miércoles, 19 de septiembre de 2018

VERDADES Y MENTIRAS SOBRE EL DIESEL


(I)

temas de ayer y de hoy y … las verdades a medias

Todos sabemos que, en los últimos días, se vienen vertiendo, como se suele decir, ríos de tinta sobre el negro futuro de los coches diésel.

Y a mí, que esta movida me ha recordado aquella otra de los primeros años de la década de los setenta en la que ya se demonizó al automóvil en general y al coche diésel en particular. Fue motivada por lo que se dio en llamar la crisis del petróleo. Aquella crisis también fue la excusa para implantar los primeros límites genéricos de velocidad.

Había que ahorrar gasolina y bajar los índices de contaminación, nos decían.  El petróleo  comenzará a escasear en pocos meses, nos recalcaban, a diario. Y ya ven, cada día más automóviles y más consumo.




A muchos conductores  parece que el combustible se lo regalan. He visto, y no precisamente en la ciudad,a más de uno usar su coche para desplazarse doscientos  metros a comprar tabaco.

Los gobiernos de Europa de los setenta empezaron a alertar de la situación que se avecinaba y aconsejaban la adopción de medidas de restricción, tales como reducir la calefacción de las viviendas, los anuncios luminosos, el uso de transporte privado, limitar la velocidad del transporte por carretera, prohibir la circulación los domingos, circular en las ciudades los automóviles con matricula par un día y lo impares otro, etc., etc. Hasta se habló de que ya se estaban preparando cartillas de racionamiento del combustible. Algunos, muy pocos, levantaron, tímidamente,  la voz para expresar que algunas de las medidas que se proponían eran antisociales. Hoy algunas de las que se proponen también lo son o al menos lo parecen.

Por aquellos años, el gran Mingote supo plasmar en esta viñeta, publicada en el ABC, el fiel reflejo de lo que se le pedía a la sociedad. 


Y poco después,  Francisco Umbral, con su visión ácida y su humor irónico y crítico  de aquellas circunstancias,  escribía:

Vuelven las bicicletas porque la gasolina esta cara, envenena el aire y los pulmones. Vuelven las bicicletas porque el coche mata y destruye las ciudades, (…). El pluriempleado nacional, que lleva contabilidades en cinco droguerías para poder comprarse un ochocientos cincuenta, se encuentra de pronto con que lo que ahora está de moda es lo bicicleta (…). Para comprarse una bicicleta no hace falta trabajar tanto (…). Si Europa adopta la bicicleta, nosotros debiéramos adoptar el caballo, que es más español, más racial y más hombre (…).


Todos sabemos que no hay peor mentira que una verdad a medias. Y eso es lo que pasó en aquella década de los setenta del siglo pasado y lo que está pasando  en esta otra del siglo XXI con nuestra clase política respecto al automóvil y la contaminación. La última verdad a medias que nos están contando es la del diesel y su contaminación.

La gasolina contamina más que el diésel: ¿por qué nos mienten? (…) Contrariamente a lo que se quiere vender desde las instituciones, el coche con motor diésel moderno es una buena opción, menos contaminante que la alternativa de gasolina. ¿Por qué nos 'venden' lo contrario? (El Confidencial)