miércoles, 21 de marzo de 2018

NOSOTROS, LOS CONDUCTORES Y CONDUCTORAS MAYORES DE 65 AÑOS (I)


(I)
En defensa de nosotros, los conductores mayores de 65 años.

 ¡Hay que ver cómo nos atacan algunos!

Yo y, creo que como yo,  una buena parte de los de mi quinta y algunas otras anteriores y posteriores, así como mis antiguos colegas de profesión hemos entrado ya en esa etapa de la vida en la que  los recuerdos son para nosotros más gratificantes y necesarios que los deseos. Quizá por eso vemos la vida  con otra óptica: el pasado, con nostalgia, el presente, con decepción y el devenir, con pesimismo.

Pero no estamos dispuestos a tirar la toalla, al menos yo. Por eso, desde este blog, intento defender aquello que creo justo, y criticar lo que creo injusto. Y es muy injusto, pero que muy injusto, además de falso,  el cartel de “colectivo peligroso” que, desde determinadas esferas, se nos cuelga a los conductores mayores, viejos, ancianos o como quieran llamarnos, que de todo he leído y oído.





 Desafortunadamente, en esta sociedad nuestra del siglo XXI, la vejez y el envejecimiento no están bien vistos ni valorados. Los jóvenes y los de mediana edad, salvo honrosas excepciones, nos consideran amortizados.  

Parece ser, según ellos, que ya hemos dado todo el valor que podíamos dar y nuestro rendimiento es cero. Aunque tamaña falacia no se la creen ni ellos mismos. ¿Quiénes han aguanto el peso de la crisis, por ejemplo? ¿Quiénes, si no, han conseguido salvar económicamente a sus familias — hijos y/o nietos — con una esquelética pensión?

Hace pocos días leía un artículo  en el Confidencial del  joven y brillante periodista Juan Soto Ivars que suscribo de principio a fin. Era a raíz de la última manifestación de jubilados en defensa de las pensiones. Empezaba así: Putos viejos. Los adoro. Hoy siembran las calles españolas de furia… Aprended de esas señoras, economistas, políticos altivos y despreciables. Aprended de esas señoras a las que habéis condenado mil veces a la precariedad o la ruina y que hoy se levantan con sus maridos para exigiros lo que les corresponde y lo que nos corresponde a todos. Aprended de esas señoras que han soportado la carga que les colgasteis cuando los bancos nos estafaron. Aprended de los putos viejos, que han salvado la vida de millones de familias españolas contra viento y mareos. Vosotros, que presumís de cuadrar las cuentas del mismo país que expoliáis, aprended de esas jodidas señoras cómo sobrevivir a la austeridad. Ellos consiguieron salvar a sus familias con una pensión minúscula. Son ellos quienes deberían ocupar los ministerios de economía y hacienda. Ellos, y no vosotros, saben salvar una casa y un país (…).


Y no conformes con atacarnos en nuestras pensiones, dejándolas reducidas a la mínima expresión después de llevar unos cuantos años incrementándolas con ese ridículo y vergonzante 0.25%, ahora nos quieren sacar de las carreteras pregonando a los cuatro vientos que estos putos viejos, conductores mayores de 65 años, somos un colectivo peligroso y de alto riesgo.

¿Que exagero? ¿Que no se lo creen? Pues para muestra, un botón, o mejor, varios botones:

-        “Los mayores de 65 años son un colectivo de alto riesgo en el tráfico”.
-        “Los mayores de 65 años están implicados en el 25% de los accidentes de tráfico”.
-        “A partir de los 65 años se disparan las probabilidades de tener un accidente”.
-        “En 2015 los jubilados protagonizaron el 23,5% de los siniestros, siete puntos porcentuales más que en 2011”.
-      “Las causas más frecuentes son no respetar la prioridad, la velocidad inadecuada, saltarse un stop e ignorar la distancia de seguridad”. ¿Solo son los mayores de 65 años los que comenten estas infracciones?
-      “Cae con su coche por un barranco la anciana que con 84 años se había sacado el carné”.
-      “Conductor despistado con 82 años circula varios kilómetros en dirección contraria”. ¿Cuántos años tienen los conductores “kamikaces”?
-      “ Conductor de 68 años da positivo en alcohol”. ¿Cuántos conductores menores de 65 años dan positivo a diario en alcohol o drogas? 
-      “Conductor con 87 años arrolló a un pelotón de ciclistas”. ¿Por qué es más noticia si el conductor tiene 87 que si tiene 30 años?¿Importa la edad o el hecho?
-      “A partir de los 65 años se disparan las probabilidades de tener un accidente”.
-      “Los mayores tienen problemas con la velocidad, con las prioridades en los cruces y con el uso del cinturón de seguridad”.
-      “El problema de la accidentalidad de este grupo es muy grave y se va a agravar con el paso del tiempo”.

Todos estos párrafos  son titulares o afirmaciones que cualquiera ha podido leer en la prensa digital y/o de papel. Son claros ejemplos de lo que decimos. Nada nos inventamos.

También he oído — quiero recordar que la propuesta partía del entorno de las autoescuelas — que había que obligar a este colectivo a realizar un curso cada cierto tiempo. Muy bien, pero quien lo paga. ¿Por casualidad no habrán pensado que el coste de ese curso se distraiga también de sus mermadas pensiones?

Antes de hacer ciertas propuestas hay que pensarlas. Estoy de acuerdo con el planteamiento de la formación a lo largo de la vida. Siempre será bueno para la seguridad vial, la propia y la de los demás.

Todos, jóvenes, mayores y medio pensionistas, tendemos a sobrevalorarnos como conductores, pero ¿cuántos saben corregir un subviraje o un sobreviraje llegado el momento? ¿Cuántos saben actuar en una frenada de emergencia, de la manera más correcta, cuando su coche dispone de ABS? 

Yo sería el primero en asistir a cualquier curso que me ayudara a mejorar mi conducción. Y no para aprender a corregir esos susodichos incidentes, sino para saber cómo actuar  para que no se produzcan. Sí, en particular, por aquello de más vale prevenir que curar.




Pero permítanme una sugerencia: primero busquen quien los pueda o quiera subvencionar. La DGT, por ejemplo,  podría hacerlo muy bien con parte de esos cientos de  millones de euros que recauda cada año en concepto de multas.

Conseguida la gratuidad de la acción formativa,  convenzan después  al colectivo — tarea nada difícil — de lo conveniente que sería para ellos hacer esos cursos, y dejen que cada uno elija voluntariamente. Nada de imposiciones. Ya hemos tenido suficientes a lo largo de nuestra vida.

Es buena la idea de proporcionar a estos conductores instrumentos que les permitan evaluar su propia ejecución al volante, en diferentes situaciones, y puedan tomar parte activa en la decisión de cuándo deberán dejar de conducir.

Creo que es bueno que nos permitan conducir el tiempo que podamos hacerlo con  seguridad y de manera confortable, y sin que ello suponga una amenaza para nosotros y para los demás.

Dejemos la formación y volvamos a retomar el hilo de la cuestión: los conductores mayores de 65 años.
(continuaremos…)