Pronto
se cumplirán 30 años. Se celebró en Madrid los días 30 y 31 de mayo de 1986 con
el patrocinio de la DGT. La finalidad del Congreso era el tratamiento de
algunos problemas relativos a la enseñanza de la conducción y que las
conclusiones que se adoptaran pudieran ser tenidas en cuenta si procediese en
la regulación de la enseñanza de la conducción.
Hacía poco días que FENAE — así se llamaba en aquellos años CNAE
— había celebrado el III Congreso Nacional de Autoescuelas y Seguridad Vial. El
acto inaugural de éste congreso de FENAE estuvo presidido por Fernando Fernández
Tapias, a la sazón vicepresidente de CEOE. Nunca he llegado a entender el
interés de muchos de los representantes de las autoescuelas, que tanto viajan a
Madrid, para que FENAE, con anterioridad y CNAE en la actualidad estén o hayan
estado encuadradas en la CEOE.
Aquel
Primer Congreso Nacional de la Enseñanza
de la Conducción fue la culminación de una serie de trabajos desarrollados en
todas las provincias españolas con activa e importante participación de muchos
profesionales del sector.
La
mesa de trabajo de Barcelona, en la que tuve la satisfacción de participar como
independiente designado por la Jefatura Provincial de Tráfico de dicha
provincia, estuvo formada por el entonces Jefe de Trafico, un coordinador por
parte de los examinadores, por representantes de distintos sindicatos, por la
Asociación de Profesores y por un representante de la Federación Provincial de
Autoescuelas de Barcelona
El congreso ofreció un espacio de encuentro a más de 1400
profesionales de las escuelas de conductores y alrededor de 200 funcionarios
relacionados con la conducción para la reflexión y el debate acerca de la
situación por la que atravesaba el sector en aquellos momentos y de los desafíos,
contratiempos y contradicciones que se preveían
en un futuro no muy lejano y que, lamentablemente, se han podido constatar con el paso de los
años.
A lo largo de los dos días que duró el Congreso se debatieron
temas como los siguientes:
-
Las escuelas de conductores como centros docentes.
-
Las escuelas de conductores como empresas: problemática
financiera y relaciones sociolaborales.
-
La legislación
aplicable a las escuelas de conductores.
En
este congreso se puso de manifiesto la necesidad de conseguir objetivos como
los siguientes:
· Mejorar la calidad del
profesorado. Esto debe conseguirse mediante
los cursos de acceso a la profesión. El profesor no sólo debe adiestrar a los
alumnos en el manejo del vehículo, sino que les debe transmitir un sentido de
actuación responsable, creando en ellos una actitud de respeto a la norma. Esta
fue una de las premisas a tener en cuenta sobre la actividad docente.
· Mantener actualizados a los profesores mediante cursos.
· Elaborar y publicar manuales como herramienta de apoyo para su
actividad docente.
· Mejorar la calidad de los exámenes y la formación de los examinadores.
· Establecer una programación oficial de la enseñanza para que sea
aplicado por todas las Escuelas de Conductores.
Lamentablemente, el II Congreso Nacional de la Enseñanza de la
Conducción ni ha llegado después de treinta años, ni se les espera.