La publicidad que hacían aquellas "Escuelas de Chauffeurs" en el primer tercio del siglo pasado.
Poca documentación hay sobre aquellos establecimientos que, en las primeras décadas del siglo pasado, les llamaban Escuelas de Chauffeurs , más tarde Escuelas de Chóferes y han acabado por denominarse Autoescuelas.
Poca documentación hay sobre aquellos establecimientos que, en las primeras décadas del siglo pasado, les llamaban Escuelas de Chauffeurs , más tarde Escuelas de Chóferes y han acabado por denominarse Autoescuelas.
Después de la iniciativa del señor Abadal (1906) y la
de la empresa automovilista Hispano-Suiza (1909) en relación a la creación de una Escuela de Chauffeurs, algunos emprendedores, como
les llamarían ahora, crearon sus negocios en torno a la preparación para el
examen de conductor de automóviles que desde principio del siglo XX venía
siendo exigible, con más o menos rigor,
mediante ingenieros de Industria nombrados a tal efecto. Para cubrir
esta demanda, se crean las primeras Escuelas de Chauffeurs. Como otros negocios, pronto empezaron a publicitarse insertando anuncios en la prensa del momento. Un somero análisis de aquellos primeros nuncios en la prensa del primer tercio del siglo XX nos permite constatar el mensaje y el valor del servicio que cada empresa destacaba en los mismos.
En los primeros años del siglo XX los anuncios eran de
pequeño tamaño, concatenados uno detrás de otro y predominando los de
dimensiones reducidas. Su componente principal era el texto. Eran textos
sencillos cuyo único objetivo era aportar información sin otra finalidad que
darse a conocer como Escuela de Chauffeurs.
No eran muy diferentes a los que vemos actualmente: precio y rapidez en la
enseñanza eran la base de sus mensajes.
En los primeros años del siglo pasado casi todos los
anuncios se insertaban dentro de los llamados anuncios clasificados. Eran los
más económicos. Su coste dependía del periódico y dentro de éste, del numero de
palabras que se utilizaban. También había casos en los que se tarifaba por el numero de líneas. En la segunda
década del siglo XX, en algunos periódicos se cobraba de 0.05 a 1.00 peseta por línea, dependiendo de la
página en la que se insertaba en anuncio. El texto era, pues, el elemento recurrente de la publicidad de las Escuelas de "Chauffeurs" de principios de siglo pasado. Con el paso del tiempo se empezó a complementar el
texto con algún dibujo alusivo al producto o servicio que se quería publicitar.
Los mensajes que se insertaban eran cortos y sencillos. Ejemplo
de ello son estos recuadros publicitarios aparecidos en la prensa del momento. Este
establecimiento, por ejemplo, donde se realizaban prácticas de chauffeurs data de noviembre de 1906.
Recordemos que en este año ya existía la Escuela de Cahuffeurs del Sr. Abadal
situada en la calle Aragón 245 donde se ubicaba su propio “Auto-Garaje
Central”.
En 1910 esta escuela madrileña de la calle Recoletos
inserta este anuncio en el Imparcial de Madrid.
En este mismo año, la Sociedad de cocheros de Madrid anuncia la próxima apertura de su Escuela de Chauffeurs.
En 1911 se anunciaba una Escuela de Chauffeurs en la calle Comercio de
Barcelona y por lo visto venia a desempeñar también las funciones de “oficina de empleo”.
En el segundo decenio del siglo XX aumentaron estas
escuelas de “chauffeurs” y ya se vislumbraba, a través de la publicidad que
insertaban en la prensa, que se avecinaba, entre ellas, una “guerra de precios”(como cualquier colega puede comprobar, la historia se repite en el siglo XXI). Algunas garantizaban la enseñanza
en un tiempo determinado, otras ofertaban las lecciones al nada despreciable
precio de 4 pesetas. Alguna alertaba a posibles clientes de que no se confundieran de puerta y entrasen en
otra de la competencia. En este último caso era de suponer que estaba muy
próximo a su competidor. Esta circunstancia de proximidad no sólo pasó entonces, sino que también
ha ocurrido en estos últimos tiempos.
En el siguiente anuncio vemos que la escuela de la calle Consejo de Ciento de
Barcelona ejercía su actividad en 1915 y como otras estaba vinculada a un
taller. La única, según reza en el anuncio,
que hacia prácticas por dentro y fuera de la ciudad, También garantizaba
la enseñanza en 30 días y se ofrecian colocaciones. Salvando la distancia del tiempo, casi un siglo después y en otro contexto, vemos que, en algunos caso, la historia se repite.
Su reclamo, señuelo o su manera de persuadir se
fundamentaba en frases comos las siguientes: la enseñanza la imparten “técnicos profesores con titulo oficial”.
No se sabe a qué titulo oficial se refiere; “la
única que da lecciones por dentro y
fuera de la capital con automóviles de 22 HP”; “el que quiera ser un buen chauffeur mecanico debe visitar este taller”.
Casi siempre prevalecía la idea de taller mecánico sobre la de centro de formación. Cada una de ellas
se afanaba según su mejor entender para difundir sus dotes de persuasión con el
fin de ganar clientela para su negocio.
Algunas se anunciaban sin nombre comercial, sólo la dirección y muy pocas el
teléfono (quizá porque no tuvieran).
En el Diario
Turolense, periódico independiente y defensor de la provincia de Teruel
(1914-1917) aparece insertado el siguiente anuncio en el año 1915.
(Continuará…)