Leyendo
el artículo del coche autónomo me he acordado de una noticia relacionada
también con la tecnología: un médico robot empieza a tratar a pacientes
en un ambulatorio de China.
La
noticia, distribuida por una agencia china,
venía a decir que un robot equipado con una inteligencia artificial — como
el coche autónomo — ya ha empezado a tratar a pacientes chinos y después que estos le han contado sus
síntomas, el inteligente robot-galeno les ha extendido las correspondientes
recetas. ¡La de cosas que traerá este siglo!
(Publicado
en: www.vozpopuli.com)
Taxistas, autoescuelas
y radares: todo lo que desaparecerá con el coche autónomo
El coche conectado no es aún una realidad, pero la velocidad
a la que evoluciona la tecnología hará que a principios de la década que viene
ya se vean los primeros vehículos sin necesidad de conductor de
forma comercial.
Ya hay varias experiencias piloto en este sentido. Waymo, el
coche de Google, ya circula en modo de pruebas por las calles de Arizona
(Estados Unidos) y los vecinos de Estocolmo cuentan desde hace unas semanas
-también en modo de pruebas- con el primer autobús conducido por una máquina.
Se trata de un avance, el del coche autónomo, que dejará herido
de muerte a parte del ecosistema que actualmente forma parte del coche
tradicional. Es una evolución lógica. En su día desaparecieron los caballos y
los carruajes de las calles tras la llegada del coche propulsado a
motor. Ahora sucederá algo parecido con diferentes elementos del mundo de
las cuatro ruedas.
La nube de datos
incluirá, además de la posición, el estado del seguro del coche, la licencia de
su propietario -si apuesta por el modo de conducción manual o mixto- y el pago
de los correspondientes impuestos.
Taxistas y conductores
de autobús: Muy presionados por el transporte colaborativo y las flotas
de VTC (Vehículos de Transporte con
Conductor), lo estarán más cuando el coche autónomo sea una realidad. Taxistas y chóferes no
serán tan imprescindibles como ahora (Uber ya prueba junto a Volvo vehículos
autónomos en Pittsburg, Estados Unidos). Está por ver el modelo de
negocio que se plantea a futuro, pero no dejaría de ser llamativo que los
taxistas o empresarios de VTC pudiesen hacerse con una licencia sin
estar obligados a conducir.
Autoescuelas y carné de conducir: El sueño de
todo estudiante era hasta no hace mucho sacarse el carné de conducir y
comprarse un coche al cumplir los 18 años. La posibilidad de que el coche se
conduzca solo elimina la primera de las obligaciones. Si bien es complicado que
desaparezcan completamente las autoescuelas, tendrán menos demanda. Se dará la
paradoja de que habrá quien pueda adquirir un coche sin saber conducir ni tener
licencia.
Radares y multas: El coche
autónomo estará conectado a un sistema inteligente en la nube que le
permitirá saber dónde está cada vehículo en todo momento, así como los límites
de la vía por la que transita. De igual forma, el sistema conocerá la velocidad
del vehículo en todo momento. Como ya sucede con el sistema de control
automático de velocidad que existe en prácticamente todos los vehículos nuevos
que salen al mercado, el coche autónomo permitirá configurar la velocidad para
que el coche circule siempre por debajo del máximo establecido en cada vía.
Tampoco tendrá sentido el volante.
En el futuro es
razonable pensar que esa inteligencia global reconocerá dónde existe un paso de
cebra y si hay transeúntes a la espera de cruzarlo, frenando automáticamente
para cederles el paso.
Controles de tráfico: Los controles
de tráfico se verán reducidos drásticamente por lo expuesto
anteriormente. La nube de datos de todos los vehículos incluirá, además de su
posición, el estado del seguro del coche, la licencia de su propietario -si
apuesta por el modo de conducción manual o mixto- y el pago de los
correspondientes impuestos.
Semáforos: En el futuro
es razonable pensar que esa inteligencia global reconocerá dónde existe un paso
de cebra y si hay transeúntes a la espera de cruzarlo, frenando automáticamente
para cederles el paso.
Accidentes de tráfico: Todos los
estudios auguran una reducción drástica de los accidentes de tráfico cuando
el coche autónomo sea una realidad. Su velocidad de respuesta será muy superior
a la de un humano. En el alero queda la polémica: ¿a quién debe dar preferencia
el sistema si hay que elegir entre la vida de dos conductores.
Atascos: El tráfico gestionado
de forma global permitirá reducir la congestión en las grandes ciudades, aunque
hay que tener en cuenta que habrá vehículos que nunca estarán aparcados. Es el
caso de aquellos que se destinen al transporte de personas (VTC,
autobuses o taxis), que realizarán cada trayecto o carrera enlazando unos
viajeros con otros, sin necesidad de aparcar salvo para repostar.