domingo, 2 de noviembre de 2014

A VUELTAS CON LAS GLORIETAS

Las glorietas, como a estas alturas todos sabemos, son también conocidas como intersecciones giratorias. Hay quien las llama rotondas. También he oído a conductores, hablando coloquialmente, llamarle “redonda”.
Si le echamos una ojeada al Diccionario de la RAE, veremos que de glorieta dice en su acepción 3: Plaza donde desembocan por lo cocomún varias calles o alamedas. De rotonda, en su acepción 2: Plaza circular. Y de redonda, que en definitiva es un adjetivo, dice: De forma circular o semejante a ella.

¿Qué importa la semántica, si todos los conductores supieran utilizar correctamente esta parte de la vía?

Las glorietas, como muy bien sabe la gente de autoescuelas, son un tipo de intersección con una geometría especial que se deriva de la forma en que se comunican los tramos que confluyen en ella, al hacerlos a través de una calzada anular en la que se establece una circulación giratoria en un solo sentido alrededor de un obstáculo central.


La verdad es que se han vertido ríos de tinta sobre las rotondas y, en la segunda década del siglo XXI, parece ser que éstas intersecciones giratorias sigue dando motivos para seguir escribiendo porque, al parecer, sigue habiendo dudas sobre cómo circular por ellas. Al menos esto es lo que se deduce después de que La Dirección General de Tráfico  ha decidido publicar, en la revista Tráfico y Seguridad Vial numero 228, Septiembre-Octubre de 2014,  unos gráficos para recordar a los conductores las maniobras que no son correctas en las rotondas. Esta decisión no es del siglo pasado, sino del pasado mes de octubre. Después de esta publicación, ¿habría que decir aquello de: “Roma locuta, causa finita est”? Roma (en este caso la DGT) se pronuncia, la causa se ha acabado… ¿o no? A propósito de esta interrogación, nos viene a la memoria aquel funcionario examinador de tráfico de Pontevedra que fue expedientado por utilizar un criterio diferente al que tenían sus superiores sobre el uso de etas intersecciones. Por cierto, este funcionario tiene escrito un interesante libro sobre el tema: “Apuntes sobre glorietas”.

Pero antes de pasar a los gráficos de la DGT, y ya que estamos en un blogs de historias, recordemos algo de la historia de las glorietas.

Las primeras rotondas aparecieron antes de que el automóvil se generalizase. En casi todas las grandes ciudades europeas de finales del siglo XIX ya existían problemas de saturación del tráfico debidos a la enorme cantidad de vehículos que circulaban. El ejemplo, por antonomasia, era París. Según E. HÉNARD, en esta ciudad  se contabilizaban en 1906 los siguientes vehículos: 9.619 coches particulares, 15.775 vehículos de carga de tracción animal, 2.572 coches públicos (como “omnibuses” o tranvías), 33.500 coches de todo tipo destinados al comercio y 4.077 automóviles, además de los aproximadamente 165.800 velocípedos, carretas de mano y otros tipos de vehículos con influencia sobre el tráfico. A todo este potencial de vehículos en circulación hay que añadir aquellos provenientes de las afueras, resto de provincias o del extranjero, cuyo recuento parece imposible. 




Aunque hay quien atribuye a ingenieros ingleses la concepción por primera vez de una solución en forma de intersección giratoria, parece que éste mérito se debe al arquitecto francés (anteriormente citado) Eugène Hénard (1849-1923), quién trabajando en el servicio de arquitectura de la ciudad de París, proyectó las primeras glorietas urbanas. En verdad que a los ingenieros ingleses hay que atribuirles, años más tarde,  lo de dar la prioridad a los que circulan por la calzada anular. Fue un cambio significativo e innovador que solucionó los problemas de saturación de las rotondas. Hasta entonces funcionaban con la regla de prioridad común a cualquier intersección.

En 1907 se establece  la circulación giratoria en sentido único en dos importantes plazas parisinas: la Place de l’Étoile (hoy Plaza Charles de Gaulle) en torno al Arco del Triunfo y la Plaza de la Nación. Dieciocho años más tarde, en 1925, aparece la primera rotonda inglesa en Aldwych, en el centro de Londres, siguiendo los principios enunciados por Eugène Hénard. En 1966 se implanta  en Gran Bretaña la prioridad de los vehículos de dentro del anillo. Francia siguió los pasos de Inglaterra en 1984 y España en la década de los noventa.

La popularización de las rotondas acontecida en Europa y debida sobre todo al gran éxito de este tipo de intersección en países como Reino Unido y Francia, no tuvo excesiva repercusión en España durante la dictadura franquista (1939-1975) y las pocas rotondas que datan de esa época son adecuaciones de intersecciones urbanas que ya disponían de un monumento u otro tipo de obstáculo central o plaza en las que era obligado el sentido giratorio.

El primer intento de introducir este tipo de intersección en nuestro país data de 1974, fecha en la que la 5ª Jefatura Regional de Carreteras redacta el estudio de la Red Arterial Metropolitana (en Cataluña) en el que se plantean cerca de 50 rotondas todavía de dimensiones considerables (siguiendo el criterio de trenzado), que, finalmente, no se llegaron a construir.

La primera glorieta española regida por la prioridad del anillo se construye en Palmanova (Mallorca) en 1976 ya dentro del periodo de la transición democrática. Desde entonces la implantación de este tipo de intersecciones ha tenido un éxito creciente, más aún desde la instauración generalizada en todo el territorio español de la regla de prioridad del anillo, en 1990. Han transcurrido muchos años desde estas fechas y la DGT considera que sigue habiendo conductores  que no saben circular por este tramo de la vía. La circulación en las rotondas es una de las cuestiones viales que más dudas genera a los conductores. De ahí que la DGT haya publicado estos cuatro gráficos

LA CIRCULACIÓN POR LAS GLORIETAS EN CUATRO GRÁFICOS DE LA DGT