada es el de 85 y más años de
edad. Pero si analizáramos, por ejemplo, el número de conductores implicados en
accidentes con víctimas, en el grupo de edad de 65 años y más, quizá sacáramos conclusiones diferentes.
Lo
conductores mayores de 65 años somos más vulnerables y más frágiles ante los
accidentes de tráfico, porque padecemos las consecuencias más graves del
accidente pero que no somos los más
peligrosos. Letalidad y peligrosidad son, por supuesto, conceptos diferentes. No
lo olvidemos.
(Continuaremos…)