jueves, 23 de junio de 2016

AQUELLAS AUTOESCUELAS DEL SIGLO PASADO (VIII)

De 1950 a 1959



Los españoles habían dejado atrás los años del hambre, la prolongada miseria de la posguerra, y entran en esa parte de un largo túnel oscuro donde a lo lejos se vislumbra, más que el final del mismo, una tenue luz de esperanza y de mejora.
España inicia un tímido progreso y a pesar  de que muchos españoles pasan todavía hambre, otros,  aquellos que tienen un trabajo y cobran un salario por escaso que sea,  pueden comprar un pan de harina de trigo sin tener que recurrir al estraperlo.
El desarrollo industrial de las ciudades determina en ellas una fuerte demanda de mano de obra que atrae a la población rural, provocando así unas corrientes migratorias hacia los  núcleos urbanos.

En el decenio que nos ocupa, la provincia de Barcelona recibió un 43 % del saldo inmigratorio total, Madrid un 39 %, y el resto de provincias un 18%.

Muchos andaluces emigraban a Cataluña en aquellos  años cincuenta, pero estas oleadas emigratorias tropezaron con el rechazo de las autoridades franquistas catalanas y devolvieron a su tierra a más de quince mil. Sin embargo la emigración no se paró, sino que siguió hasta bien entrada la década de los setenta. Todos en busca de un trabajo que les permitiera vivir con dignidad.


Mientras Franco se afianza en el poder, la década depara múltiples acontecimientos, algunos eran poco importantes y otros de mayor entidad: Galerías Preciados inicia una campaña para promocionar el Día del Padre. Cobega, primera fábrica de Coca-Cola en España, inicia su actividad en Barcelona, aunque  sólo los ricos podían consumirla, su precio de 2 pesetas no estaba al alcance de los pobres que se habían de conformar con la gaseosa que sólo costaba 30 céntimos. Se implanta el Documento nacional de Identidad. Se instalan fábricas de automóviles, se reaviva el comercio, la gente trabaja  y quiere olvidar pronto los años del hambre. 

Hacia 1957 comenzaba aquello que algunos llamaban el verano turístico en las Baleares. Aquellos que por entonces se permitían el lujo de hacer turismo, sobre todo los extranjeros, tenían un elevado poder adquisitivo ayudado con el cambio de divisas que casi siempre era a favor de los llegados de más allá de nuestras fronteras. Su capacidad económica era lo suficiente para poder alquilar un taxi en exclusiva para todos los días de su estancia en las islas. Además les sobraba dinero para comer langosta y otros crustáceos prohibitivos para la mayoría de españoles de a pie.

En 1949 se funda con un capital de 600 millones de pesetas  la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT). En el Capital Social participan el Instituto Nacional de Industria (INI)  con el 51%, la empresa italiana FIAT con un 7%, y los bancos Hispano Americano, Urquijo, Bilbao, Vizcaya, Central y Español de Crédito que se reparte el 42% restante a partes iguales. La fábrica se instala en la Zona Franca de Barcelona y en 1953 sale el primer coche de la cadena de montaje, es el modelo 1400 de cinco plazas y cuarenta y cuatro caballos de potencia que alcanzaba una velocidad máxima de 125 km/h. 


Su producción diaria era de 10 unidades. Se construyeron 1.500  de aquel primer modelo. Al año siguiente sale el modelo 1400A y en 1956 se inicia la fabricación de la serie 1400B

Aquellos primeros  automóviles de SEAT costaban 128.675 pesetas, cantidad equivalente a diez años del salario medio de los españoles. El precio de la gasolina era de 6,25 pesetas y el gasoil costaba poco menos de 2 pesetas.




Los primeros automóviles salidos de la cadena de montaje de SEAT eran asequibles sólo para españoles con alto poder adquisitivo, para los organismos oficiales y algunos propietarios de taxis de grandes ciudades. El resto había de conformarse con contemplarlos y desearlos.

