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Muere uno de los atropellados por un
conductor ebrio que huyó.
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Conducía
ebrio, atropelló a dos personas y además se dio a la fuga.
Es frecuente, lamentablemente, leer titulares como estos
en cualquier medio de comunicación ya sean por atropellos a peatones o a ciclistas.
Nos complace traer a nuestro blog una publicación en Andalucía Información de Rosa G. Perea alusiva a los conductores que tienen estos comportamientos.
De los
periódicos…
Publicado
en: //andaluciainformacion.es/la gatera
Personas
de bien
ROSA G
PEREA
Me decía mi profesor de autoescuela, antes de sentarme
en aquel Seat 127 del 1986, que nunca
olvidara que el coche antes que nada, era una máquina de matar. Y con cuánto
convencimiento me lo diría que no lo he olvidado. (Tampoco he olvidado el
“vicio” de pisar el embrague al frenar para que no se me “cale” el coche y que
tan felices ha hecho a mis mecánicos de cabecera, pero ésa es otra historia). Pasan
los años y cada vez que me subo al coche y me abrocho el cinturón, es en lo
primero que pienso. He conducido muchísimo por mi trabajo. A horas malísimas,
en las que el sueño puede hacerte pasar un mal rato; o el sol te deja ciego, o
la lluvia te impide avanzar con seguridad, y siempre, siempre, he pensado que
la prudencia era el mejor compañero de viaje. Nunca he tenido un percance con
el coche más allá de averías o ruedas pinchadas. Pero no se equivoquen, no es
por mi prudencia, es porque he tenido suerte. Porque algo está clarísimo, y es
que no depende sólo de nosotros el que lleguemos sin novedad a nuestro destino.
Les cuento todo esto, porque hemos tenido una semana
negra de accidentes en Sevilla. Creo recordar que han sido cinco y con víctimas
mortales. Eso, en una ciudad donde no se puede correr (llena de calles estrechas)
y atascos en muchos puntos, no debería ser probable. Pero lo que me ha revuelto
el estómago, después del dolor de las víctimas obviamente, es que en más de un
accidente, el conductor responsable del atropello se ha dado a la fuga dejando
a las víctimas a su merced. Dice la prensa que en unos casos porque triplicaba
la tasa de alcohol, en otros porque tenía el carnet retirado… de eso nada. Se
marchan del lugar del accidente porque son unas personas deleznables. Así de
sencillo. Nadie está libre de que se le vaya el coche, la máquina de matar, y
provoque un accidente. Pero lo que es absolutamente voluntario es no tener ni
un ápice de humanidad y denegar lo mínimo que tenemos los hombres (o debemos
tener), caridad. Parar el coche, acompañar a la víctima hasta que llegue ayuda
sanitaria y enfrentar los hechos con responsabilidad.
Eso no se
enseña en las autoescuelas. No es el lugar para hacerlo. Allí te preparan para
tener el carnet de conducir, pero para el “carnet de persona de bien” ¿dónde
hay que ir?