miércoles, 8 de enero de 2020

CAPACITACIÓN + EDUCACIÓN


Hasta hace poco tiempo,  cuatro o cinco años atrás, la mayoría de las personas intentaban obtener su licencia de conducir tan pronto como alcanzaban la edad en que el sistema legal de su país les permite conducir. En los países desarrollados, incluidos todos los Estados miembros de la UE, se ha logrado una motorización masiva y esto ha supuesto que la mayoría de las personas, cuando todavía son adolescentes o adultos jóvenes,  de manera formal o informal, han adquirido los aprendizajes necesarios para aprobar el examen de conducir.

En los países desarrollados, el tráfico ha venido siendo la causa principal de muerte de personas entre 18 y 24 años .Por ejemplo, en los Países Bajos en 2014, el 22% de todos los conductores de automóviles involucrados en accidentes graves eran conductores entre 18 y 24 años de edad, mientras que este grupo representaba solo el 10% de todos los titulares de licencias. En España, en este mismo año, los conductores de automóviles de 18 a 24 años implicados  en accidentes con victimas representaban el 11.69% mientras que este grupo  representaba el 7% del total del censo de conductores.


Si nos fijamos en los conductores de 65 años o más, resulta que los conductores  implicados representaban el 7.2% mientras que su representación en el total de titulares de permisos era del  13.5%.

 Si nos centramos en el año 2018, los conductores implicados en accidentes con víctimas en la franja de edad de 18 a 24 años representan el 11.6% y en los conductores de 65 años o más el 7.52%. La representación del primer grupo en el censo total de conductores es del 5.72%, mientras que el segundo grupo representa el 15.5%.

Curiosamente el porcentaje más alto de conductores implicados en accidentes de tráfico con víctimas está en el grupo que va de 35 a 44 años.
  
Esta sobrerrepresentación de los jóvenes conductores en accidentes automovilísticos graves se encuentra en todos los países desarrollados y es  causada por la edad, la falta de habilidades y de experiencia. Se acepta mayoritariamenrte que la falta de habilidades se debe principalmente a la falta de experiencia y que la falta de experiencia contribuye más al riesgo de choque que la edad.





 La capacitación inicial para conductores es una de las principales contramedidas destinadas a reducir la participación de los conductores jóvenes noveles en los accidentes graves al comienzo de su actividad como conductores. Autores como Senserrick y Haworth (2005) han definido la capacitación para conductores como cualquier tipo de esfuerzo mediante la enseñanza y el aprendizaje destinados a aumentar las habilidades de los conductores en el tráfico y los motivos para usar estas habilidades de manera que mejoren la seguridad.

Hay una sutil diferencia entre la educación del conductor y la capacitación del conductor.

Mientras que la capacitación es predominantemente mejora en habilidades, la educación para conductores trata de mejorar las actitudes seguras y acrecentar la disposición a ser un conductor seguro y responsable. La capacitación para conductores generalmente responde a un enfoque específico para mejorar las habilidades, y a menudo también abarca la educación. (Keskinen y Hernetkoski, 2011).

 Los conductores seguros y responsables no solo poseen habilidades, destrezas y conocimientos sobre as normas de tráfico, sino que además saben anticipar los peligros y son conscientes de los riesgos que estos peligros pueden causar. Pueden predecir el cómo los peligros potenciales pueden convertirse en situaciones de riesgo real y pueden, entonces,  tomar medidas para mantener un margen de seguridad lo suficientemente grande como para evitar un choque en caso de que el peligro potencial se materialice. Conocen sus propias limitaciones y solo aceptan riesgos a los que pueden hacer frente. Un conductor responsable no quiere exceder a sus propias habilidades y experimenta sentimientos de pérdida de control cuando las sobrepasa.

Para no perder el control, el conductor seguro y responsable busca el equilibrio entre las exigencias de la tarea y sus propias capacidades. Este equilibrio de capacidades y demandas de tareas basadas en la autoevaluación y la evaluación de riesgos la han denominado calibración (Horrey, Lesch, Mitsopoulos-Rubens y Lee, 2015) (en otra ocasión comentaremos este concepto)

Tiempo atrás, la capacitación de conductores para prepararlos para aprobar el examen práctico tendía a enfocarse solo en la capacitación de destrezas y comportamientos con respecto al control del vehículo y el dominio de las situaciones básicas de tráfico. Sin embargo, en la actualidad, la capacitación básica e inicial  para conductores también abarca la capacitación de las llamadas habilidades de orden superior, como anticipación de riesgos, conciencia de riesgos, autoconciencia y calibración.