¿Sabes qué es? ¿Se puede evitar?
El efecto acordeón se podría definir como la relación
que se establece entre un vehículo que reduce su velocidad y los que le siguen.
Se produce cuando la circulación es densa. Los matemáticos/as dicen que puede
evitarse, pero que la solución es cara.
¿Quién no ha vivido una
retención en una carretera o en una autopista? Y quién no se ha preguntado: ¿por
qué es imposible avanzar, si no es de forma intermitente, aunque, en el
horizonte, no se vislumbren peajes ni accidentes, ni causa visible que lo impida?
La
Sociedad Matemática de Flujo de Tráfico, de la universidad de Nagoya, en Japón,
realizó un experimento para explicarlo. Situaron 22 vehículos en una pista circular de un solo
carril de 230 metros. En un principio todos circulan a velocidad constante, pero
a los pocos segundos y sin motivo aparente uno de ellos aminora la velocidad y
los que le siguen tardan en hacerlo, por lo que reducen considerablemente la
distancia entre unos y otros, hasta que la distancia es tan pequeña que uno de
ellos se detiene para no colisionar, y los que le siguen también.
Este sencillo y simple
experimento explica que, tras una detención o un frenazo, la circulación
se reanuda con más retraso cuanto más atrás se esté en la fila.
Tras arrancar el primer coche, el segundo tarda 1 segundo en hacerlo,
el tercero, suma otro segundo al anterior (1 + 1) y así sucesivamente
hasta que arranca el último.
El efecto visual es que
la fila de vehículos se estira como un acordeón. En una fila de 2.000
coches, por ejemplo que ocuparan de 12 a
14 kilómetros de largo, el último vehículo tardaría en arrancar alrededor
de 30 minutos con respecto al primero.
Mantener la adecuada distancia de seguridad con otros automóviles permite aminorar la velocidad sin frenazos y evitar el efecto acordeón. Esperar al último instante para frenar y si el que nos sigue no guarda la distancia de seguridad provocaremos accidentes por alcance; también dar toques al freno a cada momento, alarmará a los conductores que nos sigan.
Si a lo lejos
divisa un problema, levante el pie del acelerador y pierda velocidad
suavemente no está de más avisar al resto de conductores con algún
toque de freno.
Está más que verificado
que se puede generar un atasco en ausencia de un cuello de botella y que su aparición
es un fenómeno colectivo.
Por otro lado hemos de tener en cuenta que la disparidad de velocidades propicia el efecto acordeón, mientras que una velocidad homogénea de los vehículos que comparten la vía aumenta la fluidez.
No podemos terminar este
artículo sin decir que los atascos tienen diversas causas que los provocan, por
ejemplo cuando el volumen de tráfico es superior a la capacidad que la carretera, la
autovía o la autopista es capaz de soportar. Y tienen
también consecuencias económicas, sociales, logísticas, sanitarias y medioambientales.
En la
historia del tráfico se han dado atascos dignos de ser recogidos en el Guinnes. Teniendo en cuenta el tiempo de retención así
como los kilómetros de carretera colapsada, el mayor, hasta el momento,
quizá sea el que se produjo en China en agosto de 2010.
“Miles de conductores llevan más de dos semanas retenidos en un gigantesco embotellamiento en el noroeste de Pekín”(ABC).
Pero no a todos les fue mal el histórico atasco. Los avispados vecinos colindantes a los 100 kilómetros de la carretera atascada vieron la oportunidad de hacer su agosto. Circulando por el arcén con sus motocarros iban y venían cargados de agua, cervezas, refrescos y alimentos para vender a los sufridos viajeros.
«Todo es más caro porque se trata de una situación especial». Según publicaba la prensa de aquel día, así se defendía uno de aquellos circunstanciales vendedores ante las protestas de los sufridos conductores, a los que cobra cuatro veces el precio normal
El parque de vehículos en China estaba en pleno crecimiento. En el 2009 se
matricularon 13,5 millones de nuevos turismos y para el año del gran atasco
tenían previsto que aumentara en 15 millones más de coches. Una progresión que
las carreteras chinas eran
incapaces de absorber y al día de hoy, creo que siguen igual.