Los títulos
y subtítulo, que estos días he tenido ocasión de leer en periódicos digitales,
de algunos artículos relacionados con el conflicto que tienen los
examinadores con la DGT y los daños colaterales
del mismo sobre las autoescuelas me ha
rememorado experiencias, situaciones, circunstancias de aquella otra crisis de
inicios de la década de los ochenta.
Hacía un
año escaso que las autoescuelas de
Barcelona y su provincia habían salido de una huelga laboral que duró cincuenta
días. Casi dos meses estuvieron cerradas, sin trabajo, sin ningún tipo de
ingresos. Muchas de ellas quedaron bastante “tocadas” y ya no consiguieron
recuperarse.
Era febrero
de 1981. Llevaba un servidor, poco más de un año, ejerciendo las funciones de
director en una autoescuela de la ciudad de Barcelona. Habían pasado dos años
de la referida huelga, y así rezaba el título de un artículo del periodista
Rafael Wirth que pudimos leer en La Vanguardia de Barcelona el día 6 de febrero
de 1981.
Pero en esta ocasión las dificultades no llegaban
solo para las autoescuelas de Barcelona
y su provincia, sino que afectaban a
todas las de España. Los problemas que amenazaban a las autoescuelas no tenían
su origen, en esta coyuntura, en una huelga laboral, sino en otros muy diversos,
cuya raíz estaba en una crisis económica general de venía arrastrando nuestro
país.
Quedaba atrás toda una década inflacionista. El
Índice de Precios al Consumo (IPC) había pasado de del 6.8 en 1970 a 26.4 en 1977.
Todos los productos
estaban subiendo de precio. Por ejemplo, la gasolina: ayer, a 46 pesetas el
litro; hoy, a cincuenta y pico y mañana, ya veremos... ¿A dónde vamos a parar? — se preguntaba la
gente.
La inflación acabó en 1980 por encima del
15% y los préstamos bancarios estaban
entre el 16 y el 18 por ciento.
Mientras tanto el número de aspirantes a
conductores en las autoescuelas había bajado considerablemente y, por el
contrario, el número de autoescuelas había aumentado.
En la provincia de Barcelona se había pasado de
tener 309 autoescuelas, en 1970, con una media de 192 alumnos por año y centro,
a 689 autoescuelas y 92 alumnos en 1979. En 1980, ya se contabilizaban 817
autoescuelas.
A nivel nacional, en 1980, podrían existir alrededor
de 5.200 autoescuelas y según la Federación Nacional había riesgo de despedir a 7.000 profesores
debido a los problemas por los que atravesaba el sector.
En 1981,
la situación no había mejorado, sino que parecía empeorar. Algunos opinaban que
el descenso de alumnos en las autoescuelas lo estaba provocando, sobre todo, la
falta del poder adquisitivo de los jóvenes que, en su mayoría y desde hacía tiempo, buscaban su
primer trabajo lo que viene a decir que la gente joven, principal cliente de la
autoescuela, no tenía dinero para costearse el permiso de conducir. Les suena
esto, ¿verdad?
Había quien reducía el problema a la crisis
económica. La Federación Nacional Autoescuelas consideraba que la situación, no
solo tenía que ver con la crisis económica, sino también con la indiscriminada
autorización de apertura de nuevas autoescuelas que se venía produciendo por la
DGT.
Fuera por el incremento de precio que venían
experimentado el automóvil, o la gasolina, o el precio del permiso, el caso era
que el trozo de pastel que tocaba a cada autoescuela era más pequeño año tras
año.
Aquella crisis que hemos rememorado poco o nada
tiene que ver con la que están sufriendo actualmente. Sin embargo, allí estaba
también la DGT de por medio y de alguna manera influyendo por la falta de unos criterios estables y serios.
Sus cambios de normativa eran continuos y no siempre para bien. En ocasiones
llegaban a ser absurdos e innecesarios y con exigencias de un alto coste
económico.
Titulares recientes que encabezan los artículos y
reportajes del actual conflicto han
venido a remover loe enseres viejos de mi memoria:
- La autoescuelas alertan de que la
huelga de examinadores será su «ruina»
- Las autoescuelas auguran una oleada de
despidos por la huelga de examinadores
- Muchas
autoescuelas de Ciudad Real podrían echar el cierre de seguir la huelga de
examinadores, según los empresarios
- Casi un centenar de vehículos de autoescuelas han
desfilado por las calles de Ciudad Real —hay 120 autoescuelas en la provincia—
para mostrar su “indignación y malestar” por la falta de examinadores de
tráfico que podría provocar el cierre de muchas de ellas, “después del verano
si la situación continúa igual”.
En aquella crisis de los ochenta, la
supervivencia de las empresas dependía de la mejor o peor gestión de sus titulares. Nadie ni nada les impedía
trabajar a los que sabían buscarse trabajo. Hoy es la huelga la que les
imposibilita la actividad laboral.
Nada que ver
la una con la otra, pero las consecuencias de entonces y las de ahora avocan al
mismo desastre: el posible cierre de pequeñas empresas con la consiguiente pérdida
de puestos de trabajo.
Las crisis
económicas revelan la gran importancia que tiene un solo puesto de trabajo. Las crisis han
dado su verdadero
valor al hecho de cobrar a fin de mes.
Las crisis han demostrado lo beneficioso que puede llegar a ser el contar con
un gran numero de pequeños y medianos empresarios. Sin embargo la DGT y el colectivo examinador parecen ignorarlo.
¡Qué pena!
La solución de
ahora es más fácil que la de entonces. Solo hace falta buena voluntad por parte
de la DGT y/o de los examinadores. Estos saben que su empresa — el Estado — no
cerrará y ellos no perderán sus puestos de trabajo. Y la DGT no se verá avocada
a un concurso de acreedores por unos cuantos días más de paro en los exámenes.
¡Cómo
agradecería el colectivo de autoescuelas un gesto de buena voluntad por parte
de colectivo examinador!