Acabado el racionamiento y con la llegada de algunos tímidos aumentos salariales conseguidos por las protestas laborales, el poder adquisitivo de la clase trabajadora empezaba a mejorar, pero todavía quedaba lejos del nivel alcanzado a finales de los años veinte y primeros de los treinta. Los automóviles, incluso los electrodomésticos, seguían estando solamente al alcance de familias pudientes económicamente.

A medida que avanzaba la década, el anhelo de motorizarse de aquellos españoles que habían incrementado su nivel adquisitivo pero que no llegaba a ser suficiente para adquirir un automóvil se satisfacía adquiriendo una motocicleta o un microcoche como el biscuter que era el más conocido de estos vehículos de escasa potencia y dimensiones, de diseño francés, que se fabricó en Sant Adrià de Besòs (Barcelona) entre 1953 y 1960. Pesaba 240 kg y alcanzaba una velocidad de 75 km / h. Las empresas fabricantes de microcoches desaparecieron al irrumpir el Seat 600 y el Renault 4 en el mercado.




La década avanza y cada año que pasa se ven más coches, motos y camiones circulando por calles y carreteras: el mítico Biscúter, el Seat 600, la Vespa, la Lambretta , las Guzzi, el Renault 4-4, el Citroën 2 CV, los camiones Barreiros y un largo ecetera.


El legendario Seat 600, con el que aprendimos a conducir muchos españoles sale de fábrica en junio de 1957 y dejó de hacerlo en 1973.

Con él nació todo un fenómeno social. Ha sido el coche más popular que ha existido en España. Fue el  icono del desarrollo industrial de aquel decenio y del siguiente. Trajo un espejismo de libertad a los nacidos en los años del hambre. Motorizó a muchas generaciones de nuestro país,  lo mismo que ocurrió en Alemania con el Volkswagen o en Estados Unidos con el Ford T.

Era tal el éxito de ventas de Seat que en agosto de 1958 la fabricaba ya comunicaba que una vez solicitado el vehículo y hecho el correspondiente depósito de fianza (20.000 pesetas) tardaría dos o tres años en entregarlo. Hasta cien mil “españolitos” estuvieron en lista de espera y dispuestos a pagar 65.000 pesetas por aquel Seat 600 de unos 700 kilos de tara, de tracción trasera (propulsión), de poco más de 600 cc y una potencia de 21,5 CV que le permitían alcanzar la vertiginosa velocidad de 95 km/h. Dejó de fabricarse en 1973 después de haber vendido unas 800.000 unidades.

Cuando le llegaba el turno al solicitante, después de una paciente y larga espera, no podía elegir color, se había de quedar con el que le tocara en suerte. La Seat, eso sí, pensando que en cada comprador había un mecánico en potencia, le regalaba un juego de herramientas, compuesto nada menos que por  trece piezas, y un manual para salir de cualquier apuro, si llegaba el caso.

Algunos, con poca paciencia para la espera y con posibilidades económicas, accedían al deseado automóvil en el mercado negro (que lo había) pagando hasta un 20% más del precio de fábrica.



  En los dos primeros años de la década se matricularon pocos automóviles, 7.103 en 1950 y 9.419 en 1951. A partir de 1952 se disparan las matriculas y acaba el decenio matriculando 778.426 automóviles. En 1959 pagaron la patente de circulación 849.392 automóviles. Curiosamente en este año, las motocicletas casi doblaban en número a los turismos.

Este acelerado aumento del parque de automóviles hace que se acerquen clientes, futuros conductores, a las autoescuelas para aprender a conducir y obtener el pretendido permiso. Esto explica que en los últimos años de la década, entre 1956  y 1959 se expidieran 918.124 permisos de conducir. Las autoescuelas funcionaban a toda marcha.


Fue en este año de 1959 cuando se crea la Jefatura Central de Tráfico, más tarde Dirección General de Tráfico. También se crea en este mismo año la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Los exámenes de conducir los  realizaban todavía ingenieros de Industria y los permisos eran expedidos por Obras Publicas.


