jueves, 6 de marzo de 2014

SEIS MONJES QUE QUISIERON SER "CHAUFFEURS" EN EL 1906


Allá por el año 1906, seis monjes del Asilo del monte San Bernardo decidieron, y es de suponer que con el permiso de sus superiores, "apuntarse" a una autoescuela. ¿Quién se lo hubiera dicho al santo varón  Bernardo de Menthon cuando fundó el asilo?

Escarbemos un poco en la historia. En la vertiente sur  de Los Alpes, entre el valle italiano de Aosta y el del Alto Ródano en Suiza hay un collado por donde se puede pasar de Suiza a Italia y viciversa.  Dicen de este paso de montaña, situado a 2.473 metros de altura, que hay evidencias de su uso desde la Edad del Bronce. Es el puerto más antiguo a través de los Alpes occidentales. Por allí dicen que pasó Anibal con sus elefantes, aunque esta afirmación  no está exenta de controversia. Los datos facilitados por los historiadores Polibio y Tito Livio son muy imprecisos. Los expertos apuntan hasta seis pasos por donde pudo pasar y entre ellos está el Pequeño San Bernardo.

También se dice que lo atravesó Julio Cesar con cinco legiones. Hay restos supervivientes de una calzada romana. En la época del gran Imperio Romano,  el Gran San Bernardo, que por entonces no se llamaba así, fue un paso bastante frecuentado por donde transitaban principalmente soldados camino de la Galia.


Napoleón lo atravesó, en el 1800,  camino de Italia con 46.000 hombres. Muchos de ellos murieron en el intento.

En fechas más recientes fue el mítico español Federico Martín Bahamontes el que, a lomos de su bicicleta, pasó el primero por ese puerto disputando el Tour de Francia de 1966


El estrecho  camino sobre el Summus Poeninus, como se llamaba entonces, fue ensanchado  por el Emperador Claudius en el año 43. La ruta ya mejorada permitía el paso de los  carros romanos  y se convirtió en un camino imperial. La montaña se renombro “Mons Jovis” en honor a Júpiter. Con el paso del tiempo y no existiendo ya el dominio de Roma,  el tránsito fue disminuyendo. Los pocos que se atrevían a cruzarlo, no solo corrían el riesgo derivado de la dura climatología, sino el de ser atacados por tríbus de la zona.
En el Medievo, a pesar de los continuos ataques de los ladrones a viajeros y peregrinos, el paso recobra algo del protagonismo que tuvo y  Bernardo de Menthon, en el 1045, promueve la construcción de un hospicio en el puerto, gestionado por una congregación de monjes cuya misión era rescatar, ayudar y proteger a los numerosos viajeros, entre ellos, los peregrinos, que recorrían la Via Francigena. 




Auxiliaron  a caminantes fatigados y rescataron a muchos que se habían perdido en las tormentas o que habían sido atrapados por las avalanchas. A la muerte de Bernardo, varias generaciones de monjes siguieron su ejemplo. Entrenaron y se sirvieron durante siglos de los famosos perros San Bernardo en las operaciones de rescate. Con el paso de los años el Monasterio creció y cada año era mayor el número de viajeros rescatados de la nieve y salvados por aquellos monjes. Ya en el siglo XVI, el paso y el Monasterio tomaron el nombre de San Bernardo.


En el 1892, se abrió la carretera transitable actual en la vertiente suiza; la de la vertiente italiana tuvo que esperar hasta el 1905. Y fue al año siguiente cuando seis de aquellos monjes  salen  del Monasterio para desplazarse hasta  Milán con la intención de aprender a conducir automóviles en una Escuela de Chauffeurs. La noticia llega hasta España y alguna prensa de la época lo da a conocer como un hecho noticiable. Esto responde, decía la prensa, a que el legendario Asilo se ha provisto de coches automóviles especialmente construidos para marchar sobre hielo y nieve y que se utilizarán para transportar a los viajeros y excursionistas recogidos en la montaña. Los coches, al parecer, se habían ensayado con resultados excelentes. Era el momento de dar descanso a los famosos perros San Bernardo.