miércoles, 28 de febrero de 2018

ENCUENTRAN OTRA MANZANA PODRIDA EN LA PROFESIÓN


Un profesor de autoescuela de Sevilla suplanta a su alumno en el examen de conducir y es detenido.

El Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (G.I.A.T) lo ha detenido y lo ha puesto a disposición judicial.

Según el ABC, esta persona ya había sido investigado y detenido en dos ocasiones anteriores en Sevilla por cuestiones todas ellas relacionadas con el ejercicio de su profesión. No se puede decir que tenga mucho propósito de en enmienda.

 ¡Chico!, permíteme una sugerencia: dedícate a otra cosa y  abandona esta profesión. Seguro que más de uno te lo agradecerá.



(Publicado en ABC de Sevilla)


Un profesor de autoescuela de Sevilla suplanta a su alumno en el examen de conducir

La Guardia Civil del Subsector de Tráfico de Huelva ha puesto a disposición judicial al hombre que falsificaba documentos y se hacia pasar por su alumno para pasar el examen de conducir
La Guardia Civil del Subsector de Tráfico de Huelva, ha procedido a la puesta a disposición judicial de dos personas por supuestos delitos de Falsedad Documental y Usurpación de Estado Civil, al sorprender a un profesor de una autoescuela ubicada en Sevilla, suplantando a uno de sus alumnos, mientras realizaba la prueba de conocimientos teóricos para la obtención del permiso de conducir de la clase B, portando y exhibiendo ante los funcionarios de la Jefatura Provincial de Tráfico de Huelva y a requerimiento de los Agentes, el documento nacional de identidad del alumno suplantado.

 

Tercera vez

La detención del profesor, se llevó a cabo en las dependencias oficiales de la Jefatura Provincial de Tráfico, mientras se desarrollaban las pruebas oficiales y en el marco de una de las investigaciones que habitualmente la Guardia Civil de Tráfico cursa en la citada Jefatura, para la prevención de acciones delictivas similares, siendo trasladado posteriormente al Subsector de Tráfico, dónde pudo averiguarse que esta persona ya había sido investigado y detenido en dos ocasiones anteriores en Sevilla, por el mismo Cuerpo, por cuestiones todas ellas relacionadas con el ejercicio de su profesión, por lo que se ha procedido a solicitar el cese cautelar de la autorización que la Dirección General de Tráfico, expide para dicho ejercicio de docencia en materia de seguridad vial.

Posteriormente se procedió a la detención del alumno suplantado, instruyéndose diligencias contra ambos y puestos a disposición del Juzgado de Guardia de Huelva.

La Operación ha sido llevada a cabo por agentes del Subsector de Tráfico de Huelva pertenecientes al Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (G.I.A.T.), unidad especializada en la investigación específica en materia de seguridad vial y tráfico de vehículos.




jueves, 22 de febrero de 2018

ESTAMPITAS DE COCHES


“HACEN LO QUE LES DA LA GANA”.

¿Quiénes? Los funcionarios examinadores de Tráfico

 “Estampitas de coches” es el título de un libro editado por La Confederación Nacional de Autoescuelas en 1995. Javier Corominas, el que fuera Jefe Provincial de Tráfico en Palma de Mallorca, es su autor. Tiene ilustraciones del ibicenco Vicent Roig-Francolí, “FRANKY”, galardonado por la Jefatura de Tráfico en reconocimiento a la labor de educación vial que de manera indirecta reflejan sus dibujos publicados en Prensa.

El libro reúne, en sus 130 páginas, una serie de artículos y relatos divertidos de su autor relacionados con el automóvil y su entorno. En este post reproducimos uno referido a examinadores y examinandos.




“HACEN LO QUE LES DA LA GANA”

Entre los artísticos dibujos y las bellísimas muestras de poesía y filosofía populares que había inscritas en las puertas de los retretes del recinto de exámenes de la Jefatura de Tráfico de Baleares se podía leer una frase de profundo y misterioso significado: “En el mar mandan los meros; en las pistas, los ingenieros”.

Para desentrañar el sentido de éste y otros grafittis relativos a los exámenes de conducir se encargó un estudio a la empresa “Thompson and Taylor Limited”, de North Scituate (Rhode Island). Un equipo de expertos, dirigido por Thomas W.C. Morrison, master en Psichollogy por la  Harvard University, se trasladó a Palma de Mallorca, trabajó durante varias semanas haciendo estudios grafológicos de las inscripciones, tratando de desentrañar sus contenidos ocultos e interrogando hábilmente a millares de aspirantes a la obtención del permiso de conducir en una encuesta rigurosa y completa.