Dadas las circunstancias de la década, las aún escasas autoescuelas, que por cierto aún  dependían de Industria, empezaban a llenarse de aspirantes deseosos de conseguir un permiso para tener un volante o un manillar entre sus manos. A partir de 1956 se disparan las matriculaciones de automóviles, de 67.625 matriculaciones en 1955 se paso a 141.702 en 1956. Así ocurrió  también con la expedición de permisos, de 75.004 permisos expedidos en 1955 se pasó a 178.206 en 1956 y a 224.089 al año siguiente.

Las autoescuelas de los primeros años de la década era pocas las que se publicitaban y aquellas pocas insertaban sus anuncios por lo general en la sección de económicos.





Entre los automóviles utilizados por las “escuelas de chofers” de aquellos años, sobre todo los primeros de la década,  estaban el Citroën B-14 de 11 CV, el Chevrolet de seis cilindros de 1930, el Austin y  alguna, como la autoescuela Auto-Técnica  de Palma de Mallorca enseñaba con el Chenard-Walcker Y-7 y el Y-3. Eran los coches utilizados en los años que siguieron a la guerra civil española, casi todos ellos matriculados a finales de los veinte o principios de los treinta. Todos o casi todos  fueron sustituidos a finales de los cincuenta y principios de los sesenta por otros nuevos y más modernos. El Seat 600, el Renault 4 CV, el Renault Dauphine (conocido como coche de las viudas), el Renault Gordini (conocido con el mismo apelativo) fueron principalmente sus sustitutos y en menor número algún Ford, Fiat o Austin.




Lo poco que había reglamento para el funcionamiento de las “escuelas de chofers”  se recogía en el artículo 281 de aquel vigente Reglamento de Circulación de 1934 y que decía:

Las Escuelas particulares de conductores necesitarán autorización de la Dirección general de Industria para dedicarse a la enseñanza. Su régimen de concesión tendrá por bases generales las condiciones siguientes:

Aquellas condiciones trataba de manera sucinta sobre la enseñanza, locales, material didáctico, inspecciones y tasas correspondientes, suspensión de la autorización, requisitos del profesorado y poca cosa más.

La Escuela se regula, en cada caso, por un Reglamento que redacta el titular de la Escuela y se somete a la aprobación de la Dirección general de Industria, previo informe de la Jefatura de Industria de la demarcación en que desee ejercer y en el que se especifica todo lo referente a profesores, método de enseñanza y material destinado a ella, precios, etc.

 El delegado de Industria  en cada caso y previo estudio del expediente y la correspondiente visita de inspección, denegaba o concedía la solicitud de funcionamiento.
Para ejercer como profesor se exigían los siguientes requisitos:
a) Tener edad comprendida entre veinticinco y sesenta años.
b) Poseer Permiso de Conducción de Primera clase, que no tenga anotaciones desfavorables por accidentes.
c) Poseer un Certificado psicotécnico especial adecuado a la función.

Aquel Código decía también que los Ayuntamientos señalarán un lugar adecuado dentro del casco de la población o no lejano de ésta, en el que puedan dedicarse, en horas fijadas, los que deseen obtener Permiso de Conducción a las prácticas de maniobras. Y esto fue lo que hizo, en septiembre de 1959, la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Zamora cuando acuerda autorizar a don Juan Francisco García para que pueda realizar prácticas con sus alumnos de la Escuela de Conductores, sita en la calle del Obispo Nieto, única y exclusivamente en el Campo de los Cascajos.









Corría la segunda quincena de enero de 1958 y los barceloneses miraban con curiosidad uno de aquellos Seat 600 recien salido de la cadena de  montaje con un conductor duplicado.

 - ¡No podía ser posible, dos volantes y dos conductores! 

Se trataba de un vehículo propiedad del Real Automóvil Club de España, destinado a su futura Escuela de Conducción cuya inauguración estaba próxima. Al parecer, el RACC, en aquellos días, lo había puesto a disposición de los socios que no han conducido desde hace tiempo para que puedan practicar y estar al día en el incesante progreso del automovilismo.

Pero no crean que este coche escuela era el primero y el único. La AUTO-ESCUELA MADRID de Sevilla se había adelantado al RACC y ya hacía tiempo que por las calzadas reconvertidas de la antigua Hispalis circulaba un Fiat 600 con dos volantes.





