miércoles, 15 de noviembre de 2017

SEÑALES DE TRÁFICO.

 LA SEÑAL DE STOP: SU EVOLUCIÓN Y SU ENSEÑANZA

Si todos los conductores conocen su significado, ¿por qué  algunos no la respetan?

Como ya hemos comentado en un post anterior relacionado con las señales, uno de los gurús de la seguridad vial de nuestro país viene afirmado que en Roma ya existió una señal parecida  a nuestro STOP y que era representada por el dios Hermes con el brazo en alto. Sin embargo Eric Poehler, arqueólogo, sostiene que no hay restos arqueológicos que permitan suponer que en Roma hubiera tal señal.

Se dice que la primera señal de “PARE” o “STOP”  tiene su origen en Alemania  en el año 1892 y consistía en una calavera que se iluminaba de noche (¿?). ¿Se imaginan el susto que deberían llevarse aquellos viajeros que la vieran por primera vez?


A principios del siglo XX, las carreteras norteamericanas eran un caos. Los conductores no necesitaban licencia para conducir, las líneas de carril no existían, y las señales de tráfico eran casi inexistentes, salvo algún que otro cartel informativo.
En alguna parte he leído que en EEUU, la primera señal de stop fue instalada en Detroit en 1915. Cuando la señal de alto oficial apareció en Detroit, en 1915, era pequeña, blanca y cuadrada, nada parecido al octógono rojo que conocemos hoy. En 1923, una rama del departamento de carreteras de Mississippi sugirió un cambio. Alguien se había dado cuenta de la importancia que esta señal tendría para la seguridad vial.
Cada día era mayor la dimensión que estaba alcanzando la circulación de automóviles y cada día el problema se hacía  más global y los diferentes Estados firmaban convenios y protocolos para mejorar y facilitar la circulación.
El 19 de septiembre de 1949 se firma en Ginebra el Protocolo  relativo a las señales de carreteras y se hace en un solo ejemplar en francés e inglés.
Los Estados Partes en el susodicho Protocolo, deseosos de garantizar la seguridad de la circulación por las carreteras y de facilitar la circulación internacional por las mismas acuerdan un sistema uniforme de señales y establecen que estas sean de tres clases: a) señales de peligro, b) señales que dan instrucciones concretas; c) señales informativas.
Dentro del grupo de las señales que dan instrucciones concretas se estable la señal de “PARADA EN EL CRUCE” que indica al conductor que debe detenerse antes de entrar en una carretera con prioridad de paso o principal.
Esta señal— decía el Protocolo — consistirá en un triangulo rojo con el vértice hacia abajo, inscrito en un círculo rojo. El triángulo podrá llevarla palabra “parada” en su interior. Se colocará esta señal en las carreteras sin prioridad de paso, a una distancia adecuada del cruce, que será hasta de 50 metros en campo raso y de 25 metros en zonas edificadas. Se recomienda que en estas carreteras sin prioridad de paso se ponga también lo más cerca posible del cruce una señal, marca o línea de posición.



Acababa de crearse la señal oficial de STOP. Su primigenia  forma suponía dos inconvenientes de cierta importancia: primero, los conductores al verla por su parte  posterior podrían confundirla con cualquier otra señal circular y segundo, en países donde la climatología fuera muy rigurosa y las nevadas frecuentes, la señal quedaría  cubierta de nieve no pudiendo el conductor identificar su mensaje. Estas circunstancias podrian provocar accidentes, que en algunos casos podrían ser mortales. Y se pensó en construir la señal en forma octogonal para diferenciarla de cualquier otra.
El Instrumento de Adhesión de España al susodicho Protocolo fue depositado en la Secretaría de las Naciones Unidas el 13 de febrero de 1958 surtiendo efectos a partir del día 13 de mayo de 1958.
La importancia — se podría decir que vital en muchos casos — de esta peculiar señal, hace que sea la única señal tráfico de ocho lados y la más extendida por todo el mundo.
El hecho de ser octogonal permite a todos los conductores saber que es la señal de STOP, aunque la vean por su parte posterior. Es reconocible aún quedando cubierta por la nieve.


Si es tan importante y todos los conductores conocen su significado, ¿por qué  algunos no la respetan?

 Hoy es imposible imaginarse la circulación de automóviles sin la existencia de señales de tráfico. Y podemos estar de acuerdo que de entre todas ellas, una de las más importantes, quizá la que más, es la archiconocida señal de STOP. A pesar de ello, su falta de cumplimiento es causa de muchos accidentes con víctimas. Fíjense, si no, en el gráfico siguiente.



Volviendo a la pregunta que nos hacemos, creo que la respuesta habría que buscarla en la ausencia, en la mayoría de casos, de una de las bases en que debe sustentarse la formación del conductor.

Durante su formación en la autoescuela se trabajan  los conocimientos  y las destrezas, pero se olvida esa  tercera base donde también debe sustentarse toda formación educadora: los valores y con ellos los hábitos y las costumbres y cómo no, las emociones.

Todos los esfuerzos en la formación vial del conductor deberían ir  dirigidos a reducir  las conductas de riesgo y a proporcionar o incrementar medidas preventivas para un uso responsable y seguro de la movilidad vial.

Para que cualquier actividad relacionada con la formación del conductor dé resultados hay que actuar sobre tres ejes:
-        el saber,
-        el saber hacerlo y
-        el querer hacerlo.

De acuerdo con este planteamiento, aquella actividad de formación vial que no pivote simultáneamente sobre estos tres elementos será poco efectiva para prevenir los factores de riesgo. El conductor conoce la señal, sabe qué ha de hacer, pero por los motivos que fueren, no quiere hacerlo. ¿Se preguntan por qué?