‘Tras la percepción en dólares del importe de una sustanciosa minuta, la ‘Thompson and Taylor Límited”, de North Scituate (Rhode Island), remitió el resultado de su estudio, resultado del que ofrecemos ahora al lector un interesante resumen sin cobro alguno de royalties. Ahí va.

Todos los examinandos que superan las pruebas -de uno y otro sexo, de cualquier edad y con independencia de su extracción social-, lo hacen por sus propios méritos y conocimientos.

Todos los que no logran aprobar es por culpa del capricho, la inquina, el dolor de estómago o la mala uva de los funcionarios examinadores. La “Thompson and Taylor Limited” basa estas afirmaciones en que el cien por cien de los encuestados declarados no aptos afirmó: “me han suspendido”; y la totalidad de los aptos aseguró: “he aprobado”.

El cien por ciento de los que no superaron las pruebas prácticas hubieran deseado que los examinadores hubiesen visto por un agujerito sus proezas y habilidades al volante en momentos distintos y anteriores al del examen.

Quizás la parte más significativa y aleccionadora del informe de la “Thompson and Taylor Limited” sea la que señala las causas de los suspensos en los exámenes de conducción. Según la prestigiosa empresa norteamericana y en base a su rigurosa encuesta, estas causas son las siguientes:

       1ª. Los nervios. A pesar de las ingentes cantidades de tranquilizantes que consumen los aspirantes, los nervios les traicionan.

       2ª. La mala suerte. La suerte siempre juega contra el examinando, nunca le favorece. “Audaces fortuna juvat”, afirma el adagio, y, en efecto, ya sabemos que la diosa Fortuna es mujer y, como tal, se siente atraída por los valientes y decididos, pero a los pobres aspirantes al carné de conducir, jamás les ayuda la fortuna, sean audaces o pusilánimes.

       3ª. El coche, que no va bien. Se diría que los profesores de las autoescuelas estropean los coches intencionadamente para que sus alumnos no pasen las pruebas. Deben ser algo masocas.
Por último, cuando el examinando ya ha repetido varias veces y tiene muy gastadas las tres anteriores razones, le queda una última, definitiva, rotunda y fatalista.

       4ª. Hacen lo que les da la gana. Esta tremenda causa es la que, según el informe de la “Thompson and Taylor Limited”, quiso plasmar el anónimo y lúcido filósofo y pensador de la frase “En el mar mandan los meros; en las pistas, los ingenieros”.
Por desgracia, algún funcionario de escasa sensibilidad y nulo respeto hacia la genuina cultura emanada del maduro y soberano pueblo español ordenó pintar las puertas de los retretes del edificio de exámenes de la Jefatura de Tráfico de Baleares. La historia le pedirá cuentas. Y tal vez algún día, cuando la Administración esté en manos de personas menos prosaicas algún otro funcionario mande rescatar los tesoros literarios y artísticos ocultos bajo la zafia y aséptica pintura, y, deshaciendo la felonía, resurgirán de este palimpsesto mural las joyas de la cultura popular que ahora permanecen veladas.

Amén, hermanos.






sábado, 17 de febrero de 2018

2018: AÑO DE REFORMAS EN LAS AUTOESCUELAS

La DGT prepara una reforma de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial. Uno de los cambios más importantes es aumentar el nivel de exigencias para la obtención del permiso de conducir. La DGT, con buen criterio, pretende  que los conductores estén más  concienciados y mejor preparados. La DGT considera que es primordial lograr una mejor educación vial y una mayor preparación y concienciación de los conductores. Para ello hay que incidir en el proceso de formación y evaluación de los nuevos conductores.




El repunte de los fallecidos en accidentes de circulación ha ocasionado que la DGT crea necesario realizar una profunda reforma en la Ley de Tráfico y Seguridad Vial. Entre las medidas más importantes cabe destacar: una posible disminución de la velocidad máxima en las carreteras secundarias, renovación del sistema por puntos y una mayor exigencia en los exámenes para la obtención del permiso de de conducir. El objetivo de esta última medida es lograr una mayor concienciación y mejor preparación de los conductores.

