lunes, 19 de agosto de 2019

¿ALGUIEN NOS ENGAÑA CON EL DIESEL?


Parte del proletariado de finales del XIX y principios del XX utilizaba la bicicleta para sus desplazamientos.

En 1897 Ramón Casas, pintor barcelonés, famoso por sus retratos, caricaturas y pinturas de la aquella minoría social, económica, política e intelectual de Barcelona, pintó un cuadro donde se ve a él y a su amigo Pere Romeu pedaleando en un tándem. 

El cuadro colgó de una de las paredes  de la cervecería de su amigo Romeu  “Els Quatre  Gats”. Este local se convirtió en el cuartel general de la vanguardia artística de la ciudad Condal. Un  muy joven Pablo Picasso hizo su primera exposición en este bar.



Pero llegó el progreso y el tándem de la bicicleta fue sustituido por el de un automóvil con los mismos personajes.


El uso de la bicicleta empezó a decaer con la aparición del automóvil, y pronto llegó su abaratamiento. Poco tiempo después se convirtió en el medio de transporte de la clase trabajadora. A esto ayudó el hecho de que los hijos de los  miembros de los clubes  ciclistas se pasaron al automóvil.  La bicicleta empezaron a considerarla como algo impropio para su estatus social y económico. Adquirió matices políticos. La burguesía urbana decía de ella  que era un vehículo más apropiado  a la clase trabajadora y se empezó a relacionar con el socialismo y el anarquismo. Se convirtió en un una parte consustancial al proletariado de la época.



 Estamos a punto de finalizar la primera década del siglo XXI. Parte del proletariado actual está compuesto por albañiles y fontaneros de furgoneta con escalera en la baca, marchantes de mercadillos y comerciales a comisión con muchas horas en la carretera, autónomos del transporte ligero, gente que tiene en su automóvil una herramienta de trabajo, jornaleros del campo, padres que viven en el extrarradio de las ciudades, jóvenes con contratos basura  que no disponen de un pequeño y precioso ático en la almendra de cualquier ciudad para ir a la oficina tiesos, tensos, rígidos, estirados y erguidos encima de un patinete eléctrico. Este nuevo proletariado o alguien de su familia tiene un automóvil con motorización diesel. Y lo seguirá teniendo mientras pueda porque el tan cacareado coche electro no está a su alcance.

A este proletariado del siglo XXI le es más difícil cada día cambiar de coche. En su día se compró un diésel porque el combustible utilizado era el más asequible a sus menguadas economías. Pero llegó el escándalo del Dieselgate y  buena parte de los políticos y algunos entes mercantiles, ayudados por algún sector de la prensa han visto la ocasión para lanzar continuas campañas propagandísticas a favor de la movilidad eléctrica y en contra del diésel. Este populismo energético, como algunos lo llaman, ha emergido  con fuerza para declarar la muerte al coche diésel. Y esto afecta a unos cuantos millones de conductores españoles, mayoritariamente proletarios del siglo XXI.

 De la noche a la mañana, les han hecho sentirse sucios, antiecológicos y culpables de la contaminación de las grandes ciudades.

En un pispas, como si de un truco de magia se tratara, se les expulsa de los centros urbanos, se les aumenta el precio  del combustible que utilizan y hacen que se desplome el valor de reventa de sus vehículos hasta dejarlos sin cotización alguna. En definitiva, el automóvil con motorización diésel ha pasado de ser el coche que todo el mundo quería tener a ser el apestado de la carretera.

Hoy día, el mensaje que nos llega nos dice  que  lo correcto, lo ecológico, lo progre es sustituir nuestro coche de combustión interna, especialmente si es diesel, por uno eléctrico, porque más pronto que tarde prohibirán su circulación.

Sin embargo hay expertos que se alejan de esta visión, digamos que oficial e interesada, de los coches con motor de combustión interna y nos cuentas cosas interesantes. Son los expertos de la Asociación Española de Profesionales de la Automoción (ASEPA). Han presentado el estudio “Los motores de combustión contra la crisis climática”. En él se hacen afirmaciones más que interesantes y señalan a las mecánicas actuales de combustión como posible solución al problema global de la contaminación.