Con fecha 4 de enero de 1958, el susodicho fiat pasó la correspondiente inspección por reformas en la Delegación de Industria de Sevilla  y fue declarado apto para la enseñanza de la conducción conforme a lo dispuesto en el vigente Código de la Circulación.


Don Vicente Ribelles Puig, que fue administrador principal de la Aduana de Sevilla, fue el primer alumno que obtuvo su permiso de conducir practicando con este vehículo.

A juicio de don Francisco Novela López, ingeniero industrial y don Antonio Moreno Saavedra, ingeniero aeronáutico, aquel Fiat 600 con doble volante era muy práctico, manejable y seguro. Así lo testimoniaron después de haberlo conducido.

El director-titular de la AUTO-ESCUELA MADRID era a la sazón don Vicente Mompin Agustín, perito industrial y autor de algunas obras relacionadas con el automóvil: “Manual del Motor del Automóvil”, “Hágase Vd. Experto Conductor”. 

Quizá porque el doble volante no era obligatorio, su instalación no se extendió mucho y pronto dejaron de verse coches de autoescuela con dos volantes.  





viernes, 17 de junio de 2016

UN GALARDON MÁS PARA LA AGRUPACIÓN DE TRÁFICO DE LA GUARDIA CIVIL



(Publicado en: ABC Motor)

Premio «Seguridad Vial» para la Guardia Civil de Tráfico

Þ   El galardón reconoce su meritoria labor social desarrollada en favor de garantizar la seguridad de los automovilistas y la prevención de los accidentes

La Directora General de Tráfico, María Seguí, fue la encargada de entregar el «Premio Fundación CEA 2016» a la Guardia Civil de Tráfico, que con este galardón ve reconocida su labor a favor de la protección de los automovilistas. El premio fue recogido por el General de División Jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, Benito Salcedo Muñoz.
La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil ha recibido el galardón como reconocimiento a la meritoria labor social, enfocada a garantizar la seguridad de los conductores y la prevención de accidentes de tráfico.

Entre los méritos de la Guardia Civil los organizadores del premio destacan el gran trabajo que viene realizando la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil desde su creación en 1959 tras el «boom automovilístico» en España, y que desarrollan en la actualidad un total de 10.308 Guardias Civiles. Desde sus distintas áreas de trabajo tienen como misión la vigilancia, regulación, auxilio y control del tráfico y transporte de las vías interurbanas con el fin de garantizar la seguridad de la circulación.

La Directora de la DGT, María Seguí agradeció que  Fundación CEA otorgase su premio a la Agrupación y manifestó su reconocimiento a la inteligencia emocional de los agentes de la Agrupación para seguir analizando las causas de los accidentes de tráfico y las medidas de mejora.

El General de División Jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, Benito Salcedo Muñoz quiso agradecer la entrega del premio al patronato de la Fundación CEA y mostró sus satisfacción al tiempo que recordó que «todavía queda mucho trabajo por delante, tal y como revelan los más de 1.000 accidentes mortales con 1.200 fallecidos, y los 4.700 heridos graves en unos 3.500 accidentes graves en 2015». Para Salcedo, este premio viene a afianzar el compromiso del Cuerpo y su intención de «seguir mejorando la seguridad vial y la protección a todos en las carreteras hasta conseguir que los accidentes y sus fatales consecuencias solo sean un triste recuerdo del pasad».

Este premio, que ahora entrega la Fundación CEA, fue creado por el Comisariado Europeo del Automóvil para premiar cada año a personalidades, organismos o entidades con relevantes méritos en el campo de la seguridad vial.


jueves, 9 de junio de 2016

LA DGT PONE EN MARCHA, UNA VEZ MÁS, UNA CAMPAÑA CONTRA EL ALCOHOL Y LA DROGAS


-     Doce de cada cien conductores conduce después de consumir alguna sustancia psicoactiva.
-     Fumar tres porros multiplica por 7 el riesgo de accidentes.