Cuando la evaluación es externa al Centro, caso de los exámenes de conducir, todos los profesores, los que son y los que hemos sido,  piensan en aquel viejo aforismo: “dime como examinas y te diré como enseñaré”.

Desde que se exige permiso de conducir, la preparación de los conductores y conductoras de los países de nuestro entorno se ha adaptado a las exigencias de los exámenes establecidos.

Conductores, conciudadanos nuestros, que obtuvieron el permiso de conducir con 18 o 20 años allá por los inicios de la decada de los sesenta del siglo pasado, recordarán aquellos exámenes de teórica y de práctica, inconcebibles hoy, en el 2018. (Algún día les contaré cómo eran aquellos exámenes)

A pesar de que aún quedan varios procesos hasta la aprobación definitiva de la reforma, el borrador deja abierta la puerta para que se pueda obligar a realizar un mínimo de clases en una autoescuela para asegurar una mejor preparación, evitar tanto suspenso y reducir los accidentes.

El 60% de los alumnos aprueban el teórico, pero un 52% no supera el examen práctico, una situación que colapsa, según la DGT,  el ritmo de algunos centros de exámenes.

De lo poco que ha trascendido de los cambios que pueden llegar para el examen de conducir, la prensa destaca, teniendo en cuenta que el texto definitivo aún no se ha presentado, los siguientes:

-     Se incorporarán nuevas materias. La conducción nocturna podría ser una de ellas

-    Obligación de asistir a las clases en autoescuela. Los aspirantes no podrán someterse a examen sin haber asistido antes a un ciclo de clases en la autoescuela. El objetivo de la DGT — muy acertado según nuestro entender — es evitar «la avalancha de alumnos sin preparar que se presentan actualmente y que están colapsando las jefaturas».

-    Los alumnos aprenderán a utilizar los navegadores. El GPS será utilizado para seguir el recorrido del  examen.

-    Se introducirá nuevo material, incluidos vídeos. Una de las pruebas podría consistir en proyectar una película con un problema de tráfico y que los aspirantes redacten la solución a ese imprevisto. Los exámenes de tipo test tienen los días contados.

-    Se ofrecerá al aspirante un curso previo de concienciación sobre los riesgos al volante. Si ya se exige para le recuperación del permiso por puntos, ¿por qué no para la obtención? Es obvio que antes que reeducar hay que educar. 


El conductor que se “salta” un STOP y que conduce a más velocidad de la permitida no lo hace porque desconozca la norma, sino porque tiene  una actitud negativa hacia la seguridad vial, hacia los demás y hacia el mismo. Si es importante conocer  la norma y  dominar el vehículo, no lo es menos un cambio de actitudes y una mayor percepción del riesgo en el conductor novel. Es necesario potenciar las actitudes positivas hacia la seguridad vial y erradicar los comportamientos de riego en la conducción.  Y esto no se adquiere ni se consigue en ninguna autoescuela virtual por muchas y novedosas aplicaciones de software que se inventen para ser instaladas en móviles o tablets para aprobar la teórica sin asistir a clases presenciales.

martes, 13 de febrero de 2018

JAQUE A LAS AUTOESCUELAS



Varias son las causas que están poniendo en jaque a las autoescuelas: los negocios de la economía colaborativa, el cambio de hábitos de la Generación Z y los Millennials en el transporte, la caída del poder adquisitivo entre las nuevas generaciones, la disminución de nacimientos en las últimas décadas, etc.



Texto publicado en: https://okdiario.com

 LA EXPEDICIÓN DE CARNETS DE CONDUCIR CAE UN 52% DESDE 2007
La economía colaborativa y el cambio de hábitos ponen en jaque a las autoescuelas

Las autoescuelas están nadando en aguas revueltas y no tendrán más remedio que reinventarse. Los negocios de economía colaborativa y el cambio de hábitos de la Generación Z y los Millennials en el transporte están lastrando al sector de las autoescuelas. Lo cierto es que, según un informe de PONS Seguridad Vial, la expedición de permisos de conducir entre los jóvenes de entre 18 y 35 años ha caído más del 52% en la última década.

En la primera mitad del s. XX irrumpe en la vida de la humanidad el coche, un elemento que supuso un cambio de paradigma en los hábitos personales de transporte de la sociedad. Es cierto que en un primer momento tener un automóvil en propiedad estaba restringido a las altas y adineradas esferas, pero la labor de emprendedores como Henry Ford y el trabajo en cadena hicieron la industria más accesible a todas las clases sociales.

