lunes, 7 de noviembre de 2016

AQUELLAS AUTOESCUELAS DEL SIGLO PASADO (IX)

De 1960 a 1969

(4ª parte)



Estábamos en pleno otoño de 1967, y el proyecto de ley por el que se transfiere al Ministerio de la Gobernación la declaración de aptitudes técnicas para la conducción de vehículos de  tracción mecánica (exámenes) y la autorización e inspección de las autoescuelas ya había sido sometido a  su aprobación en el pleno de las Cortes. Faltaba cada dia menos tiempo para que los exámenes de conducir  pasaran a ser competencia de la Jefatura Central de Tráfico. 


La transferencia de funciones sería llevada a cabo del modo más eficaz, según se decía. Y durante un período de seis meses el Ministerio de Industria,  al que correspondían hasta la fecha del traspaso esta función,  prestaría su asesoramiento a la Jefatura Central de Tráfico, que había de  ejercerlas  por medio de sus órganos periféricos, las Jefaturas Provinciales.

Por otro lado,  y desde meses antes, los representantes de las autoescuelas venían exigiendo que se modificara aquella disposición que exigía la posesión  del permiso de la clase D +E  para poder ejercer como profesor. Pensaban que los profesores, más que ser profesionales del volante debían  ejercer una misión educativa,  función pedagógica que requiere cierto grado de cultura y de formación específica. El tiempo les ha dado la razón y ahí está la formación que se exige en la actualidad a los profesores de Formación Vial.



Hacia el final de la primavera de 1967  la Jefatura Central de Tráfico tenia preparada la formación de sus futuros examinadores. Pronto empezarían a llevarla a cabo en la Escuela  de Automovilismo de Gétafe.

No todos los funcionarios selecionados para asistir a alguno de aquellos  primeros cursos eran titulares de un permiso de conducir. Tampoco asistió ninguna funcionaria, cosa poco sorprendente por aquellos años.

Tras aquellos cursos iniciales, calificados por algunos de los asistentes de paleolíticos,  los equipos de examinadores se han venido ampliando, aunque siempre de manera insuficiente,  y quienes han solicitado formar parte de ellos en los últimos años han tenido que superar cursos duros e intensos, tanto de selección, como de reciclaje. Aquellos cursos tuvieron lugar en Segovia hasta 1986 y después  se pasaron a Móstoles.






En febrero de 1968, aquellos funcionarios, preparados “ad hoc”,  comenzaron a examinar por toda la geografía española. La prensa   se hizo eco de inmediato de la nueva situación, de sus resultados y de sus efectos y de sus consecuencias.



La puesta en marcha de los exámenes en las diferentes provincias fue, en principio, bastante caótica para todos  y, en especial, catastrófica  para los examinandos.

Las autoescuelas  de Murcia decidieron, como protesta por los cambios, no presentar a ningún alumno a las pruebas el día 1 de febrero de 1968.

En Oviedo estuvieron tres días sin examinar en protesta por la forma de llevar a cabo los exámenes prácticos. La prensa manifestaba: (…) Desde que estos exámenes han pasado a depender directamente de la Jefatura de Tráfico el tanto por ciento de suspensos se ha elevado considerablemente en Oviedo.


 En Bilbao, el primer día de exámenes fueron suspendidos la mayor parte de los aspirantes, aunque no se llegó al extremo de lo ocurrido en Logroño donde no aprobó ninguno de los  que se presentaron.

En Bilbao,  la media de alumnos presentados venía siendo de 140 por día, aprobando unos 130. El primer día que examinaron los funcionarios de Tráfico solo se presentaron 17 a la prueba teórica y 26 a la práctica. El examen total sólo lo superaron 5.



En Barcelona no fueron las cosas mucho mejor. Aquel dia 1 de febrero de 1968, dia lluvioso y desapacible, los funcionarios examinadores hicieron acto de presencia en la montaña de Montjuic, donde estaban ubicadas las pistas de examen. Allí comenzaron  su nueva función: declarar apto o no apto a cualquier aspirante al permiso de conducir. Aquella mañana aprobaron un 24%  de lo presentados, porcentaje bastante bajo comparado con el de los anteriores examinadores de Industria.


 El desbarajuste que el cambio ocasionó el primer día fue bastante considerable y generalizado. Las autoescuelas estaban acostumbradas a que los exámenes de la Delegación de Industria estuvieran terminados cada día a media mañana, y el primer día que examinaban “los de Tráfico”, sus funcionarios seguían calificando pruebas a las dos de la tarde.

Los suspensos en los exámenes de conducir casi estaban creando “alarma social” y, así las cosas, la Jefatura Central de Tráfico decide informar a través de la prensa de los resultados de las pruebas en algunas provincias.

Los aprobados dicen que están entre un  veinticinco y un treinta por ciento de los presentados en las diferentes provincias. En las de  Madrid, Barcelona, Cáceres, Orense, Girona y Palma de Mallorca, el numero de convocados a examen desde el día 1 al día 6 de febrero  fue de 3.454 aspirantes, de los que solamente 888 obtuvieron el permiso, lo que supone un 25,7 por ciento de aprobados.

(Continuará…)


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