lunes, 17 de julio de 2017

AQUELLA CRISIS, ESTA HUELGA Y…SUS POSIBLES CONSECUENCIAS

Los títulos y subtítulo, que estos días he tenido ocasión de leer en periódicos digitales, de algunos artículos relacionados con el conflicto que tienen los examinadores  con la DGT y los daños colaterales del mismo sobre las autoescuelas  me ha rememorado experiencias, situaciones, circunstancias de aquella otra crisis de inicios de la década de los ochenta.

Hacía un año  escaso que las autoescuelas de Barcelona y su provincia habían salido de una huelga laboral que duró cincuenta días. Casi dos meses estuvieron cerradas, sin trabajo, sin ningún tipo de ingresos. Muchas de ellas quedaron bastante “tocadas” y ya no consiguieron recuperarse.


Era febrero de 1981. Llevaba un servidor, poco más de un año, ejerciendo las funciones de director en una autoescuela de la ciudad de Barcelona. Habían pasado dos años de la referida huelga, y así rezaba el título de un artículo del periodista Rafael Wirth que pudimos leer en La Vanguardia de Barcelona el día 6 de febrero de 1981.



Pero en esta ocasión las dificultades no llegaban solo para las  autoescuelas de Barcelona y su provincia,  sino que afectaban a todas las de España. Los problemas que amenazaban a las autoescuelas no tenían su origen, en esta coyuntura, en una huelga laboral, sino en otros muy diversos, cuya raíz estaba en una crisis económica general de venía arrastrando nuestro país.

Quedaba atrás toda una década inflacionista. El Índice de Precios al Consumo (IPC) había pasado de del 6.8 en 1970 a 26.4 en 1977.

Todos los productos estaban subiendo de precio. Por ejemplo, la gasolina: ayer, a 46 pesetas el litro; hoy, a cincuenta y pico y mañana, ya veremos... ¿A  dónde vamos a parar? — se preguntaba la gente.

La inflación acabó en 1980 por encima del 15%  y los préstamos bancarios estaban entre el 16 y el 18 por ciento.

Mientras tanto el número de aspirantes a conductores en las autoescuelas había bajado considerablemente y, por el contrario, el número de autoescuelas había aumentado.

En la provincia de Barcelona se había pasado de tener 309 autoescuelas, en 1970, con una media de 192 alumnos por año y centro, a 689 autoescuelas y 92 alumnos en 1979. En 1980, ya se contabilizaban 817 autoescuelas.

A nivel nacional, en 1980, podrían existir alrededor de 5.200 autoescuelas y según la Federación Nacional  había riesgo de despedir a 7.000 profesores debido a los problemas por los que atravesaba el sector. 



En  1981, la situación no había mejorado, sino que parecía empeorar. Algunos opinaban que el descenso de alumnos en las autoescuelas lo estaba provocando, sobre todo, la falta del poder adquisitivo de los jóvenes que, en su  mayoría y desde hacía tiempo, buscaban su primer trabajo lo que viene a decir que la gente joven, principal cliente de la autoescuela, no tenía dinero para costearse el permiso de conducir. Les suena esto, ¿verdad?

Había quien reducía el problema a la crisis económica. La Federación Nacional Autoescuelas consideraba que la situación, no solo tenía que ver con la crisis económica, sino también con la indiscriminada autorización de apertura de nuevas autoescuelas que se venía produciendo por la DGT.

Fuera por el incremento de precio que venían experimentado el automóvil, o la gasolina, o el precio del permiso, el caso era que el trozo de pastel que tocaba a cada autoescuela era más pequeño año tras año.

Aquella crisis que hemos rememorado poco o nada tiene que ver con la que están sufriendo actualmente. Sin embargo, allí estaba también la DGT de por medio y de alguna manera influyendo por la  falta de unos criterios estables y serios. Sus cambios de normativa eran continuos y no siempre para bien. En ocasiones llegaban a ser absurdos e innecesarios y con exigencias de un alto coste económico.

Titulares recientes que encabezan los artículos y reportajes del actual conflicto  han venido a remover loe enseres viejos de mi memoria:

- La autoescuelas alertan de que la huelga de examinadores será su «ruina»

- Las autoescuelas auguran una oleada de despidos por la huelga de examinadores

- Muchas autoescuelas de Ciudad Real podrían echar el cierre de seguir la huelga de examinadores, según los empresarios

 

- Casi un centenar de vehículos de autoescuelas han desfilado por las calles de Ciudad Real —hay 120 autoescuelas en la provincia— para mostrar su “indignación y malestar” por la falta de examinadores de tráfico que podría provocar el cierre de muchas de ellas, “después del verano si la situación continúa igual”.

En aquella crisis de los ochenta, la supervivencia de las empresas dependía de la mejor o peor gestión de  sus titulares. Nadie ni nada les impedía trabajar a los que sabían buscarse trabajo. Hoy es la huelga la que les imposibilita la actividad laboral.


Nada que ver la una con la otra, pero las consecuencias de entonces y las de ahora avocan al mismo desastre: el posible cierre de pequeñas empresas con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.

Las crisis económicas revelan la gran importancia  que tiene un solo puesto de trabajo. Las crisis han dado su verdadero
valor al hecho de cobrar a fin de mes. Las crisis han demostrado lo beneficioso que puede llegar a ser el contar con un gran numero de pequeños y medianos empresarios. Sin embargo  la DGT y el colectivo examinador parecen ignorarlo. ¡Qué pena!



La solución de ahora es más fácil que la de entonces. Solo hace falta buena voluntad por parte de la DGT y/o de los examinadores. Estos saben que su empresa — el Estado — no cerrará y ellos no perderán sus puestos de trabajo. Y la DGT no se verá avocada a un concurso de acreedores por unos cuantos días más de paro en los exámenes.

¡Cómo agradecería el colectivo de autoescuelas un gesto de buena voluntad por parte de colectivo examinador!