De hecho, la Fundación Global de Elecciones de Automóviles determinó que el modelo Ford T, producido entre 1908 y 1927, fue el coche más simbólico del siglo pasado porque permitió bajar el precio de compra y expandir su uso entre la clase media.

En definitiva, la aparición del coche supuso una auténtica revolución y con ella el desarrollo de nuevos negocios y nuevas maneras de abultar las arcas del Estado. En España la reina María Cristina firmó un decreto ley que obligaba a los conductores a obtener un permiso de conducir y a matricular sus coches. El precio de este carnet de conducir rondaba las 17 pesetas y se expedía a partir de los 18 años.

Más allá de las curiosidades históricas, lo que queda patente es que la innovación tecnológica, los nuevos hábitos en transporte y las nuevas generaciones traen como consecuencia el reajuste de algunos negocios clásicos como es el caso de las autoescuelas. Según in informe de PONS Seguridad Vial, desde 2007 hasta 2017 la expedición de permisos de conducir entre los jóvenes de 18 a 35 años ha caído un 52,6%.

Shara Martín, directora general de PONS Seguridad Vial, explica a OKDIARIO que hay varios factores que explican las cifras. “Nacen menos niños y, además, ha habido un cambio de hábitos entre la sociedad gracias a la tecnología”. Señala, además, que “ahora con la tecnología, por ejemplo, no salimos a comprar porque existe la posibilidad de que te traigan la compra a casa y no hay necesidad de desplazamientos”.

La necesidad de tener coche se ve reducida con las nuevas maneras de relacionarnos con las ciudades y está lastrando al negocio de las autoescuelas. Martín asegura que “llevan pasando malas rachas desde hace años” debido a la reducción de la demografía y los cambios en el paradigma de la movilidad”. Un hecho, asegura que “les está obligando a reinventarse ofreciendo más opciones a sus clientes o diversificándose ofreciendo, por ejemplo, formación en el manejo de drones”.

La generación de los llamados ‘Baby Boomers’ – nacidos tras la II Guerra Mundial – y la Generación X, amantes de la estabilidad y un trabajo para toda la vida, soñaban con tener la mayoría de edad para tener coche y permiso de conducir. “En estas generaciones o tenías coche o tenías coche”, explica Martín, “al final la gente deseaba y tenía un coche privado”. Sin embargo, que ahora “las alternativas de desplazamiento han aumentado y no tenemos la necesidad de tener un coche en propiedad”.

Bla Bla Car sigue creciendo, Car2Go y Emov inundan las ciudades con coches compartidos a través de plataformas, las bicicletas eléctricas se han extendido por Europa y la conexión en las ciudades con transporte público es cada día mejor. Y no sólo eso, en la década de 2020 Uber tiene previsto que las principales ciudades tengan servicios de taxis voladores, la semana pasada anunciaba la alianza con Bell Helicopter para poner en marcha drones de conducción automática con rutas predeterminadas.

Con este escenario es más que probable que ni siquiera se necesite contar con carnet de conducir para movernos por el mundo. La directora general de PONS Seguridad Vial explica que “la necesidad y la oferta disponible no es la misma, la realidad es que la gente ni necesita coche ni carnet de conducir o al menos no hay tanta necesidad como antaño”.

Los tiempos cambian y las cifras lo están demostrando. Tras los Millennials que aún tienen rescoldos de  la Generación X y su deseo de poder disfrutar de la libertad que brinda tener coche, llegan los conocidos como Centennials – nacidos a partir de 1995 – para arrasar con todo lo que habíamos apreciado hasta ahora. Éstos últimos nacen con un smartphone bajo el brazo, están sobreinformados, son innovadores con las herramientas a su alcance y, como han nacido bajo la recesión, tienen menos expectativas salariales.

En línea con este último aspecto, José María López, consultor independiente, no cree que el desplome de la demanda tenga que ver solo con la irrupción tecnológica, sino que la caída del poder adquisitivo entre las nuevas generaciones les obligue a moverse de manera distinta. “Ahora se considera más prescindible tener un carnet de conducir, el coche no es tan necesario porque las ciudades están muy conectadas y, además, podemos viajar de manera más diversa”, comenta.

