Las glorietas, como a estas alturas todos
sabemos, son también conocidas como intersecciones giratorias. Hay quien las
llama rotondas. También he oído a conductores, hablando coloquialmente,
llamarle “redonda”.
Si le echamos una ojeada al Diccionario de la RAE, veremos que de glorieta
dice en su acepción 3: Plaza donde desembocan por lo cocomún varias
calles o alamedas. De rotonda, en su acepción 2: Plaza
circular. Y de redonda, que en definitiva es un adjetivo, dice: De forma circular o semejante a ella.
¿Qué importa la semántica, si todos los conductores
supieran utilizar correctamente esta parte de la vía?
Las glorietas, como muy bien sabe la gente de
autoescuelas, son un tipo de intersección con una geometría especial que se deriva
de la forma en que se comunican los tramos que confluyen en ella, al hacerlos a
través de una calzada anular en la que se establece una circulación giratoria
en un solo sentido alrededor de un obstáculo central.
La verdad es que se han
vertido ríos de tinta sobre las rotondas y, en la segunda década del siglo XXI,
parece ser que éstas intersecciones giratorias sigue dando motivos para seguir
escribiendo porque, al parecer, sigue habiendo dudas sobre cómo circular por
ellas. Al menos esto es lo que se deduce después de que La Dirección General de
Tráfico ha decidido publicar, en la revista Tráfico
y Seguridad Vial numero 228, Septiembre-Octubre de 2014, unos gráficos para recordar a los conductores
las maniobras que no son correctas en las rotondas. Esta decisión no es del
siglo pasado, sino del pasado mes de octubre. Después de esta
publicación, ¿habría que decir aquello de: “Roma
locuta, causa finita est”? Roma (en este caso la DGT) se pronuncia, la
causa se ha acabado… ¿o no? A propósito de esta interrogación, nos viene a la
memoria aquel funcionario examinador de tráfico de Pontevedra que fue
expedientado por
utilizar un criterio diferente al que tenían sus
superiores sobre el uso de etas intersecciones. Por cierto, este funcionario
tiene escrito un interesante libro sobre el tema: “Apuntes sobre glorietas”.
Pero antes de pasar a los gráficos de la DGT, y
ya que estamos en un blogs de historias, recordemos algo de la historia de las
glorietas.
Las primeras rotondas
aparecieron antes de que el automóvil se generalizase. En casi todas las
grandes ciudades europeas de finales del siglo XIX ya existían problemas de
saturación del tráfico debidos a la enorme cantidad de vehículos que circulaban.
El ejemplo, por antonomasia, era París. Según E. HÉNARD, en esta ciudad se contabilizaban en 1906 los siguientes
vehículos: 9.619 coches particulares, 15.775 vehículos de carga de tracción
animal, 2.572 coches públicos (como “omnibuses” o tranvías), 33.500 coches de todo
tipo destinados al comercio y 4.077 automóviles, además de los aproximadamente 165.800
velocípedos, carretas de mano y otros tipos de vehículos con influencia sobre
el tráfico. A todo este potencial de vehículos en circulación hay que añadir
aquellos provenientes de las afueras, resto de provincias o del extranjero,
cuyo recuento parece imposible.
Aunque hay quien atribuye a ingenieros
ingleses la concepción por primera vez de una solución en forma de intersección
giratoria, parece que éste mérito se debe al arquitecto francés (anteriormente
citado) Eugène Hénard (1849-1923), quién trabajando en el servicio de
arquitectura de la ciudad de París, proyectó las primeras glorietas urbanas. En
verdad que a los ingenieros ingleses hay que atribuirles, años más tarde, lo de dar la prioridad a los que circulan por
la calzada anular. Fue un cambio significativo e innovador que solucionó los
problemas de saturación de las rotondas. Hasta entonces funcionaban con la
regla de prioridad común a cualquier intersección.
En 1907 se establece la circulación giratoria en sentido único en
dos importantes plazas parisinas: la Place de l’Étoile (hoy Plaza Charles de
Gaulle) en torno al Arco del Triunfo y la Plaza de la Nación. Dieciocho años
más tarde, en 1925, aparece la primera rotonda inglesa en Aldwych, en el centro
de Londres, siguiendo los principios enunciados por Eugène Hénard. En 1966 se implanta
en Gran Bretaña la prioridad de los vehículos de dentro del anillo.
Francia siguió los pasos de Inglaterra en 1984 y España en la década de los
noventa.
La popularización de las rotondas acontecida
en Europa y debida sobre todo al gran éxito de este tipo de intersección en
países como Reino Unido y Francia, no tuvo excesiva repercusión en España durante
la dictadura franquista (1939-1975) y las pocas rotondas que datan de esa época
son adecuaciones de intersecciones urbanas que ya disponían de un monumento u
otro tipo de obstáculo central o plaza en las que era obligado el sentido
giratorio.
El primer intento de introducir este tipo de
intersección en nuestro país data de 1974, fecha en la que la 5ª Jefatura
Regional de Carreteras redacta el estudio de la Red Arterial Metropolitana (en
Cataluña) en el que se plantean cerca de 50 rotondas todavía de dimensiones considerables
(siguiendo el criterio de trenzado), que, finalmente, no se llegaron a construir.
La primera glorieta española regida por la
prioridad del anillo se construye en Palmanova (Mallorca) en 1976 ya dentro del
periodo de la transición democrática. Desde entonces la implantación de este
tipo de intersecciones ha tenido un éxito creciente, más aún desde la instauración
generalizada en todo el territorio español de la regla de prioridad del anillo,
en 1990. Han transcurrido muchos años desde estas fechas y la DGT considera que
sigue habiendo conductores que no saben
circular por este tramo de la vía. La circulación en las rotondas es una de las
cuestiones viales que más dudas genera a los conductores. De ahí que la DGT haya
publicado estos cuatro gráficos
LA CIRCULACIÓN POR LAS GLORIETAS
EN CUATRO GRÁFICOS DE LA DGT