miércoles, 6 de mayo de 2015

EL AUTOMÓVIL Y LA AUTOESCUELA (II)

La prehistoria del automóvil

Es difícil determinar con precisión quien fue el primero que tuvo la idea de construir un automóvil, cuándo la tuvo y cómo surgió. Se sabe  que no fue el resultado del ingenio o del trabajo de un hombre solo, determinado y concreto, sino que surgió de una suma de ideas, de imaginación  y de esfuerzos de muchos hombres a lo largo del tiempo.

A poco que indaguemos sobre historias de inventos veremos  que en los orígenes de cualquiera de ellos hay una fauna humana interesante y variopinta, pero en cualquier caso hay ingenio humano, ideales de progreso y hasta deseos de solucionar problemas a sus semejantes. La Historia del automóvil no constituye ninguna excepción.


“Los carros asolarán los caminos, se desafiarán unos a otros, brillarán como antorchas y correrán como relámpagos”; estas grandilocuentes palabras parece que salieron de la boca de Nathan, profeta que ejerció en la corte del rey David, cien años antes del nacimiento de Cristo. Si el tal Nathan profetizó, como dicen algunos, sobre el funcionamiento de vehículos desconocidos en su época, sobre el impacto que causarían en la gente y sobre el espíritu de competición que tendrían los automóviles del siglo XX y XXI, no cabe la menor duda de que hizo pleno en sus profecías. El artista francés Leandré lo interpretó así en su cuadro “Llegó el automóvil”.



Fueron innumerables los intentos que se fueron acumulando a través del tiempo para resolver el problema de la locomoción hasta llegar al siglo XIV. Se intentaba con el vapor como fuente de potencia o se intentaba con el viento, o se ensayaba con la combinación de diferentes formas,pero en realidad, el automóvil tiene sus inicios con el nacimiento de los motores de vapor, máquinas capaces de convertir la energía producida por la combustión en energía mecánica. Sin embargo las tentativas para conseguir una propulsión o tracción autónoma de un vehículo para no depender necesariamente de la tracción animal, se remontan a mucho antes, incluso al siglo XV. Los mecanismos inventados, hasta llegar a los más prácticos y funcionales  fueron numerosos, muchos de ellos extravagantes, fantasiosos y llevados a limites inimaginables fuera de la mente de aquellos genios. Se puede decir de aquellos vehículos que son la “Prehistoria del Automóvil”.

El vehículo  ideado por Leonardo da Vinci (1495) fue un claro precursor de los vehículos movidos por una fuerza diferente a la tracción animal. Leonardo se adelantó cuatrocientos años a la aparición del primer automóvil de combustión  interna. Fue, probablemente, el primer hombre en pensar en un vehículo autosuficiente. El vehículo no llegó a construirse. Sólo quedaron sus bocetos. Los estudiosos de Leonardo, siguiendo sus trabajos han hecho una réplica a escala que fue presentada en el Museo de la Ciencia de Florencia.




Otro de los precursores fue el vehículo de propulsión a vela, ideado por el holandés SIMO Stevin en 1599 y conocido como “carrus velivorus”. La reputación de este holandés se debió, en su época, principalmente a su pericia en la ingeniería militar y al haber inventado un carruaje o "yate" terrestre impulsado por velas. Vista la demostración de este vehículo ante  el príncipe de Nassau, Mauricio de Orange, lo consideró  como un entretenimiento para sus invitados y cortesanos y prohibió  cualquier aplicación práctica del mismo pensando que tal medio de transporte arruinaría a los arrieros y al sistema de postas basado en los caballos.


Sea como fuere, el intento de obtener una fuerza motriz que sustituyera a los caballos se remonta al siglo XVII. El vapor parecía el sistema más prometedor, pero sólo se logró un cierto éxito a finales del siglo XVIII