Y añade una apreciación más que, aunque guasona es bastante certera. “Antes, hace años, tener coche era una manera de tener un estatus, incluso, ligabas más”, comenta entre risas.

Martín, además, hace hincapié en otro asunto importante que está marcando la agenda de todos los países comprometidos con la reducción de emisiones de CO2. “Respiramos un aire muy contaminado y no hay más remedio que restringir el tráfico en las ciudades, ahora no todo el mundo hace una inversión en un coche que no sabe si podrá usar”, concluye.

La crisis económica también golpeó al sector, sin embargo, explica Martin, se abrieron muchas y ahora mismo hay 9.000 centros de conducción en España. “Más autoescuelas y menos alumnos, al final no habrá más remedio que aceptar la realidad y reducir la oferta”, comenta la experta.




lunes, 12 de febrero de 2018

APLAUSOS Y PALOS (III)









UN APLAUSO

Para aquellos que utilizan la bicicleta en la ciudad para sus desplazamientos cortos. También para los que se desplazan a pie. No contaminan, hacen un ejercicio beneficioso y colaboran para tener una ciudad menos contaminada.



UN PALO
Para aquellos que hacen un uso excesivo del coche. Lo utilizan para desplazamientos de menos de un kilómetro. Son los que más contribuyen a la contaminación. Hay circunstancias en las que no hay más remedio que utilizarlo, pero en muchas otras se puede ir caminando o en transporte público.


UN PALO

Para aquellos ciclistas que invaden la acera robándole el espacio al peatón a pesar de que todos, todos los manuales recomiendan que, en caso de no haber vías ciclistas, las bicicletas utilicen la calzada de forma segura, nunca las aceras.










martes, 6 de febrero de 2018

PRÓXIMOS CAMBIOS PARA OBTENER EL PERMISO DE CONDUCIR

De los periódicos

Texto publicado en: www.ideal.es
Los 5 grandes cambios que habrá para sacarse el carnet de conducir en 2018
Estas son las modificaciones que va a introducir la DGT para quien quiera sacarse el carnet
Este 2018 está cargado de cambios en lo que respecta a la carretera. Por un lado están las modificaciones al volante que nos esperan, algunas de las cuales, como las novedades en la ITV, ya han entrado en vigor: es el caso de la revisión de los neumáticos. Por otra parte, vamos a asistir a la reforma del procedimiento para obtener eel carnet de conducir, anunciada a principios de año.
Así lo indicó Gregorio Serrano, director de la DGT: "Es evidente que hay que cambiar la manera de examinar, hay que introducir nuevo material, como vídeos, donde haya situaciones reales de tráfico y no sólo contestar ‘a , b y c’ en un test".

Entre los cambios del carnet de conducir destacan los siguientes:
1. Los aspirantes no pueden someterse a él sin haber acudido antes a clases en la autoescuela. El objetivo es evitar "la avalancha de alumnos sin preparar que se presentan actualmente y que están colapsando las jefaturas".
2. Se introducirá nuevo material, incluidos vídeos.
3. Se incorporarán nuevas materias.
4. Se activará la conducción con sistemas de ayuda como los navegadores.
5. Se ofrecerá al aspirante un curso previo de concienciación sobre los riesgos al volante.


lunes, 5 de febrero de 2018

EL AUTOMÓVIL, EL AUTOMOVILISTA Y SUS CONSECUENCIAS…

“Diccionario humorístico del automóvil”
(III)
JEFATURA DE TRÁFICO Y EXAMEN 

Aquellos exámenes de conducir…según el autor de aquel Diccionario humorístico del automóvil.

Para solaz, distracción y, si es posible, esparcimiento y regocijo de ambos colectivos, el de autoescuelas y el de examinadores que tan mal lo vienen pasando últimamente, traemos, de nuevo, dos comentarios más (los dos primeros los publiqué en febrero y marzo respectivamente del pasado  año) de la obra de Francisco Balagué Solá,  “el automóvil, el automovilista y sus consecuencias…”

El libro, como ya señalé, se publicó en 1968 (Editorial M. Casals, Barcelona). Precisamente este fue el año en el que los exámenes de conducir pasaron a ser competencia de la Jefatura Central de Tráfico.


Los funcionarios seleccionados para examinar a los aspirantes al permiso de conducir habían pasado por la Escuela de Automovilismo de Getafe para recibir la pertinente formación. Esta escuela era (supongo que sigue siendo) un centro militar. Se dio la paradoja de que no todos los funcionarios seleccionados para asistir al curso eran titulares de permisos de conducir. 


