domingo, 17 de diciembre de 2017

EL ARTE DE CONDUCIR UN AUTOMÓVIL

LA NECESIDAD DE CREAR UNA ESCUELA DE CHAUFFEURS

Conducir un automóvil es operación fácil de aprender. En dos horas se encuentra cualquiera dispuesto a guiar un coche, para lo cual basta con conocer el funcionamiento de las palancas y pedales, saber manejar el volante, haber aprendido que para pasar de una velocidad a otra es necesario desembragar, y algunas otras maniobras esenciales y sencillas, con las cuales, la mayor parte de nuestros automovilistas se creen ya unos perfectos conductores.


Los lectores de una prestigiosa revista de “sports” tuvieron ocasión de leer las anteriores líneas allá por un gélido día del mes de febrero de 1907.

Lo más sensible es que no sólo los aficionados creen haber perfeccionado su educación automovilista con los conocimientos de que antes hemos hablado, sino que muchos, por no decir todos los chauffeurs profesionales que hoy tenemos, se encuentran en el mismo caso. Ya repetidas veces — seguía diciendo el autor de este escrito — hemos abogado en estas columnas por la creación de escuelas de chauffeurs, en las que, después de adquirir los conocimientos necesarios, se expidieran títulos de aptitud que fueran una garantía de las vidas y de los intereses de los propietarios de los coches.


En mayo de ese mismo año  el diario HERALDO ALAVES publíca un “remitido” del  ciudadano alavés Sr.Arturo Salazar en el que abogaba, por tres deseaos. El tercero era  la creación de una autoescuela: (ver entrada de 24 de abril de 2013)


.- La creación de una escuela de “chauffeurs donde los alumnos recibieran una enseñanza eminentemente práctica. Para este objeto creemos que nuestro ilustre Ayuntamiento debía de ponerse en relación con la casa Darracq.


No es frecuente en los albores del siglo pasado que el dueño de un automóvil guie su propio vehículo. Unos años antes los coches de caballos los guiaba un profesional, el “cochero”. En 1907, los automóviles los guían un “chauffeur”.
Conducir un automóvil es cosa fácil; estrellarse con él lo es aún mucho más para el que ignora algunos preceptos. Y los ignoran porque están en el nacimiento del automóvil y apenas existen autoescuelas donde poder aprender y las pocas que hay están en las grandes ciudades.

Allá por 1908, cuando la industria automovilística estaba en pañales, hubo un autor francés llamado Louis Baudry de Saunier, escritor y periodista, divulgador de ciencia y especializado en el automóvil. Escribió varios libros y muchos artículos en el semanario francés L'Illustration.

Entre los libros que escribió está el que hoy nos ocupa y  cuyo título en francés es:” L`Art de bien conduire une automobile”. Es una recopilación de conocimientos de los principios y habilidades que un conductor debe poseer para poder obtener de su automóvil el mayor rendimiento posible.





El libro consta de un prologo del propio autor y de cinco capítulos. El primero está dedicado al conductor.