En términos generales y según estudios realizados últimamente, las
conductoras españolas son más
inteligentes emocionalmente que los hombres. Forman parte, cuando están al
volante, del grupo de riesgo bajo. Se ven menos implicadas en accidentes de
tráfico y reciben menos multas que los conductores.
Es sabido que la probabilidad de tener un accidente vial se incrementa por
las llamadas conductas de riesgo. Una de estas conductas, que se olvida con frecuencia, es la falta de
control de nuestras propias emociones. Las emociones juegan un papel importante
en el comportamiento de los conductores/as.
La inteligencia
emocional y la seguridad vial son dos elementos que acompañan unidos a los
conductores y conductoras. Dicen los estudios que a mayor inteligencia
emocional, más seguridad vial.
En la mayoría de las ocasiones no somos conscientes de
cómo influyen las emociones en nuestra forma de conducir. Ser consciente de que
las emociones afectan a nuestro modo de conduccir es imprescindible para evitar
accidentes de tráfico.
Se puede
afirmar que las emociones son importantes desde el punto de vista de la
conducta, sobre todo en aquella que tiene que ver con procesos de toma de
decisiones.
Conducir es una actividad psicomotora compleja, en la
que se toman muchas decisiones por minuto, y para que sean seguras debemos ser
conductores y conductoras emocionalmente inteligentes.
La gestión adecuada de nuestras conductas es lo que se llama inteligencia
emocional, término que se ha popularizado en distintos campos durante estos
últimos años.
Ha sido el psicólogo conductual estadounidense Daniel Goleman quien
popularizó el término a partir de la publicación de su libro Emotional intelligence (Inteligencia
emocional, 1995)
Goleman (1995) define la inteligencia emocional como: “la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar
La inteligencia emocional consiste en una serie de
habilidades que pueden ser adquiridas y aumentadas con la práctica constante,
es decir, pueden ser trabajadas y mejoradas para evitarnos riesgos y
consecuencias fatales. La formación de los pre-conductores/as en la autoescuela
brinda una excelente ocasión para trabajar y desarrollar la inteligencia
emocional. Identificar las propias emociones y
regularlas de forma apropiada nos hace mejores conductores/as.
Se podría decir que la inteligencia emocional es esa parte de la
inteligencia que no tiene parámetros de medición. Va más allá de las
habilidades cognitivas y del coeficiente intelectual, y nos brinda más o menos
seguridad, según sea nuestra capacidad de gestión. En otras palabras, la inteligencia
emocional nos avisa si lo mejor es reaccionar visceralmente o detenernos y no
actuar por impulso.
Aristóteles nos dejó dicho: Cualquiera puede
enfadarse, eso es fácil, pero enfadarse con la persona adecuada, al nivel
adecuado, en el momento adecuado, por el motivo adecuado y de la manera
adecuada, no es tan fácil.
Nos dicen que la inteligencia o coeficiente
intelectual parece que predice el 20% de los factores determinantes de éxito;
el 80% restante parece que depende en gran medida de la Inteligencia Emocional.
Nuestras decisiones están inducidas y reforzadas por nuestras emociones y
nuestras creencias.
Un día, por ejemplo, mientras estás conduciendo
reprogramas tu GPS o decides utilizar el móvil para llamar a tu casa y mantienes
una conversación durante unos minutos. Has visto que ni en un caso ni en otro
ha pasado nada. Lo seguirás haciendo hasta que llegue el día en que tengas un accidente.
A partir de aquí, tus creencias ya no serán las mismas.

El estudio sobre emociones, decisiones y
conducción realizado por Prevensis y galardonado con el Premio Seguridad Vial por la patronal del seguro Unespa (2009-2010),
avisa de que, a veces, no somos capaces de controlar nuestras emociones durante
la conducción y que sólo siete de cada cien conductores mantienen un control
emocional correcto y equilibrado al volante.
Las emociones son la parte más instintiva y primitiva de nosotros. Son
respuestas automáticas de nuestro cerebro emocional que guían nuestro comportamiento
sin que, en la mayoría de los casos, seamos conscientes de ello.
En la vida cotidiana, una decisión excesivamente emocional puede tener
graves consecuencias (el pique entre conductores por un adelantamiento u otra
circunstancia cualquiera). Conduciendo nuestro automóvil constantemente estamos
tomando decisiones que, en ocasiones, pueden
marcar nuestra vida y la de otros para siempre.
Según los resultados del estudio citado, un 71.9% de los conductores tienen
un bajo control emocional y en el 16.8% es nulo. Sus oscilaciones entre los diferentes estados emocionales les hacen vulnerables
ante situaciones que pueden desembocar en accidente.
Es archisabido que el factor humano influye de forma importante
en las muertes por accidentes de carretera, sobre todo entre los jóvenes. Las
estadísticas nos dicen que nueve de cada diez son consecuencia de
comportamientos inadecuados o distracciones. Sin embargo, hasta el momento no
hay muchas investigaciones encaminadas a
conocer hasta qué punto las capacidades emocionales pueden afectar a los
accidentes de tráfico.
Muy recientemente, el grupo de investigación Qualiker de la UPV/EHU, en colaboración con la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco han desarrollado una escala para
medir la inteligencia emocional de los jóvenes durante la conducción. Una vez
desarrollado el test, éste ha sido validado con cerca de 600 jóvenes,
El test servirá
para medir la capacidad del conductor/a para prestar atención a las emociones,
comprenderlas y gestionarlas, con la intención de mejorar la seguridad vial.
El cuestionario EMOVIAL, como le
han llamado, mide la inteligencia emocional de las perwonas en tres
dimensiones: la atención que se presta a las emociones durante la conducción,
la comprensión de las emociones que se sienten durante la conducción y, muy especialmente,
la regulación de las emociones durante la conducción para que no lleguen a ser
nocivas y peligrosas.
Según sus autores, las conclusiones extraídas de la investigación
han puesto de manifiesto que las personas con alta inteligencia emocional se
ven menos expuestas a la vida en general. Además, “las
personas que obtuvieron una puntuación alta
mostraban más empatía con los peatones y ciclistas”.
Desde la perspectiva de género, han
manifestado: “demostramos que en esta
franja de edad las mujeres tienen una mayor inteligencia emocional que los
hombres. Y eso tiene una aportación interesante porque sólo en los hombres se
ha encontrado que la primera causa de muerte sea la de los accidentes, pero no
en las mujeres. Las mujeres muestran una conducta media mucho más alta y una
puntuación más alta de inteligencia emocional en EMOVIAL”
Las autoescuelas, en lo sucesivo, pueden
disponer de una herramienta para medir con rigor el impacto de las emociones en
los accidentes y que puede ayudar a mejorar la formación en seguridad vial que imparten en sus
centros.
adecuadamente las
relaciones”.