En aquellos años, si no tenías el permiso de conducir y un SEAT 600 no eras nadie…y todos los españoles querían ser alguien. Aprendían a conducir y se compraban a plazos un SEAT 600 que era el automóvil más asequible a sus economías. Pero antes de la adquisición estampaban su firma en aquellos documentos conocidos como  “letra de cambio”, aceptando la cantidad y la fecha de vencimiento. Esta filosofía de comprar y vender a plazos beneficiaba al tejido productivo, en especial a los fabricantes de automóviles, a sus concesionarios, a los talleres mecánicos, a las estaciones de servicio y, cómo no, a las Autoescuelas.


Próximas las fechas en las que la Jefatura Central de Tráfico se haría cargo de la realización de las exámenes de conducir y, quizá debido a ello, se abrió un debate en una parte de la prensa, en los profesionales y en una parte de la sociedad, sobre todo si en su entorno había algún aspirante a obtener un permiso de conducir en fechas próximas.

Se polemizaba sobre la enseñanza en las Academias de Conductores, las exigencias en los exámenes, el nivel de capacitación de aquellos  “instructores”, el coste de sacarse un carnet de conducir, etc. De siempre han sido temas manidos y recurrentes.

Durante toda la década de los sesenta hubo una estampida de ciudadanos hacia los concesionarios de coches y también  hacia las autoescuelas porque todos querían alcanzar aquel  estatus social que permitía desplazarse conduciendo un coche. El automóvil empezaba a convertirse en un símbolo de una libertad  ilusoria de una  nueva sociedad capitalista —me desplazo a donde quiero, con quien quiero y cuando quiero — sin pensar en los atascos que este fenómeno empezaba a generar.



Los funcionarios examinadores destinados en Barcelona iniciaron su  nueva tarea en la montaña de Montjuic el 1 de febrero de 1968. El libro se publicó en los primeros días de este mismo año. Por este y otros motivos que aparecen en su redactado, cabe pensar que los comentarios y descripciones de su autor sobre los exámenes hacen referencia a los realizados cuando todavía dependían de la Dirección General de Industria. Aunque no diferían mucho de aquellos primeros que realizaban los funcionarios de las Jefaturas Provinciales de Tráfico.

Así describía Francisco Balagué Solá  las JEFATURAS DE TRÁFICO DEL MOMENTO:


Organismo creado para la simplificación de los varios trámites que antes hacían de la matriculación de los vehículos una especie de novelas por entrega, lo que se realiza ahora en unas horas.

Igualmente se ocupan de la vigilancia, encauzamiento y coordinación del tráfico contribuyendo con sus normas, consejos y asesoramiento a hacer posible lo que prácticamente no lo es: que se pueda circular por nuestras carreteras costeras en días festivos del verano.

Suponemos que las Jefaturas de Tráfico demostrarán igualmente su eficiencia en la labor que ahora se les encomienda sobre exámenes de conductores, problema acuciante cuya solución adecuada es preciso y urgente hallar, ante las, cada día, mayores dificultades que la circulación motorizada representa.

Y esto otro decía del que , más en concreto, se realizaba en la Montaña de Montjuic de Barcelona: 







Aunque a simple vista parezca que ya todos tienen permiso de conducir la realidad es bien diferente y de ello se congratulan las Auto-Escuelas. Son legión los que aspiran a esa preciada cartulina que faculta para manejar coches, por habérseles despertado tarde la comezón de conducir o bien por no haber adquirido el desarrollo necesario para comprar coche hasta ahora. Y también son muchísimos los que acaban de cumplir los 18 años.


¿En qué consiste el examen de conducción? Trasladémonos al Estadio de Montjuich para constatarlo de visu. A las 8,30 ante la puerta «R», más de un centenar de alumnos esperan. Es el primer turno y hay tres, normalmente. Se les pasa lista y entran en un local para sufrir el examen de teoría. Se les entrega un formulario y tienen que contestar «Si» o «No» a unas preguntas relativas al Código, aclarar un par de gráficos sobre prioridad de paso y designar debidamente unos «discos» sobre señales.

