Pioneros del automóvil:
El coche eléctrico
El automóvil eléctrico
no es un recién llegado, es un invento del siglo XIX. Tiene casi dos siglos de
historia aunque esté repleta de altibajos, de luces y de sombras. Su invención se remonta a la primera mitad
del siglo XIX y hay que decir que apareció antes que el vehículo con motor de
explosión. Y sería justo decir también que los coches eléctricos que circulaban
por los caminos de los países industrializados en los años iniciales del siglo
XX superaban en número a los movidos por vapor o por derivados del petróleo.
Vamos que en aquella época eran los dueños de las carreteras, más bien de los
caminos.
Mientras que la
industria europea concentraba sus esfuerzos en ofrecer a sus clientes un
automóvil rápido, la americana, que empieza a vislumbrar el futuro del
automóvil eléctrico, piensa en su fabricación a gran escala y en su posterior comercialización y pronto empiezan
a surgir marcas como Morris y Salom, Baker Motor
Company o Studebaker que lograron un
cierto éxito comercial antes de entrar de lleno en el siglo XX.
Fue un tal Robert
Anderson, un industrial escocés el que, en 1839, inventó el que sería el primer
coche eléctrico de la historia. No era otra cosa que un carruaje equipado con
un motor eléctrico alimentado por una pila de energía no recargable. Aquel
motor sólo fue capaz de mover aquel vehículo a una velocidad de 6 kilómetros
por hora.
En 1881, los ingleses
William Ayrton y John Perry crean el primer triciclo eléctrico. Su batería le
proporcionaba una potencia de medio caballo y podía recorrer, dependiendo del
terreno, entre 16 y kilómetros a una
velocidad de 15 km/h.
Por este mismo año
(1881), el francés Charles Jeantaud, con ayuda de otros, diseñó y construyó su
primer coche eléctrico. Era un vehículo pesado, su motor eléctrico funcionaba
con 21 baterías. Este vehículo y los que construyo posteriormente fue
financiado por el aristócrata francés Gaston de Chasseloup Laubat y que fue
además conductor habitual de estos vehículos.
Transcurre poco más de
una década, y el ingeniero mecánico Henry G. Morris y el químico Pedro G. Salom
se asocian y construyen, en 1894 el “Electrobat”, maravilla de ingeniería, según
opiniones de sus contemporáneos. Disponía de dos motores de 1.5 caballos cada
uno que hacían posible que circulara a una media de 32 km/h., pudiendo recorrer
una distancia de unos 40 kilómetros.
Los primeros modelos tenían ruedas de hierro para soportar el
enorme peso de la batería. Para el primer viaje de prueba se necesitó de
un permiso del Ayuntamiento que puso un policía por delante para despejar
cualquier carruaje de caballos que hubiera en el camino y evitar el pánico en
los animales.
En 1898, Gaston de Chasseloup Laubat pilotando vehículos electrcios Jeantaud bate
el record de velocidad de 63.149 km/h. Un año más tarde lo establece en 92.696
km/h.
El enorme peso de las
baterías y el hecho de no ser recargables era dos grandes inconvenientes de los
primeros vehículos eléctricos. Transcurrieron cuatro décadas hasta que se
inventaron las primeras baterías recargables. Fue a partir de entonces cuando
el coche eléctrico empieza a fabricarse en plan industrial.
Antes de alcanzar el
siglo XX, en 1899, el piloto Camille Jenatzy, con un coche eléctrico llamado
“La Jamais Contente”, logra alcanzar 105 kilómetros por hora, estableciendo un
nuevo record de velocidad.
Antes de alcanzar el siglo
XX, la Baker Motor Vehicle Company empieza a producir el Baker Electric en dos
modelos distintos. Ambos disponía de dos asientos y baterías de 12 células que
le proporcionaban potencia sufieciente para recorrer una distancia de 160
kilómetros a una velocidad de 35 km/h.
El coche eléctrico se
ponía de moda. Estos coches se impusieron a otros medios de transporte y tal era su
éxito que en el año 1900, casi el 30% de los automóviles que rodaban por EEUU
eran eléctricos. Parece ser que, por lo menos, había veinte mil automóviles
movidos por electricidad. Con la entrada del nuevo siglo se empezó la construcción
de autobuses y taxis eléctricos.
El entusiasmo
por los coches eléctricos también se instaló en Europa, en especial en Francia.
Nuestro país no fue ajeno a la moda de aquellos primeros automóviles. Una empresa,
la “E. la Cuadra y Cía”, Compañía General de coches-automóviles Emilio de la
Cuadra fue la primera que se en Barcelona y a pesar de los importantes
esfuerzos que dedicó a su desarrollo tuvo escaso éxito. Su aventura apenas duró
poco tiempo y en 1901, debido a la falta
de recursos económicos, tecnológicos y materiales, tuvo que cerrar. Algunos de sus acreedores, aprovechando la maquinaria y
el personal especializado, constituyeron la empresa “F. Castro y Cía”, dedicada
a la fabricación de automóviles con motor de explosión. De esta esta
empresa surgiría, en 1904, La Hispano Suiza.
Aquellos
automóviles con motor eléctrico eran silenciosos y fáciles de arrancar porque
no era necesaria la incómoda manivela de aquellos otros con motor de
combustión, pero tenían escasa autonomía y una velocidad máxima reducida,
apenas superaban los 30 km/h. Por estos
y otros motivos pronto llegó su declive en beneficio de los propulsados por
motores alimentados por gasolina. A todo esto se añadió el machismo de la época:
“Para ciertos sectores de la población
el coche eléctrico carecía de virilidad. No era lo suficientemente potente, era
demasiado silencioso y por encima de todo era muy apreciado por las mujeres. En
una sociedad machista como la de la época, el motor térmico con sus ruidos y sus
escapes humeantes se veía como algo más impresionante y exclusivo. De hecho su
complejidad mecánica hacía que las mujeres quedaran excluidas en las tarea de
reparación y convertía al motor de combustión en un objeto decididamente
masculino”.
La historia
del automóvil eléctrico a los largo del siglo XX se ha catalogado como una sucesión de
oportunidades perdidas e intentos fallidos. Después de su excelente desarrollo
industrial y unas perspectivas de futuro envidiables, los fabricantes lo
dejaron de lado en beneficio del
automóvil con motor de combustión interna.
Parece ser
que nuevas generaciones de aquellos pioneros del siglo XIX llegarán a la edad
adulta en el siglo XXI. Estamos viendo como resurge el automóvil eléctrico. Se
empieza a escribir una nueva página de la historia del automóvil.
Próxima publicación: UNA AUTOESCUELA EN EL SIGLO XIX.