Un “mensis horribilis” , pero un mes para la reflexión
Hablar
del 2022 como annus horribilis en cuanto a fallecidos en accidentes de tráfico
puede que de momento sea prematuro, pero de lo que ya no cabe duda es que este
mes de enero pasado ha sido un mensis
horribilis.
Durante
sus 31 dias se han registrado en las carreteras 87 siniestros mortales en los
que han fallecido 100 personas. Han sido 27 más que en el mismo mes de 2019. Para
encontrar una cifra similar, hay que remontarse a enero de 2012, que fallecieron
102 personas.
Según el director del Observatorio de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico, Álvaro Gómez “el aumento de la siniestralidad se ha concentrado en vías de gran capacidad y fines de semana, con la salida de vía como escenario más frecuente; debemos recordar los factores concurrentes más asociados a este tipo de accidente: velocidad, distracciones y consumo de alcohol”.
Cabe destacar dos circunstancias:
a) que el aumento, respecto a
2019, en más de la mitad de víctimas se ha dado en
vías de alta capacidad y
b) que se ha pasado de 15 personas fallecidas en enero de 2019 a 39 en este enero de 2022.
Según
el director del Observatorio de Seguridad Vial de la Dirección General de
Tráfico, Álvaro Gómez “el
aumento de la siniestralidad se ha concentrado en vías de gran capacidad y
fines de semana, con la salida de vía como escenario más frecuente; debemos
recordar los factores concurrentes más asociados a este tipo de accidente:
velocidad, distracciones y consumo de alcohol”.
Cabe destacar dos circunstancias:
a) que el aumento, respecto a
2019, en más de la mitad de víctimas se ha dado en
vías de alta capacidad y
b) que se ha pasado de 15 personas fallecidas en enero
de 2019 a 39 en este mensis horribilis
de 2022.
En función
del tipo de siniestro, destaca el incremento que han tenido las salidas de vía
con 36 fallecidos, respecto a las 24 víctimas mortales de enero de 2019. Este
aumento se ha producido sobre todo en autopistas y autovías.
Por si fuera poco, este aumento de la siniestralidad se ha producido en un contexto de menor número de desplazamientos, concretamente un 1% menos de movimientos de largo recorrido que en enero de 2019. Este 1% son muchos miles de desplazamientos.
Según
el medio de desplazamiento, los turismos son los que más han visto incrementada
su siniestralidad, pasando de los 35 fallecidos en enero de 2019 a los 49 de
este mismo año. En el caso de los usuarios vulnerables, las cifras se mantienen
estables con 28 personas fallecidas.
Mientras veo estas estadísticas, me
acuerdo de toda aquella gente que levantaron sus voces contra la propuesta del
Director de la DGT de impartir un curso presencial y obligatorio de 8 horas sobre riesgos
al volante de un automóvil. Una
idea nada descabellada y sí muy acertada que ya ocurre en 25 países europeos, al
menos, entre los que está Suecia, por ejemplo, uno de los países europeos con
amplia tradición en el ámbito de la seguridad vial.
La DGT retrocedió tras la polémica generada alrededor de la medida, con quejas de la plataforma de las autoescuelas digitales y un informe poco fundamentado de Competencia, cuyos autores sabrán mucho o poco, no lo sé, sobre competencia, pero estoy seguro de que en seguridad vial, educación vial y formación vial tienen mucho que aprender para pronunciarse como lo han hecho.
Debido a estos y algunos más que no han
entendido que la formación y educación del conductor mediante el curso de las
horas que sean son medidas preventivas muy eficaces para que los futuros conductores y conductoras eviten riesgos viales y
tengan comportamientos adecuados a la tarea que realizan a los mandos de un
automóvil.
Como bien dice el catedrático Montoro: la educación y la formación es uno de los pilares de
la prevención que menos ha evolucionado en los últimos 30 años.
¿A qué esperamos después de conocer las cifras de fallecidos de este mes
de enero de 2022?