 La contestación a base del «Si» o el «No» presupone que cada alumno tiene el 50 % del problema resuelto a base del azar. Recalquemos, sin embargo, que los alumnos, en su mayor parte, saben lo que tienen que responder ya que en las Auto-Escuelas les han hecho repetir cien veces formularios parecidos. No entienden las preguntas, pero distinguen cuando hay que decir «si» y cuando «no».

Una hora después del examen de teoría les entregan la calificación que sea positiva o negativa les facilita el paso al examen práctico. Y los aspirantes se sientan frente al volante del coche en que han efectuado sus pruebas de aprendizaje y comienza la tortura.




Un guardia urbano mira sus papeles y su documento de Identidad, para comprobar que el que se examina es el alumno y no su tío de Badajoz que podría ser un experto. Y da la orden de partida. El futuro chófer intenta colocar la primera, lo que así, de primera intención no siempre logra por causa de los nervios, pero si consigue hacer mucho ruído. El guardia, cachazuda y campechanamente le indica que resulta conveniente apretar el embrague. Otras veces, pese a no desembragar, el golpe propinado a la palanca de cambio es tan brutal que la marcha entra y el coche arranca, dando un gran salto, como canguro retozón.

Tipo canguro o tipo carro, el coche avanza en primera velocidad y acomete la prueba primera: pasar en zig-zag entre tres palos situados a distancia suficiente para que entre ellos pudiera pasar un camión articulado. Pese a ello, alguno de los forzados, quizás soñando en su futura participación en Le Mans, aceleran. Una valla metálica les saca de sus sueños prematuros. El coche, más o menos abollado, es retirado por el instructor y el alumno del examen, por el guardia.

Los que consiguen vencer la tentación de apretar el acelerador siguen la prueba. Una vez superados los tres palos, han de cambiar a segunda. Los hay tan tacaños que no quieren cambiar nada (seguramente pensando que con los cambios se suele perder) y siguen adelante, conteniendo la marcha del coche a medio embrague y haciendo polvo el disco de ídem. Pero es lo que ellos piensan: con lo que les cobran por las prácticas ya les quedará algo a los de las Auto-Escuelas para discos de esos.

Como lo reglamentario es efectuar el cambio dicho; de tarde en tarde se asoma un examinador y a los que pesca en primera, están fritos. Se les invita a volver dentro de tres semanas, para que tengan tiempo suficiente para meditar sobre las ventajas de cambiar a segunda. Los que lo hacen o no son pescados, continúan hasta una rampa donde han de parar para arrancar nuevamente. Allí es el crujir de dientes y, a veces, de metales, cuando el coche se va hacia atrás y no para hasta darse con el que seguía. La rampa no supone más allá de un 5 %, pero ya es broma eso de tener que coordinar embrague, acelerador y freno de mano...



Sin embargo, los más logran vencer tamaño escollo y suben un poco más para cambiar el sentido de marcha del coche en una calle que no tiene más de cinco metros de anchura. También esta nueva dificultad suele ser superada por la mayoría y ya no resta más que la difinitiva: la de encajonar el coche entre dos palos, sin tirarlos, y de forma y modo que el artefacto quede más o menos paralelo al bordillo de fondo y no más distantes, sus ruedas interiores, de 25 centímetros del mismo.

El aspirante sitúa el coche; hace marcha atrás; gira primero a la derecha y luego a la izquierda, de acuerdo con las referencias señaladas por su probo instructor y con más o menos sudores y con un par de maniobras de corrección, deja el coche aparcado. Y deja de ser aspirante porque se ha convertido en «apto» para conducir.




El aspirante sitúa el coche; hace marcha atrás; gira primero a la derecha y luego a la izquierda, de acuerdo con las referencias señaladas por su probo instructor y con más o menos sudores y con un par de maniobras de corrección, deja el coche aparcado. Y deja de ser aspirante porque se ha convertido en «apto» para conducir.
  
Después... ¡Depende de tantos factores! Si tiene un poco de precaución y mucho de suerte, después de muchos sustos, va aprendiendo a conducir y llegará un día en que quizás será un experto. Si no tiene precaución ni suerte... ¡La lista de «sucesos» aumenta de día en día!

 Aunque nuestros jóvenes conductores no lo crean, así  aprendimos  a conducir todos los españoles y españolas cuyo  permiso de conducir supera el medio siglo de antigüedad.

¡Qué poco se parecen, afortunadamente, aquellos exámenes a estos de hoy!