La Dirección General de Tráfico pone en marcha una campaña especial de vigilancia y concienciación sobre el riesgo que supone el consumo de sustancias psicoactivas y la conducción (del 6 al 12 de junio).

Durante esta semana, los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC) intensificarán los controles sobre este factor de riesgo causante de casi un tercio de los accidentes mortales. Para ello, se establecerán diferentes puntos de control en todo tipo de carreteras y a cualquier hora del día, donde se realizarán más de 25.000 pruebas diarias de alcoholemia y drogas a los conductores que circulen por ellas.

Se pondrá especial énfasis en los colectivos policonsumidores, aquellos conductores que se ponen al volante y que consumen habitualmente alcohol y/o drogas.
Con el objetivo de que la campaña se generalice también en las vías urbanas, Tráfico ha invitado a los ayuntamientos de más de 25.000 habitantes para que se sumen a la campaña, con el establecimiento de controles en sus respectivos cascos urbanos.

Con este tipo de campaña se quiere crear una mayor concienciación entre los conductores de que no solamente el alcohol y la conducción es un binomio peligroso, sino que también las drogas y la conducción son en numerosas ocasiones sinónimas de muerte.

En 2015, más de 105.000 conductores, dieron positivo en los controles de alcohol y drogas que los agentes de la ATGC realizaron en vías interurbanas. A estas cifras hay que sumar la de los controles que realizan las distintas policías locales y autonómicas en su ámbito de actuación.
Según la memoria anual del Instituto Nacional de Toxicología, el 39,09% (240) de los 614 conductores fallecidos y analizados por dicho organismo tenían presencia en sangre de alcohol, drogas o psicofármacos. En el caso de los peatones analizados (173), este porcentaje asciende al 40% (69).

El último estudio de prevalencia de consumo de sustancias
psicoactivas elaborado por la DGT durante el año 2013 concluye que conducir después de haber consumido sustancias psicoactivas es un hecho frecuente en España, alcanzando a doce de cada cien conductores.


El alcohol es absorbido rápidamente en sangre y afecta al cuerpo de diferentes maneras tales como reacciones y movimientos más lentos; problemas de coordinación, dificultades de concentración,incremento de la  somnolencia…



Alcohol:  ¿Qué dice la ley?
Vía administrativa: La Ley de Seguridad fija las tasas máximas de alcohol permitidas para los conductores. Así como la prohibición de conducir con presencia de drogas en el organismo. A continuación tabla sobre tasas máximas de alcohol permitidas para conducir.

Tasas máximas del alcohol permitidas para conducir

 Vía penal: El capítulo IV del Código Penal tipifica los delitos contra la seguridad del tráfico y establece las siguientes penas para conducir con exceso de alcohol o bajo la influencia de drogas.


Todos los informes, estudios y estadísticas de las que se disponen sobre alcohol/drogas y conducción llevan a un mismo objetivo que es el de evitar que ciudadanos que hayan ingerido cualquier sustancia psicoactiva se pongan al volante.

La última reforma de la Ley de Seguridad Vial en mayo de 2014 contempla para los conductores reincidentes, tomados como tales aquellos que hubieran sido sancionados en el año inmediatamente anterior por dar positivo a alcohol, la sanción de 1.000€.

Esta misma sanción de 1.000€ se aplica también a aquellos conductores que circulen con una tasa que supere el doble de la permitida.

En el caso de las drogas, la ley prohíbe conducir con presencia de drogas en el organismo del conductor, quedando excluidas las sustancias que se utilicen bajo prescripción facultativa y con una finalidad terapéutica.
Esta infracción catalogada como muy grave está castigada con una sanción de 1.000 € y la retirada de 6 puntos.


Fuente: Nota de prensa del Ministerio del Interior. Dirección General de Tráfico

viernes, 3 de junio de 2016

LA DESPOBLACIÓN Y LA CRISIS ACECHAN A LAS AUTOESCUELAS SORIANAS


(Publicado en el Diario de Soria)
La despoblación y la crisis acechan a las autoescuelas
La situación es comprometida y entre las medidas a adoptar figura una reestructuración del sector y la colaboración asociativa. El sector de las autoescuelas en la provincia de Soria está en una situación «limite», según admite su presidente, Andoni Martín.

