Lunes, 20 de agosto de
2018, día caluroso y yo acabo de llevarme una decepción más. Ha sido leyendo
una entrevista publicada en “Última Hora”,
un diario mallorquín.
El entrevistado
es, según el periódico, director y experto en seguridad vial con más de 30 años de experiencia en
la enseñanza de la conducción. Expresidente de las autoescuelas de
Baleares y actualmente colaborador de varios programas de radio y televisión de
ámbito nacional y autonómico.
Me ha desilusionado, en
particular, la respuesta que ha dado
este expresidente de las autoescuelas de
Baleares a una de las preguntas de su entrevistador:
—Velocidad,
alcohol y drogas al volante. ¿Qué podemos hacer para concienciar a los conductores?
—Una
buena solución pasa por concienciar a los políticos de las diferentes
administraciones que deben aumentar el presupuesto de las campañas de
concienciación en medios de comunicación y dotar de más elementos materiales a
las diferentes policías locales de la mayoría de los ayuntamientos de las
Islas. Hay que aumentar los controles de radar, controles de alcoholemias
-drogas, cámaras de vigilancia en las vías públicas etc.
Ni una sola
referencia, ni alusión alguna al papel que puede jugar la autoescuela para
concienciar al conductor desde la formación y educación. Este señor, que ha
sido formador (no sé si lo sigue siendo) y representante de buen número de
autoescuelas, ni se ha acordado del papel que pueden jugara estos centros a la
hora de concienciar a los aspirantes a conductores en lo relacionado a los
factores de riesgo y las medidas preventivas. Da que pensar sobre algunos representantes
de este sector.
Concienciar
no es precisamente establecer más controles y más vigilancia. Que son
necesarios nadie lo niega. Pero si el conductor tuviera conciencia de esos
factores de riesgo y los asumiera, seguro que esas propuestas estarían de más y
sobrarían.
Parece, señor director y asesor de
seguridad, que el verbo concienciar lo conjugamos de manera diferente usted y yo.
“Concienciar”, como usted muy bien sabe, es hacer que alguien sea
consciente de algo. Es adquirir conciencia de algo. Y, por otra parte, conciencia
es conocimiento claro y reflexivo de la realidad circundante.
Al menos eso es lo que dice el DRAE.
El conductor sabe lo que ha de
hacer, sabe cómo hacerlo, pero por los motivos que fueren no quiere hacerlo y
no lo hace. Por eso se salta un stop, excede de la velocidad establecida, ingiera
alcohol u otro tipo de droga, y a continuación conduce, habla por el móvil
mientras coge el volante, etc, etc.
¿Por qué esta conducta? Es la
pregunta que nos debiéramos hacer. A mi modesto entender porque no tiene conciencia
del riesgo físico a que se expone él y al que expone a los demás. Hacérselo ver
y convencerlo de que no lo haga, de que son conductas peligrosas en las que pueden
perder la vida, la suya y la de sus semejantes, sería concienciar, sería
educar, sería formar. Al menos, asi me lo parece a mi, que también tengo una
larga experiencia en la enseñanza de la conducción. Casi 40 años de mi vida he
dedicado a esta actividad.
“Clavarle” una multa al infractor porque
lo ha cazado el radar, seguro que es necesario, pero no es concienciar. Será
otra cosa. ¿Podríamos llamarle represaliar?
Y puede creerme si le digo, señor
Antoni, que no estoy en contra del
radar, ni de las multas, ni de la retirada de puntos, etc. Más bien lo
considero necesario, pero no como primeras medidas. Todo lo que no sea formar y
educar no tiene efectividad a medio y largo plazo. Ya ve como en pocos años se
va perdiendo el miedo al permiso por puntos y los accidentes van repuntando en
los últimos años.
En cuanto a las campañas de
concienciación en los medios de comunicación, ya las hay. Y algunas son bastante
interesantes. ¿Pero son efectivas en sus mensajes?
Recuerdo en estos momentos una cuyo
mensaje iba dirigido a los padres para
que enseñaran a los hijos comportamientos viales, como cruzar seguro por una calle, por ejemplo. Se
partía de la premisa que el padre o la
madre son el mejor ejemplo para los hijos. Pero es más que difícil que un niño,
cuando va solo, espere para cruzar la calle a que el semáforo se ponga en verde
para los peatones, si su padre o su madre el domingo por la mañana, lo lleva cogida de una mano, cruza por mitad de la calle,
lejos del paso de peatones, mientras teclea con la otra mano la pantalla de su
móvil. ¿Creen que este niño adquirirá conductas viales seguras?
Afortunadamente,
hay padres y madres que están concienciados y lo hacen bien.
El comentario sobre la respuesta a la
pregunta de quién conduce mejor, el
hombre o la mujer, lo dejamos para otra ocasión.