Piensen, amigos y amigas, que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Piensen que los motores eléctricos y las baterías no son nuevo. “En Navidad de  1898 apareció en París el primer coche eléctrico, y un mes más tarde ya paseaban más de cien las calles de la gran ciudad” (Diario de Córdoba, 1900).



Tampoco son limpios y, en general, no están libres de problemas.
Las prohibiciones, motivadas por un diagnóstico deficiente de la situación, no ayudarán en absoluto  ni para mejorar la calidad del aire ni para mitigar el calentamiento global. Al menos es lo que nos dicen estos expertos.

Afirman también que el primer gran problema es que el motor eléctrico no usa una fuente de energía sino un vector energético. Esto es, electricidad, que no existe como fuente y no se puede acumular en grandes cantidades; tiene que generarse cuando se consume.


El segundo gran problema, siguen señalando,  es que no estamos hablando de TICs (Tecnologías de Información y Comunicación), estamos hablando de masa, energía, potencia y el segundo principio de la termodinámica.

A pesar de todo es una evidencia que las fuente oficiales y/o interesadas no nos cuentan los claros y evidente inconvenientes de los coches con motores eléctricos: la contaminación encubierta que producen, un largo reabastecimiento, una menor vida útil del vehículo, un desorbitado precio de materias primas y, según Amnistía Internacional, un claro incumplimiento de los derechos humanos en la extracción de uno de los componentes de sus baterías.

Esta Organización ha llegado a afirmar que la producción de baterías para estos coches lleva consigo un alto nivel de explotación humana y contaminación en los países donde se fabrican.

Las materias primas para su fabricación como son níquel, cobalto, cobre manganeso parece que están alcanzando precios desorbitantes. El aprovisionamiento de cobalto es otro problema. Este mineral se extrae principalmente en la República Democrática del Congo, donde se incumplen los derechos humanos a través del trabajo infantil y falta de seguridad en las minas.

Las nuevas regulaciones  obligan a que los motores de combustión que se comercializan en la actualidad sean los más limpios de la historia. De ahí  que  “Un motor Diésel Euro 6d Temp moderno puede limpiar el aire de partículas y esmog (niebla contaminante) en países muy contaminados o durante episodios graves de contaminación”. Pero se le da poco divulgación a estudios como este.

La tecnología está disponible y la investigación en curso para permitir que los MCI de próxima generación actúen como aspiradores de contaminantes en el aire de las grandes ciudades. Esto es algo que, definitivamente, los motores eléctricos con baterías no pueden hacer”.

En mi modestísima opinión alguien  nos miente con esto del diesel y del coche eléctrico.

Las verdades a medias conforman una gran mentira y, visto lo visto y leído lo que se publica, me pregunto: ¿quién nos engaña? ¿Por qué nos engaña?


domingo, 4 de agosto de 2019

LA PROVINCIA DE CÁDIZ CUENTA CON SOLO 17 EXAMINA-DORES DE TRÁFICO PARA 12.000 ALUMNOS


Nada más y nada menos que 12.000 alumnos en espera de ser examinador. Por eso este pasado dia 2 de agosto, alrededor de trescientos vehículos de autoescuela han circulado en caravana por las calles de Cádiz para exigir más examinadores

La situación de Cádiz es extrapolable a Málaga, Sevilla , Granada y muchas otras provincias españolas. Hace pocos días eran las autoescuelas catalanas las que se manifestaban protestando por lo mismo. No es un problema puntual de verano, es un problema estructural que los distintos mandamases de la DGT no han sabido solucionar desde que asumieron las competencias de la formación y evaluación de los aspirantes a conductor. De esto hace ya medio siglo.




Hace un par de años, en Cádiz, había 37 examinadores pero al no suplirse las jubilaciones, se ha acabado por perder 20 puestos de trabajo. Una protesta que han escenificado con una caravana coches de autoescuela que ha recorrido la avenida principal de Cádiz hasta la Subdelegación de Gobierno en Cádiz.

El el colectivo de autoescuelas afectadas considera que “la ciudadanía tiene derecho a recibir el servicio público por el que paga por adelantado la correspondiente tasa”, y que las escuelas de conductores “tienen el derecho a poder trabajar”.

¿Pasaría esto de estar externalizados los exámenes?