El profesional de la educación vial cita cuatro motivos como las principales causas del delicado estado por el que atraviesan las empresas de este sector que ven cómo el número de permisos de conducir se desploma desde el año 2008, cuando se registró la cifra más alta, con 1.712 carnets, frente a los 949 de 2014 y los 1.006 de 2015, según datos facilitados a este periódico por la Subdelegación del Gobierno.

«El descenso es bastante notable», reflexiona Martín, quien equipara la caída provincial con el descenso nacional, donde llega incluso al 52%. En el caso local, el desplome se cifra en un 41,2% al comparar las cifras del ejercicio del inicio de la crisis con 2015 y un 44,5% con respecto a 2014, y eso que en 2015 hubo un ligero repunto, ya que se expidieron 1.006 permisos.

Pese a este reducido aumento, para Martín el sector de la educación vial en la provincia, donde trabajan 16 autoescuelas, «está en crisis». Entre las causas, este profesional cita, además de la recesión económica, el descenso demográfico, el retorno de los inmigrantes y la competencia ya que la pérdida de empleo en los centros ha provocado la apertura de nuevos negocios. «La despoblación y la pérdida de jóvenes en la provincia» limitan el mercado para las autoescuelas, que, según relató Martín, también sufre la reducción de clientes por la merma de ciudadanos inmigrantes, que además de ser jóvenes pueden tener descendencia.
La incidencia poblacional en la contabilidad de las autoescuelas es indisimulable, pero como apuntó el presidente de las autoescuelas sorianas no es el único factor. En este sentido, explica que «paradójicamente», en estos años en los que se expiden menos carnets «hay más puertas de negocios» abiertas como consecuencia de que trabajadores del sector que han perdido el empleo han optado por constituir su propio negocio al quedarse en paro.
«La atomización del sector es brutal», afirma Martín, quien mostró su preocupación por la calidad que puedan recibir los aspirantes a aprender a conducir y los que quieren obtener el permiso de conducir. «Este incremento de negocios puede llevar a que pueda haber un déficit en la formación que se imparte en el sector y puede comprometer impartir una educación vial de calidad y es que si una persona recibe mejor formación podrá ser un mejor conductor, lo cual es muy importante», remarcó el representante del sector en la provincia.

En este escenario, Martín reconoció que, aunque existen problemas que se escapan a la asociación y el control directo de las empresas, sí cree conveniente «analizar todo correctamente para lograr un diagnóstico lo más preciso posible y poner un tratamiento adecuado, no es sencillo pero es conveniente plantearse una reestructuración si queremos mantener los estándares de calidad».
Esta reflexión es posterior a medidas adoptadas de manera individual por los profesionales del sector que tienen libertad para fijar sus honorarios, salvo las tasas obligatorias, que son iguales en todas las autoescuelas.

«Los ajustes de precios se han ido haciendo, las características de los centros no son iguales y algunos pueden afrontar esta situación mejor que otros», explicó Martín, quien añadió que «cada uno debe ajustar como mejor lo pueda hacer».
El presidente de las autoescuelas sorianas afirmó que la competencia entre los centros es una realidad constatada que en otras provincias incluso ha terminado en sanciones económicas por ciertas prácticas dudosas por pactos de precios.

Al margen de la reconversión que se puede aplicar en este sector que en la última década expide menos de dos permisos de conducir cada día, el representante de las autoescuelas sorianas también sugirió que los profesionales del sector apuesten por el asociacionismo porque «resulta más sencillo establecer canales de comunicación ante una problemática común para todas las autoescuelas que posibilite luchar en conjunto, es necesario mentalizarse y colaborar».

También solicitó el compromiso de la administración a fin de garantizar poder realizar exámenes en un tiempo coherente, aunque en la provincia de Soria, según Martín, la cifra de examinadores existentes garantiza que puedan programar pruebas cada semana. En este sentido, Martín afirmó que Soria lidera el ránking de provincias en cuanto a que los exámenes se pueden desarrollar con menor frecuencia de tiempo.